Alberto Fernández está acostumbrado a estar contra las cuerdas en el ring de Gobierno. No paran de darle dolores de cabeza. No falta mucho para que se decrete el knock out…
Por Natalia Aguiar
El presidente está acorralado por la situación económica y ahora tres ministros dejan el gabinete. Hoy lunes se dará a conocer el nombre de quien reemplazará a Elizabeth Gómez Alcorta, ex Ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, que se despidió con una dura carta ante la actuación de las fuerzas federales en el conflicto mapuche de la Patagonia.
Se van también Juan Zabaleta del ministerio de Desarrollo Social y Claudio Moroni de la cartera de Trabajo. Pese a diferentes tornados políticos, Alberto no quiso hasta ahora modificar el Gabinete, pero la realidad lo obliga en medio de una interna en la coalición de gobierno.
En el caso de Gómez Alcorta, es factible que Fernández se incline por la actual secretaria del ministerio, María “Marita” Perceval, para reemplazar a la ministra disidente. Es que la ex senadora mendocina es una mujer de confianza de Cristina.
El martes, tras el fin de semana extra large, el presidente viajará a San Martín de los Andes, en Neuquén, para inaugurar un hospital junto a la ministra de Salud, Carla Vizzotti, la única mujer que queda en el Gabinete luego de la renuncia de Gómez Alcorta. La presencia de Fernández en tierra donde se desplazan los conflictos mapuches obligará a reforzar la seguridad presidencial, mientras las fuerzas federales se despliegan en la zona de Villa Mascardi, cerca de Bariloche.
Por otro lado, un amigo cercano del Presidente, el Ministro de Trabajo, Claudio Moroni, deja el Gabinete por razones de índole personal. Fue una decisión familiar que su amigo, el presidente, conoce en detalle.
Moroni viene de días laborales muy difíciles con la conflictividad creciendo y con el caso de los neumáticos que convirtió a la Argentina en un modelo a no seguir, al igual que lo que ocurre con el gremio de camioneros, en el que Pablo Moyano ya advirtió que “el paro de los del neumático va a ser un poroto con las medidas que vamos a tomar”, y los tantos otros conflictos latentes en un país que terminará el año con récord de piquetes a nivel nacional.
De la salida del ministro solo falta definir la fecha y el reemplazo, pero la decisión por parte de Moroni y su familia está tomada.
A las salidas de Gómez Alcorta y Moroni se suman la de Juan Zabaleta, del Ministerio de Desarrollo Social. Regresa a Hurlingham como intendente, donde planea enfrentarse al proyecto camporista de empoderarse de todo. “Debe volver a defender el territorio y no será el único. Tiene dificultades con La Cámpora en su distrito. Están tomando decisiones que no tienen direccionamiento ni conducción y hay dificultad de gestión de cara a lo que viene”, justificó la decisión un hombre cercano al hasta ahora ministro. Por estos días, su distrito está liderado por Damián Selci, un dirigente camporista, que ya anticipó a propios y ajenos su intención de quedarse al frente del distrito en 2023.
Esta situación que provoca la Cámpora, hará que también Jorge Ferraresi, actual ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, y Gabriel Katopodis, ministro de Obras Públicas, quieran volver a Avellaneda y a San Martín. Todos ya hablan de regresar a sus distritos. Pero se desarma el gabinete y Fernández deberá relanzarlo, quiera o no.
El 2023 es ya, está cada vez más cerca. La reestructuración que Cristina y la Cámpora están haciendo en la provincia de Buenos Aires hace que la desconfianza aflore entre los propios socios de una coalición a punto de estallar. A diferencia de Zabaleta, Katopodis y Ferraresi, no tienen todavía una fecha confirmada ni movimientos concretos por el momento, pero cuando el río suena, agua trae.
Cristina una vez más le cortó el diálogo a Alberto. Fiel a sus caprichos, la vicepresidenta volvió a cortarle la línea directa a Alberto. Una vergüenza en los tiempos que se viven. Pero la vicepresidenta le dio una nueva posibilidad a Sergio Massa con quien mantuvo un almuerzo secreto. Alberto no fue invitado poque mantiene el diálogo obstaculizado con la vice, o la presidenta en las sombras de la institucionalidad.
El reencuentro se dio en un marco de respaldo del FMI a Massa. “Es necesaria una política de intervención más precisa y efectiva”, había tuiteado la vicepresidenta sobre la inflación de los alimentos y apuntó a que las empresas de ese sector “han aumentado muy fuerte sus márgenes de rentabilidad”. CFK posteó su opinión en redes tras conocerse los índices de pobreza e indigencia y se interpretó como la primera marca en la cancha de Massa desde que asumió.
En el almuerzo el diálogo fue fluido y volvió a surgir el rol de Miguel Pesce al frente del Banco Central como un funcionario que no termina de cerrarle a la vicepresidenta, que no se da por vencida.
Desde el Ministerio de Economía, le dieron varias alegrías a Cristina. El viernes el FMI aprobó un giro de US$3800 millones para la Argentina y brindó una señal de que otro desembolso, por US$5700 millones, previsto para fines de este año, está encaminado. Estas divisas servirán para afrontar los pagos de la deuda externa, sostener las reservas y aliviar la presión sobre la cotización del dólar.
No todas fueron rosas. El Fondo alertó que la economía enfrenta riesgos “muy elevados” que además aumentarán a medida que se acerquen las elecciones presidenciales el año próximo. Ayer anunciaron que el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI) será eliminado pero nace el Sistema de Importaciones República Argentina (SIRA), mecanismo que estará en vigencia desde el 17 de octubre. Esto promete una mejor trazabilidad y la inclusión de una fecha estimada para el giro de divisas, afirman cerca de Economía. Se verá si funciona, porque la burocracia copó la economía, ya que los dólares no están y faltan insumos importados.
Habrá también un desembolso del CAF (Banco de Desarrollo de América latina) por unos US$500 millones. Podría decirse que la primera etapa del plan de salvataje se cumple en el marco de acuerdos con el Central, Tesoro, Bancos y el Fondo Monetario Internacional. Massa se encuentra hiperquinético. El martes dejará grabada una entrevista para el coloquio de IDEA que se realizará en Mar del Plata y el miércoles viaja a Washington, donde participará de la reunión de ministros del G-20, la última del año antes de la Cumbre de Presidentes que tendrá lugar en Indonesia, a mediados de noviembre. El jueves y viernes sesionará la Junta de Gobernadores del FMI y el Banco Mundial, además de la reunión del Comité Monetario y Financiero Internacional. Habrá además actividades en el marco del Comité de Desarrollo.
Pero pese a esta agenda recargada, lo que devela al Gobierno de cara al 2023, año electoral, son los datos de la inflación que no dejan respirar a los argentinos. No superar el 100 % anual y evitar una escalada sin límites es lo que preocupa a oficialistas y opositores. Punto que será eje en el coloquio de IDEA donde se agruparán empresarios y políticos, aunque Alberto Fernández aún no conformó su presencia. Quizás para evitar ser increpado, aunque la realidad lo supera por completo.