Salta será la jurisdicción provincial que inaugure el año de comicios en el que se renovará presidente. Igual que en 2015, esa situación podría generar nuevos liderazgos provinciales o bien reafirmar al gobernador y su vínculo con Massa.
Por Franco Hesssling
Decíamos que ya no hay vacaciones en este 2023 porque el adelantamiento del calendario electoral que resolvió el oficialismo hace que en menos de tres meses ya tengamos la contienda electoral para resolver, entre otras cosas, si Gustavo Sáenz será el nuevo Roberto Ulloa -por no ser reelecto- o, en cambio, será el primero en ser reelecto desde que se modificó la Constitución limitando los mandatos a dos seguidos como máximo.
Frente a la cita electoral que se avecina, conviene detenerse en el grado de influencia que podría tener Salta en la configuración del escenario político nacional, en el que todavía no hay muchas precisiones, por lo menos no de nombres propios. Contamos, por lo pronto, con la palabra de Cristina Fernández de Kirchner, quien aseguró ya varias veces que no buscará ser candidata.
¿Con quién está alineado el gobernador Sáenz a nivel nacional? Pocos podrían dudar de que el mandatario es un anti-k tanto o más repelente que su antecesor, Juan Manuel Urtubey. En coincidencia con éste, el actual gobernador desdobló el calendario, adelantó las elecciones para mayo e inaugurará el año electoral del país -igual que Urtubey en 2015-.
Pero, volvamos a la pregunta sobre el lugar de Sáenz en la arena política nacional. No es kirchnerista, aunque se reconoce como peronista. Su cercanía con el presidente Alberto Fernández es relativa, más bien su vicegobernador, Antonio Marocco, es quien tiene llegada directa con el profesor de derecho penal.
No ha coqueteado con el radicalismo, aunque cultiva una buena relación con Gerardo Morales, quien podría ser el candidato del partido centenario. Tampoco tuvo acercamientos serios con el PRO u otros partidos de la coalición de Juntos por el Cambio, ni se ha mostrado cómodo con las propuestas ultraliberales de Javier Milei.
Todos los caminos, como puede deducirse de entrada, conducen al super ministro que vino a conducir el último tramo de gobierno de Alberto Fernández. Sáenz es un alfil de Sergio Massa, quien, tal vez, sea uno de los contendientes al sillón de Rivadavia. Si el gobernador retiene su cargo, podría ser convocado luego a trabajar arduo en favor del tigrense. No se sabe si con la misma responsabilidad que en 2015, cuando fue candidato a vicepresidente, pero seguro en el comité de campaña.
En cambio, si el mandatario salteño no consigue una reelección sin atenuantes -ganar con lo justo es como perder en la consideración nacional-, saldría muy favorecido cualquiera de los otros sectores mencionados: el kirchnerismo, la alianza Juntos y hasta el desembozado Milei.