12 30 aguiar

Por Natalia Aguiar

Convencido de que se transformó en una super estrella de la política argentina, Javier Milei, hace autobombo y no oculta sus violentas actitudes, frases y formas autoritarias, propias del kirchnerismo y de los populismos que tanto criticó.

Su entramado político se sustenta en la subordinación de sus competidores, léase PRO, Mauricio Macri y en marcar detalladamente a su contrincante para convalidar su gestión. Léase Cristina Kirchner. La cuestión es que necesita de ambos sectores.

Para el Presidente, los ex presidentes son referentes necesarios para convalidar su gestión y su futuro. Los avances económicos de la gestión Milei consolidan su posicionamiento con la mayoría de la población que le cuestiona sus malos modos, y ya recolecta enemigos y actitudes defensivas del sistema político.

Lo cierto es que si bien arribó al poder con el discurso de “terminar con la casta”, no sólo no la exterminó, sino que consensuó con ella, con la Cámara de Senadores y Diputados, e incluso construye su propia casta.

Javier Milei espera alcanzar 52 diputados y 12 senadores después de las elecciones legislativas del año que viene. Claro que pretende estos objetivos con gente propia, pero necesitará alianzas con el PRO y con el kirchnerismo en determinados temas.

Para que se cumplan los objetivos libertarios, las fuerzas del cielo y las del PRO -que comparten parte del electorado- deberán dar un discurso unánime. Para muchas encuestadoras, hoy, los ex votantes macristas tienen más ganas de votar a los candidatos del oficialismo.

En el PRO analizan que podrían pasar de tener 37 diputados a cerca de 20. Mauricio Macri habría dejado trascender entre los propios, que estaba dispuesto a quedarse con un bloque menos numeroso, pero no menos decisivo de diputados totalmente leales, una condición que hoy no parece caberles a todos sus legisladores.

En el medio de los tiras y aflojes, Milei pareció abrir una puerta al sugerir una alianza. “O vamos juntos en todos lados o vamos separados; trampas al electorado, no”, sugirió el Presidente, que es consciente que los necesita a la hora del voto. Sin embargo, Karina “Jefe” Milei, no quiere alianza con el PRO, y pretende destruir a Jorge Macri, jefe de Gobierno porteño. Es que la ciudad Autónoma de Buenos Aires, desde hace 17 años es terruño propio del PRO. Así fue que la jefa de La Libertad Avanza en CABA, Pilar Ramírez, lo comparó a Macri con Gildo Insfrán. Claro, acatando órdenes del “Jefe”.

Las actitudes autoritarias de Javier Milei generan acciones defensivas como la que lanzó Jorge Macri, al decidir desdoblar las elecciones en la ciudad. Esa construcción, de un escenario propio, harán provincias como Mendoza y Santa Fe. Se espera la decisión que tome Axel Kicillof, respecto de dar o no pelea a Cristina, lo cual sería una cuestión decisiva para que la provincia de Buenos Aires tenga una elección despegada de los comicios nacionales.

La decisión del suspender las PASO en la Ciudad fue vivida en la Rosada como un desafío del macrismo, pero también podría leerse como un nexo para que el PRO acompañe las leyes del oficialismo en el Congreso.

Desde ya que Milei trabaja en un armado nacional para lograr su propia fuerza política para no depender de nadie. Quiere jugar solo, al solitario. Y con un formato de poder centrado en él como máxima jefatura, y la construcción de un sistema vertical de mando. Una liberal tiranía.

Es claro su armado en las redes sociales, desde donde plantea nuevos seguidores, los que son liberales quedan de un lado y los otros enfrentados. No hay grises. Si eso no es sometimiento o adoctrinamiento, dígame de qué se trata. “Los que estamos a favor de las ideas de la libertad nos ponemos de este lado”, dijo Milei la semana pasada cuando le fijó a Macri condiciones de subordinación incondicional que el jefe de PRO rechazó horas después.

Milei pretende ese sistema vertical de mando con seguidores no pensantes, que no lo cuestionen, ni critiquen. Lo mismo ocurre con los propios, y sino pregúntenle a la vicepresidenta Victoria Villarruel, la única que al hacerle frente no pueden erradicar, ni echar, ni desvincular porque fue elegida por el voto popular. Una gran piedra en el zapato para los hermanos Milei.

No deja de ser muy triste que la Argentina padezca desde hace décadas estos gobiernos que concentran poder en una sola persona o en una tríada de poder, sin respetar las instituciones democráticas: Congreso, Justicia, Ejecutivo.

Milei ensaya erradicar a cualquiera que le haga frente, como es el actual caso de Jorge y Mauricio Macri. Es que los dirigentes del PRO se hartaron del destrato y desprecio del Presidente. Milei está dispuesto a todo para mantenerse en el poder.

Ahora Mauricio debería hacer una dura autocrítica, ya que avaló a Milei cuando era candidato, incluso por encima de los propios. Macri sintió que Horacio Rodríguez Larreta quería ocupar su lugar y actuó en consecuencia. Pero no le salió bien la jugada. Pensaba que podía ser un excelente socio de Milei, con cargos en el Gobierno y acordando temas y leyes desde las bancas legislativas. Lo primero no ocurrió y en el Congreso, sólo consiguió un asado en Olivos.

A Macri le duele todo lo que ocurre, entonces ahora contraataca, y cada vez están más lejos de un acuerdo con la Libertad Avanza. A su vez, Milei sabe que se produjo y existirá una magnífica migración de votos del PRO a la Libertad Avanza. Eso les da a los hermanos Milei poder de mando y toma de decisiones. Ya el desdoblamiento de las elecciones en CABA es el anuncio de una guerra sangrienta que recién empieza.

Milei además, enaltece a Cristina Kirchner, como la líder nata de la oposición, lo que le da mayor fuerza a su discurso motosierra: “Ella o yo”. Aunque la necesita para muchísimos temas, como la designación de jueces, y no sólo en la Corte, aspecto en el que Argentina retrocede en su política nacional, porque esas estrategias retrasan.

Cristina, se ve beneficiada por el contraste que le propone Milei, pero lidera su tropa y sus votantes con mayor capacidad que Macri. Lo que le da fortaleza. Habrá que ver si Axel Kicillof se atreve a romper con Cristina y le disputa el liderazgo partidario. ¿Tendrá el carácter y el temple para dar el paso más riesgoso de su carrera?

Hay un momento en el que se debe dar el gran paso para hacer la diferencia. Mauricio Macri debe dejar de mendigar a Milei y hacerle frente, ponerse de pie. Cristina está sentada sobre su electorado fiel y Kicillof deberá decidir si se arroja al futuro o se somete a los designios de su madre política. En estas fuerzas deberá construirse el espacio que pueda enfrentar a la tiranía liberal. Milei dio cátedra de dar saltos y tomar decisiones que lo llevaron de la nada misma a ser presidente de los argentinos. Un fenómeno político sin lugar a dudas. Ahora se prepara para consolidar sus ideas en 2025 y ganar las elecciones. En el Gobierno sostienen que llegarán a marzo con el 65% de apoyo ciudadano por los avances en la economía, aunque la mayoría de la gente no cubre sus necesidades básicas.

Se viene por delante el gran desafío de la oposición, develar la verdadera cara de Javier Milei, sus acciones totalitarias y violentas, frenar sus libertades tiranas y destacar la consolidación de poder de su hermana Karina, con superpoderes inconstitucionales. Ahora es el tiempo para la oposición de consolidarse y reconstruirse, para evitar que el oficialismo avance más contra los derechos de los ciudadanos y la legitimidad de las instituciones democráticas. Sin verdaderas libertades no hay democracia, no hay república, no hay derechos. Llegó el momento de decir basta. Basta a esta nueva casta que no respeta nada, y le vale todo para consolidar el poder. Basta.