09 09 aguiarPor Natalia Aguiar

Un verdadero defensor de las libertades debería atesorarlas, garantizarlas, defenderlas, pero no coartarlas y el presidente Javier Milei omite por completo las aptitudes y capacidades de un líder libertario. Lamentable.

A los argentinos no parece molestarles los malos modos y faltas de decoro del mandatario electo que dista mucho de honrar a la ciudadanía que puso la fe y su voto en él. Es autoritario y destrata a los que piensan diferente. Un león vegano. Un león sin dientes que pelea por pelear. Una fábula de poder en la selva.

De hecho, y pese a sus críticas a la “casta política” supo acomodarse entre ellos e incluso defenderlos en busca de impunidad como lo que ocurre ahora con las pretendidas designaciones en la Corte Suprema. Son dos los candidatos de Milei, Ariel Lijo y Manuel García Mansilla. El primero, un hombre alejado por completo de la legalidad, es un operador, un topo político en la justicia desde que lo designó Néstor Kirchner allá por 2004. Es un hábil negociador, un lobo vestido de cordero que refleja fielmente a la “casta” que tanto cuestionó Milei. Ahora con esta postulación la defiende y protege. Se rodea de casta, histórica por cierto y efectiva para negociar resultados a cambio de dólares. Quizás porque de ellos requiera para garantizar su reelección. Casta, topos, servicios, etcétera. La maleza de la política argentina.

Todo lo que ocurre alrededor de las designaciones y discusiones sobre la Corte Suprema, cabeza del Poder Judicial de la Nación, pueden facilitar la comprensión a cerca de cómo funciona la política, los túneles del poder, los egos y las futuras aspiraciones. A lo que puede llegar un ser humano para llegar a esos lugares sin mérito jurídico, claro. Ocurre también en las justicias provinciales, donde los altos cargos judiciales son para amigos del poder,

Cristina presiona para que, en vez de designar sólo a estos dos candidatos al Máximo Tribunal, se amplíe el cupo, a dos mujeres, o a nueve miembros en total, o bien le otorguen el lugar de García Mansilla para colocar un hombre de su confianza. Todo ello está en juego hoy por hoy.

Cristina acorrala con los votos que le son propios en el senado de la Nación y apuesta a lo grande. Tanto de Milei como de Cristina, el detrás de escena, es la búsqueda de impunidad y consolidar poder. El juego de quien es el que corta el queso.

Un libertario que no tolera la libertad de expresión. El Foro de Periodismo Argentino cuestionó las restricciones que Javier Milei impuso al acceso a la información pública: “Implican un grave retroceso democrático”. Advirtieron que la nueva reglamentación establece limitaciones que sólo podría fijar la ley y que “oscurecen la gestión pública”. Al limitar los datos que deben ser proporcionados “desalienta la participación ciudadana en los asuntos del Estado y oscurece la gestión pública”.

O sea, Milei se adjudica facultades legislativas y a golpe de decreto limita y obstruye la posibilidad de que la ciudadanía toda, tenga acceso a información que es pública, a la que tiene derecho a acceder. La gente se conoce cuando accede al poder. Ahora el líder libertario, coloca bozal legal a la gente. Le impide acceder a datos, información y documentos de índole público.

Al libertario no le gusta ser observado con igualdad ante la ley.

En el comunicado de Fopea sostuvieron que el decreto 780/2024 establece “límites a la interpretación de los asuntos de interés público” no previstos por la ley; entre ellos, “el alcance del concepto de ‘información pública”, porque excluye a la información que hace al ámbito privado del funcionario o magistrado, especialmente cuando la solicitud pretende ingresar “a una esfera típicamente doméstica”. Fopea también cuestionó la limitación del término “documento” previsto en la ley, “al señalar que ‘las deliberaciones preparatorias y papeles de trabajo, o el examen preliminar de un asunto, no serán considerados documentos de carácter público”. Además, el foro de periodistas alertó sobre el artículo referido a la “buena fe” que amenaza con la imposición de indemnizaciones. Señaló que, tal como lo establece la ley, debe presumirse como regla que toda la información que existe en poder de órganos públicos puede y debe ser divulgada. “Ponemos de manifiesto hoy, tal cual lo hicimos en 2016 cuando la ley se sancionó, que son los ciudadanos los dueños de la información pública y no el Estado, por lo que el permitir su conocimiento no es una concesión discrecional de los gobiernos sino un imperativo normado”, afirmó.

La institución subrayó que limitaciones como las que prevé el decreto atacan “todos los principios de transparencia activa” y citó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que alertó que “en una sociedad democrática los funcionarios públicos están más expuestos al escrutinio y a la crítica del público y esa diferencia se explica porque se han expuesto voluntariamente a un escrutinio más exigente”. El tribunal internacional afirmó que las actividades de los funcionarios “salen del dominio de la esfera privada para insertarse en la esfera del debate público” y explicó que “este umbral no se asienta en la calidad del sujeto, sino en el interés público de las actividades que realiza”.

Otra gravedad ajena a un libertario de ley es el registro de solicitantes, para que todo aquel que haga uso de este pedido quede “señalado” como enemigo. A Fopea le preocupa especialmente el artículo que pretende “confeccionar un registro dirigido a identificar al solicitante, el contenido de la solicitud y la respuesta brindada con el fin de agilizar y facilitar la respuesta de nuevas solicitudes cuyo contenido coincida con el de otras evacuadas previamente”.

El foro de periodistas recordó que la Organización de la Naciones Unidas advirtió que no es concebible un Estado en el que existan “secretos” o informaciones privilegiadas porque esto significaría que se actúa en función de algún “interés particular” desnaturalizando la propia concepción de la democracia.

“Ninguna modificación administrativa puede significar un retroceso en la garantía del derecho, tal como se pretende con este decreto publicado hoy en el que incluso se habla de ‘abuso en el ejercicio’ de petición por parte de los solicitantes”, sostiene el comunicado. Debemos considerar los ciudadanos que acceso a la información es un “instrumento clave” para el ejercicio de otros derechos, tales como los económicos, sociales y culturales.

O sea que Milei, preso de sus propios demonios persecutorios, restringe derechos y garantías constitucionales, en pos de su tranquilidad, ya que aquel que se atreva a investigarlo o cuestionar su administración podría ser sancionado y perseguido. Se atreve, decreto en mano, a pasar por encima al Congreso, que es el único con facultades para modificar una ley. Es un “haz lo que yo digo pero no lo que hago”. Patético, señor Presidente.

Cada vez más alejado de la doctrina libertaria, dijo que él no pagaba “pauta”, a diferencia del gobernador Axel Kicillof, quien según Milei, sí les paga a medios que agreden e injurian al Gobierno. “Si usted los señala, va Fopea y llora”, dijo en una entrevista con Luis Majul.

"Yo sé que vos de economía no entendés mucho, demostrado por el hecho de que te rodeaste de analfabetos numéricos que destruyeron el país con su chamanismo económico", lanzó MIlei en respuesta a Cristina, que había calificado como una "verdadera tragedia social" a las consecuencias de las políticas del gobierno. El mandatario la convocó a mirarlo por televisón, cuando hablara en el encuentro del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas. "Voy a estar dándote una clase", la chicaneó. La ex mandataria invitó al jefe de estado a debatir en el Instituto Patria y a dejar de "boludear en las redes".

Ambos fieles al estilo barrabrava que caracteriza a estos referentes de la política argentina. Ambos sin distinción ni estilo. Luego, en sus redes Cristina Kirchner sorprendió por su autocrítica hacia el peronismo, señalando errores históricos y cuestionando la eficiencia del Estado. "Es la economía bimonetaria, estúpido", contestó Cristina a través de sus redes. Adaptó la célebre frase de Bill Clinton de 1992: "Es la economía, estúpido", para describir la situación argentina, diciendo: "Es la economía bimonetaria, estúpido".

Desplegada en ocho páginas, Cristina abordó varios temas cruciales, y argumentó que el carácter bimonetario de la economía argentina, donde el dólar es preferido como moneda de ahorro, justifica la aplicación del "cepo cambiario" que instauró en 2012. "Sería conveniente que, en términos de política económica, nuestros economistas encuentren una definición más rigurosa sobre la regulación para la adquisición de dólares en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) que la de 'cepo'", manifestó. El diagnóstico de Fernández de Kirchner también abordó el contexto de su decisión de implementar el cepo, que ella atribuyó a una "corrida impulsada desde el sector financiero", a pesar de que la economía estaba en crecimiento y su victoria electoral había aportado a la gobernabilidad y la certidumbre política.

Lo cierto es que se tiran las pelotas unos a otros y la pobreza en Argentina alcanzó al 52% de la población en el primer semestre, según el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la universidad Católica Argentina. Lo que implica que casi el 18% de los argentinos son indigentes. En la misma línea, según la encuesta de UNICEF sobre la Situación de la Niñez y Adolescencia a nivel nacional, cuyos resultados abarcan hasta mayo de 2024, los ingresos del 48% de los hogares argentinos no alcanzan para cubrir los gastos mensuales corrientes. El relevamiento indica que un millón de niños se va a dormir sin cenar. Y entre las personas adultas, esta situación es aún más crítica: 4,5 millones tuvieron que saltearse una comida. Sin libertades, sin derechos y sin posibilidades, los argentinos que votaron a Milei podrían estar analizando su próximo voto. Un libertario no puede ser autoritario. Un libertario que engañó.