marocco col 24Por Antonio Marocco

La semana pasada el Gobierno Provincial suspendió los aumentos de la tarifa que la empresa EDESA pretendía imponer nuevamente a los salteños.

Se trató de un hecho de justicia. Porque hay que ser claros: es urgente el reclamo contra el Gobierno Nacional por las discriminación en la distribución de subsidios que perjudica a nuestra provincia, pero también es urgente profundizar el control sobre las compañías que operan en Salta para evitar sus abusos.

No puede ser el ajuste un sacrificio para los salteños y a la vez una oportunidad de renta extraordinaria para las empresas privadas que brindan servicios públicos. El Ente Regulador (de Servicios Públicos), antes de autorizar los nuevos cuadros tarifarios, debió advertir la situación y evitar que lleguen boletas tan abultadas a las casas de los salteños, a los comercios y a la industria.

No se pide otra cosa que estar a la altura de los esfuerzos que hace el gobernador Gustavo Sáenz por mantener la sostenibilidad de las cuentas públicas y sobre todo las condiciones de vida digna de los salteños. En esa línea es que se decidió suspender los nuevos aumentos.

En fin. Arrancamos abril. Y aunque avancen implacables los días y pareciera que la vida jamás se detiene, lo cierto es que hay momentos que nunca perecen, que por pretéritos no dejan de habitar activamente nuestro presente. Son anclas. Acontecimientos que disparan sentimientos, pensamientos y sensaciones que difícilmente abandonen el espíritu y el cuerpo de quienes los han vivido.

Ahí aparece Malvinas. La causa argentina. Los héroes que dejaron todo para ir a las islas a dejar la vida que tenían por delante. Los que volvieron y los que no pudieron. Los que no volvieron a dormir tranquilos. Los que no pudieron seguir y se fueron. Malvinas, esa marca en el planisferio y en el alma de cada generación. Aquello que nos pertenece aunque se nos niegue, la síntesis de aquello que no pudimos ayer por las armas ni aún por la diplomacia. Sin dudas aquello a lo que jamás renunciamos.

En estos días escuchaba a Juan Guanuco, de la Comisión Provincial de Veteranos de Guerra, resaltando la labor de un gran gobernador que tuvo Salta. Roberto Romero.

Contaba Juan que cuando los soldados volvieron a su casa luego del conflicto bélico, no obtuvieron contención de ningún tipo por parte del Gobierno Nacional de aquel entonces. Fueron años difíciles para nuestros héroes. Pusieron el cuerpo en las lejanas islas del sur, pero les dieron la espalda en el continente. En el país hubo muchos que no soportaron el trauma de la guerra y las inclemencias posteriores. A muchos les costó una enormidad conseguir trabajo, retomar sus vidas y salir adelante.

Pero destacaba Guanuco el rol de Roberto Romero, quien tomó una decisión que fue clave para muchos veteranos de guerra: darles trabajo. Casi 150 puestos laborales en la Administración Pública Provincial: una gran oportunidad para rehacer su vida y construir su futuro. Además, instó a varios intendentes de distintos municipios de la provincia a imitar la iniciativa.

“En Salta no hay veteranos de guerra suicidados”, dijo Juan y me impactó.

No todos los argentinos saben que unos 600 excombatientes de Malvinas decidieron quitarse la vida por no poder sobrellevarla después de la guerra. Por no haber recibido contención de aquella patria a la que estuvieron dispuestos a defender con el propio pellejo.

Quienes peinamos canas y vivimos los momentos más álgidos de la historia argentina reciente, a veces cometemos el error de pensar que todos saben lo que nosotros sabemos, o que todos vivieron lo que nosotros vivimos.

Pero esto no es así. Tenemos la obligación de mantener viva le memoria, de transmitir a las nuevas generaciones, a los nuevos adultos, a los jóvenes y a los no tan jóvenes lo que nuestro país vivió. No solo para no volver a cometer los errores del pasado, sino también para entender de dónde venimos y hacia dónde vamos.

Honor y gloria eterna a nuestros héroes. Las Malvinas fueron, son y serán siempre argentinas.

 

Columna emitida por FM Aries el 4 de abril de 2024.