macaseres2505Por Miguel Ángel Cáseres

En el contexto de las siempre complejas situaciones que se plantean en la conjugación de las contradicciones, esto en el desarrollo de la vida pública de las sociedades, uno de los temas centrales siempre fue la comunicación. Y en ese sentido, el hombre siempre buscó establecer pautas comunicativas que le posibilitaran poder concretar sus intencionalidades y proyectarse hacia el futuro.

Quizás exagerando, podríamos decir que en cierta manera el hombre es sangre y tinta. Es una exageración, sin duda alguna, pero probablemente sirva a los efectos del entendimiento desde la didáctica. El conjunto de valores que conforman su personalidad tiene una magnífica manera de proyectarse, de encauzarse a través de la palabra oral, escrita, y visibilizada en las pantallas, también, y es allí donde se concentra la magnificencia o la decadencia de su acervo cultural.

En algún momento, digamos, es probable que hayamos afirmado que el aprender a escribir representa el acontecimiento revolucionario más trascendental de la historia de la humanidad. También se podría decir que aprender y enseñar a leer adquiere entonces una dimensión de alta relevancia. Porque estudiar las manifestaciones de un pueblo a través de sus vías comunicativas que, por ejemplo, en Salta fueron los periódicos de la primera mitad del siglo XIX hacia adelante, es contemplar el pensamiento ágil cotidiano de los integrantes de la sociedad, con sus inquietudes, con una cantidad de vaivenes, y el periodismo es uno de los procesos fundamentales para establecer las vías comunicacionales, para la sociedad de ayer, de hoy y del futuro.

Porque el hombre busca poner de manifiesto su capacidad de transmitir sus intenciones, sus sentimientos, sus saberes, sus experiencias y sus decisiones. Y en ese marco, es a partir del siglo XIX cuando en el país y también en Salta, por supuesto, se manifiestan las publicaciones que tuvieron en su devenir histórico estadios de proyección, de avance como también de retrocesos. Las primeras publicaciones en nuestra querida provincia de Salta, tiene su origen allá por 1824, durante la administración de Álvarez de Arenales. Se pudo expresar y concretar sobre la base que, el movimiento revolucionario de mayo de 1810, puso en valor a la imprenta de los niños expósitos. Que se convirtió en el órgano difusor de todas la acción revolucionaria, información que se plasmaba a través de esa magnífica expresión que fue la Gaceta de Buenos Aires, y que tuvo como último director, en 1819, a un salteño, Manuel Antonio de Castro.

El tema es que en 1824 esa primaria expresión periodística terminó trasladándose a Salta, que se logró debido a que el agente de negocios del gobierno e Salta, Victorino Solá, a nombre del gobernador, se dirigió mediante nota al ministro Bernardino Rivadavia solitándole que analizara la posibilidad de venderle a Salta, al menor precio posible, una pequeña imprenta que tuviera un costo que no fuera excesivo y repercutiera negativamente en la economía, que serviría para, establecer las vías comunicacionales en un territorio que ya tenía toda una envergadura. Durante 50 años estuvo al servicio de la comunidad esa vieja imprenta de los curas jesuitas, que desapareció cuando sus tipos se convirtieron en balas, que en realidad no tuvieron mucha efectividad, para hacerle frente al general Felipe Varela en 1867.

A partir de allí se desarrolló todo un panorama de publicaciones que tuvieron, en la mayoría de las circunstancias, el carácter de periódicos, bisemanarios y semanarios. Hasta llegar al 11 de agosto de 1885, cuando se imprimió el primer diario de Salta, que se llamó El Diario Popular. Se imprimía en la vieja calle de la Libertad, que hoy calle Alberdi, al 300. Su director y propietario fue Ramón Cañaveras, durante el gobierno del coronel Juan Solá. Ese histórico diario culminó su vida, porque fue mandado a empastelar por Martín Gabriel Güemes. La provisión trimestral costaba tres pesos, y el número suelto tenía un precio de tres centavos, con un formato de tres por treinta y siete, tenía cuatro páginas a tres columnas y su primer editorial, a mas de hacer una serie de consideraciones generales sobre la misión de la prensa, a la que la consideraba “motor de los motores”, también contenía conceptos que bien podrían ser firmados por la máxima autoridad del gobierno nacional, en relación a los periodistas.

Ya en esta etapa del siglo XXI, los salteños, aquellos que manifiestan tener un compromiso para con la vida democrática, vemos con mucha alegría y satisfacción que este diario salteño, el “Punto Uno”, cuyo primer ejemplar vio luz un día como hoy, 4 de mayo pero del año 2011, esté cumpliendo sus primeros 14 años y que, en días pasados, el 24 de abril publicó su edición número cinco mil, es decir libró cinco mil combates, para estar en mano de sus lectores y para satisfacción de su director, y todo su equipo de trabajo. Lo que de por sí, mucho más en estas circunstancias, ya representa algo, no sólo para celebrar, sino fundamentalmente para reconocer y aplaudir, mucho más cuando este emprendimiento, que nació como diario, también hoy está convertido en radio, en televisión, en web y streaming, o sea que prácticamente cubre todo el panorama territorial comunicacional. Por eso, los que están ocupados en actividades educacionales, culturales, deportivas, sociales y políticas, saludan con mucho afecto a todos los que hacen posible, este “Punto Uno”, deseándoles muchos años más, para seguir transitando el hermosamente angustioso camino de andar expresando ideas, noticias, y fundamentalmente, acompañando el desafío del amanecer diferente.