Por primera vez tras dos años de generar una crisis generalizada, el presidente Javier Milei reconoció que “se desaceleró fuertemente la actividad económica” en el país y admitió que su gobierno atraviesa una crisis de confianza. “La situación está complicadísima”, lanzó.
Consultado sobre el posible impacto de esa situación en las elecciones de octubre, el mandatario abrió el paraguas y dijo que "hay que ver a qué se llama perder".
"Lo que cuenta es cómo queda la Cámara", se atajó. Luego retomó el optimismo y dijo: "No tengo dudas de que vamos a ganar el 26 de octubre".
Milei rechazó la posibilidad de que la pérdida de imagen positiva de su gestión se deba a la cuestión económica y negó que el revés que La Libertad Avanza (LLA) recibió en distintas ciudades del país tenga que ver con las políticas de ajuste: “No estamos en el paraíso pero tampoco venimos del paraíso”, intentó justificarse.
Durante una entrevista por A24, el mandatario intentó explicar los números rojos de la crisis por la que atraviesa su administración basada en la especulación financiera y sacudida por la fuga de divisas y la toma de nuevos préstamos externos.
Pero antes insistió con datos que continuamente entran en jaque a la hora de compararlos con la realidad, pero aún así los enumeró: “Inflación, está a la baja; pobreza, está a la baja y 12 millones de personas salieron de la pobreza; indigencia, hay 6 millones de personas que salieron de la indigencia; inseguridad, había 9 mil piquetes y ahora no hay ninguno; droga, tenemos récord de incautaciones”.
“Ahora bien -prosiguió-, ¿la situación está dura? Sí, está complicadísima. Hay 31 millones de pobres, es un montón. Pero no se resuelve con un chasquido.”
El Presidente aceptó que su gobierno atraviesa una crisis de confianza y dio por buena la medición del Índice Di Tella, que mide ese humor social. “Obvio que algo pasa”, comentó y sin más remedio reconoció que la confianza en el Gobierno cayó “porque se desaceleró fuertemente la actividad económica”.
No obstante, responsabilizó de esto “al contexto electoral” y a la oposición que cuestiona las políticas del oficialismo. “Del otro lado salieron a atacar y empezaron a romper todo”, dijo y habló de la supuesta existencia de “un esquema destructivo instrumentado desde el Congreso de intentar romper todo lo que hizo el Gobierno”.
Por otra parte, el Presidente acusó “a facciones del kirchnerismo” por el repudio masivo que ayer recibió durante su estadía de campaña en la provincia de Tierra del Fuego. Lo comparó con lo ocurrido en Lomas de Zamora, en agosto pasado, y lamentó no poder concretar la caminata que tenía prevista por el centro de Ushuaia. “Nos topamos con los violentos de siempre que, en otra muestra de intolerancia, llamaron a hacer un escrache”.
“Lo que quieren instalar es que yo no puedo hacer bajadas a territorios porque la gente me odia”, se victimizó. “Yo salgo a la calle”, dijo a contramano de la realidad y tras ser consultado sobre el repudio que suele cosechar en la vía pública. “¿Puede haber gente descontenta? Sí, la puede haber”, reconoció.