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Así lo advirtió el secretario de Seguridad, Nicolás Avellaneda en diálogo con Punto Uno. Destacó que el Gobierno provincial desplegó un megaoperativo para asistir a los pobladores afectados, principalmente en la zona de Santa Victoria Este, Misión La Paz y La Puntana.

Mientras las aguas del río Pilcomayo continúan subiendo y mantienen en vilo a las comunidades, el funcionario resaltó que "la situación está controlada, se está asistiendo constantemente a las personas de los parajes de la zona", aseguró.

“En las últimas horas hubo un trabajo intenso en conjunto con las fuerzas federales, el Ejército, la Policía de Salta, Defensa Civil y distintas áreas del gobierno como Recursos Hídricos y Desarrollo Social, que acercan la ayuda junto al personal de salud que trabaja en la catástrofe", agregó.

La alerta máxima se encendió tras los reportes provenientes de Villamontes, Bolivia, donde las autoridades locales advirtieron un panorama desolador por las intensas lluvias y la crecida del Pilcomayo. "Se sobrevoló la zona por el recorrido del río y lo que se vio fue preocupante: mucha inundación y la certeza de que el caudal impactará en territorio salteño y paraguayo”, explicó a nuestro diario.

 

Un operativo que recuerda otras emergencias

El gobierno provincial instaló un campamento base en El Rosado, a unos 35 kilómetros de Santa Victoria Este y 25 kilómetros de Santa María, sobre la Ruta Provincial 54. Desde allí se coordina la logística para la reubicación de personas y la asistencia sanitaria, alimentaria y de abrigo.

El operativo incluye maquinaria pesada, vehículos especiales, lanchas y helicópteros, ante la posibilidad de que haya zonas que queden completamente aisladas. “Hay lugares a los que no sabemos hasta cuándo se podrá acceder con vehículos especiales o botes. Si la situación climática empeora, solo se podrá llegar vía aérea", detalló Avellaneda.

La situación trae a la memoria emergencias similares ocurridas en años anteriores, especialmente la trágica crecida de 2018, cuando el Pilcomayo desbordó y dejó más de 10 mil evacuados en Santa Victoria Este y comunidades wichí, chorote y toba, que vieron sus viviendas destruidas. La zona es históricamente vulnerable por su ubicación geográfica, cercana al límite con Bolivia y Paraguay, y su exposición a las lluvias de verano que hacen crecer el caudal del Pilcomayo.

En ese sentido, los anillos de defensa del río, que fueron reforzados en los últimos años, están siendo monitoreados y apuntalados por equipos de Recursos Hídricos. "Nuestros técnicos trabajan en la zona para evitar que los anillos cedan y así proteger a las comunidades”, señaló.

 

Comunidades en alerta

Mientras tanto, las familias de algunos parajes comenzaron a autoevacuarse hacia el campamento base y otros puntos altos donde se formaron otros campamentos autogestionados. La asistencia es constante, aunque la incertidumbre se mantiene por la evolución del caudal en las próximas horas.

El secretario de Seguridad destacó: “estamos en plena tarea de reubicación y seguimiento de las familias, que llegan desde distintas zonas inundadas. Sabemos que es una situación difícil, y vamos a seguir trabajando".