Por Pablo Borla
El recordado cantante -fallecido trágicamente- Facundo Cabral, popularizó una canción de su autoría que tituló “No soy de aquí ni soy de allá” como un homenaje a la universalidad de la condición humana, al devenir de la incertidumbre que nos caracteriza, y al hogar que llevamos con nosotros, estemos en donde estuviéramos.
Claro que esta es una postura filosófica y profundamente poética, que nos invita a la reflexión y no se degrada a la condición de mera excusa electoral para poder ser candidato a una banca que representa al Pueblo de toda una provincia y que definirá consistentemente parte de nuestro destino: qué es lo que somos, lo que queremos; cuáles son nuestras prioridades y necesidades -muchas postergadas centenariamente- y, en suma, qué es lo que contribuirá a ser más felices y plenos, progresando y prosperando.
La justicia electoral convalidó la candidatura a diputada nacional por Salta de Inés Liendo, ya que presentó un domicilio en nuestra Provincia, lo que la avala, pero ello no significa que resida aquí. Forma parte de una empresa con un local en Salta, según trascendió, pero esto no garantiza su contacto con la realidad de la Provincia, sino en el mejor de los casos, de su capital.
Un diario local, al presentarla, la definió como una persona “con amplia militancia en el PRO salteño, donde fundó la agrupación PRO Libertad...”. Pero uno de sus propietarios adhiere a ese espacio político, lo que hace que algunos mal pensados duden de la objetividad de la afirmación.
Como sea, esa amplia militancia, si ha existido, se caracterizó por un perfil bajísimo o trascendió muy poco, quizás por estar acotada a un sector poderoso pero minoritario.
Nacida en Salta, en el seno de una caracterizada familia de la alcurnia norteña, transcurrió en el terruño su niñez y adolescencia, hasta que sus estudios la hicieron radicarse en Buenos Aires. Su residencia principal está en el barrio de la Recoleta y vota allí, en una mesa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el Instituto Vocacional Argentino. No puede votarse a sí misma.
Es dirigente de la Unión Republicana, un partido menor de centro derecha que constituye un espacio de políticas casi fundamentalistas, que recuerdan a Jair Bolsonaro y al Vox español y que está avalado por el ala más identificada con la derecha en el PRO -o sea la derecha de la derecha- como Patricia Bullrich y Miguel Pichetto.
Liberales en lo económico y conservadores en lo político, representan esa alquimia extraña que se referencia en las derechas de los principales países capitalistas, pero no se identifica plenamente con la defensa de los derechos ciudadanos, a excepción de aquellos que se ejercen para impedir que el Estado privilegie los intereses colectivos a los individuales. Se proclaman en su sitio oficial como “defensores de la vida” y tras el extenso debate sostenido en Argentina acerca de la despenalización del aborto sabemos bien lo que esa consigna significa.
En el “Ideario” de su web oficial, la Unión Republicana expresa que “Confiamos en el sistema republicano de gobierno como el único vehículo posible para perseguir la armonía social y la prosperidad”.
Resulta coherente la denominación de “ideario” a un concepto que se torna algo elástico, sobre todo cuando la candidata a formar parte de uno de los Poderes de la República presenta una candidatura en una provincia en donde podrá exhibir domicilio, pero no está radicada, para poder acceder a una banca nacional. También, está en línea con agrupaciones que no tienen empacho en aprovechar las zonas grises de las leyes para sacar ventaja.
Quizás por ello hubo de judicializarse la interna del Frente al que representa, pues se intentó imponer una unidad que, evidentemente, no existía.
En declaraciones públicas, atribuyó su porteñidad a noticias falsas que los competidores -de su propia línea política- difunden para ganar la interna y de paso desviar la atención de los principales problemas de Salta, que enumeró sin incluir en ellos, entre otros, al ancestral sistema de castas existente, que apuesta a políticas conservadoras para que lo importante -lo que realmente afecta a los salteños- no cambie.
Un reconocido publicista me dijo una vez: “En cuanto a materia turística, paisajes hermosos hay en muchos lados. Gente amable, también. Comidas deliciosas, con características locales, seguro. Lo que hace especial a un lugar es como habla su gente: su tonada, sus expresiones. Escucharlos es una manera de entender cómo ven la vida.”
Inés Liendo, en ese sentido, ha perdido la manera de hablar de los salteños. Escucharla remite al habla de los habitantes de los barrios más exclusivos de Buenos Aires, más que a la tonada salteña, cantada y cansina.
¿Será que Cambiemos -el PRO y sus aliados eventuales- no tienen una candidata potable en Salta? Personalmente conozco mujeres y hombres de bien, cuya ideología se identifica con esa fuerza, de vasta trayectoria política, institucional o empresarial en nuestra Provincia, que podrían ser candidatos.
Quizás no son lo suficientemente extremos. O no levantarán pasivamente su mano para aprobar leyes, porque sí residen en Salta y deben retornar a rendir cuentas, lo que la candidata Liendo no se sabe si hará, viviendo a 1.600 Kmts de la provincia cuyo Pueblo representará, según su porteño criterio y convicción.