medranoJosefina Medrano

El sábado almorzaba en la casa de mi hermana disfrutando del lindo día soleado y bastante caluroso que nos regalaba la primavera. Mientras los adultos charlamos, los niños de surtidas edades disfrutaban de la pileta. Sentada de frente al escenario -porque así me parece- miraba con algo de placer y nerviosismo del gozo de los chicos en el agua.

Saltos, juegos, gritos, vueltas en el aire, carreras, sumergidas y algunos empujones también. Mi hermana, que me conoce demasiado, al ver que ya me ponía inquieta me dijo una frase que recita otro hermano mío “a los chicos no hay que mirarlos jugar, así que cambiate de lugar”. Y saben que ¡es verdad!, me inquietan las piletas y las situaciones que se puedan dar, es por eso que hoy quería compartir con Uds. algunas cuestiones para que puedan disfrutar del verano plenamente en el agua con los más pequeños.

Con las llegadas de los días cálidos, las piletas, los ríos, los diques y diría el agua en si misma, se transforman en un espacio para compartir en familia siendo sinónimo de frescura y descanso. Pero es cierto que representan también un riesgo que muchas veces se subestima: los accidentes en el agua por traumatismos, desvanecimientos y en particular los ahogamientos.

En otra columna les comentaré sobre las lesiones no intencionales en los niños y el problema que representan, siendo el ahogamiento una de ellas y una de las principales causas de muerte en los niños, especialmente en menores de 5 años en Argentina. Pero sin ánimos de alarmar, la intención es trasmitirles que casi todos estos accidentes son prevenibles y es ahí donde quiero enfocarme.

Tenemos que comprender que los niños en el agua o cerca de ella sin vigilancia, representan un riesgo. Riesgo, porque los más pequeños no dimensionan el peligro ni tienen recursos para pedir ayuda. Porque el ahogamiento ocurre de manera rápida y silenciosa, sin gritos ni chapoteos. Que basta para un niño pequeño el acceso a pocos centímetros de agua sin supervisión, como una palangana por ejemplo, para que ocurra un accidente. Así mismo el juego brusco puede causar traumatismos de toda índole e inclusive algunos favorecer a situaciones mas complejas.

Es por eso que vayan acá algunas medidas de prevención esenciales:

Los niños tanto en piletas particulares o clubes deben estar bajo supervisión permanente de un adulto que esté atento y dedicado a mirar a los niños mientras están en el agua o cerca de ella. Evitar distracciones como el uso del celular o charlas que pueden hacer perder de vista lo que pasa en la pileta. No se puede delegar el cuidado a otro niño de mayor edad, aunque este sepa nadar, ya que no deja de ser un niño que no sabrá como actuar en una situación de emergencia si es que la percibiera.

A partir de los 4 años es recomendable iniciar clases de natación, aunque saber nadar no reemplaza la supervisión.

Cercar la pileta con rejas o cerramientos de al menos 1,20 m de altura y con puerta segura, siendo esta la medida más eficaz para piletas en domicilios. Usar flotadores y salvavidas acorde el peso t la edad.

Poner reglas claras de juego como no empujarse, no correr alrededor de la pileta, no tirase de cabeza o zambullirse en zona bajas.

En el caso que surgiera un accidente de ahogamiento, principalmente debemos sacar al niño del agua. Llamar a emergencias. Y si no respira, iniciar maniobras de resucitación cardiopulmonar mientras llega la ambulancia. Y aun si el niño se recupera rápidamente siempre consultar a una guardia, ya que existe una entidad que puede dejar secuelas pulmonares tardías.

Claro está que un descuido mínimo puede tener consecuencias graves en cualquier lugar que se produzca. Ya sea en una casa, en un club, un camping, en un río o en una colonia de vacaciones. Es por eso que las campañas de prevención a todos los niveles son fundamentales, como también contar con personas formadas en resucitación cardiopulmonar en niños.

La llegada del calor es una linda época del año donde el juego y el disfrute al aire libre en familia y con amigos nos llena de energía. Garantizar que los niños estén seguros en lugares donde hay agua, requiere de nosotros los adultos conciencia de riesgo, reglas simples y supervisión permanente y no medidas como las sugeridas por mi hermana de cambiarme de lugar, queriendo omitir un paso fundamental en la prevención como lo es la supervisión permanente.