05 02 hesslingPor Franco David Hessling Herrera

Para que Olmedo y Orozco tomen nota: el movimiento tecno-puritano acumula cada vez más seguidores e influencia, fomenta el pronatalismo y parangona las familias numerosas con los sistemas operativos. No agreden a nadie, son joviales, divertidos y con destacados planteos intelectuales.

El pensamiento científico desde hace mucho tiempo ha dejado de tener la hegemonía en eso que un filósofo pasado de moda llamó en los años 70 “discurso de verdad” o “régimen de veridicción”. Y la amenaza no se explica únicamente por un argumento que a estas alturas también suena pasado de moda, es decir, el fundamento de la posverdad, de que a la mayor parte de las personas / usuarios / contribuyentes cada vez les importa menos lo verdadero y, en cambio, se ocupan más de aquello que confirma lo que ya creían de antemano.

La hegemonía perdida por el discurso científico como elemento sustancial de lo verdadero, de lo comprobable y de lo rector en la organización social tampoco es amenazado únicamente por el reverdecer del cristianismo a través de los cultos evangelistas o del catolicismo aggiornado que nos heredó el ahora difunto papa Francisco. Tampoco la explicación obedece a lo que un oriental-occidental, que no es Byun Chung-Han, vaticinó como el “fin de la historia” y la caída de los grandes relatos de la modernidad.

No ha dejado de haber grandes relatos, no acabaron las utopías, la verdad no ha perdido todos sus adeptos, el pensamiento religioso no se ha encauzado únicamente a través de los cristianismos ni de las religiones abrahámicas. Ni siquiera se ha encarrilado exclusivamente por medio de la filosofía new age y esos nuevos espiritualismos esotéricos, sincréticos y misceláneos. La crisis del pensamiento científico es más sociológica que metodológica, el problema está más en las comunidades científicas y en los científicos en sí, que con la ciencia, sus métodos y hallazgos.

El tono de época, tan común para Milei, Trump, Bukele, Meloni y Orban, por sólo mencionar algunos líderes mundiales, no es únicamente conservador, economicista, disciplinante, cinegético y deshumanizante. También es abiertamente contrario a los científicos y a los periodistas, quienes se supone que ocupan el rol social intelectual de develar verdades, descubrirlas y exponerlas, teniendo como eje rector de sus labores el bien común.

Entonces, ya no sólo a niveles políticos sino sociales en general, se abre el juego para nuevas mixturas que demuestran que Fukuyama estaba equivocado cuando aventuró que ya no habría grandes relatos y que por eso la historia, y las disputas por contarla, estaban definitivamente zanjadas. En este tono de época ha cobrado relevancia una especie de nueva religión que, aunque por su conservadurismo podría vincularse con personas avejentadas, es cultivada por snobistas con estilo hipster, conocimiento telemáticos y edades de mozuelos.

La referencia es al movimiento “techno-puritanism” [tecno-puritanismo], que encuentra entre sus principales exponentes a la joven pareja Simone y Malcolm Collins, dos muchachos norteamericanos que a su corta edad ya tienen 4 hijos y aspiran a alcanzar los 14 en total. Son pronatalistas, han asesorado al gobierno de Trump en recientes órdenes ejecutivas vinculadas al fomento de la proliferación de familias numerosas y se proponen propalar esos modelos de familia. En contra de lo que podría pensarse, no se identifican tanto por su negación como por su afirmación, como había venido ocurriendo con el conservadurismo en los últimos decenios.

Claro está que no están a favor del aborto, por ejemplo, pero no lo mencionan demasiado ni hacen demasiado énfasis en ello. Su enjundia está puesta en demostrar que la familia tradicional, marital, heteronormada y cuantiosa, como en los viejos tiempos, es un modelo excepcionalmente favorable para el buen desarrollo de la humanidad. Además, como ambos cultivan conocimientos avanzados en programación informática y supieron ser eximios empleados en Silicon Valley, su planteo central está en asegurar que una familia puede y debe ser numerosa porque tiene el potencial de ser administrada igual que un sistema operativo: con orden, co-dependencia de los elementos y respuestas automatizadas.

Tienen miles de seguidores, han publicado libros que alcanzaron récords de venta y se mantienen acrecentando su influencia tanto en jóvenes como en decisiones de gobierno. Aunque pueda parecernos ajeno, tienen una retórica afable y propositiva, lo cual los distancia de los movimientos morales y conservadores que conocemos hasta ahora en este lado del mundo. La próxima vez que pensemos que el pensamiento conservador sólo puede ser cultivado por antediluvianos que no saben más que menoscabar el intelecto como Emilia Orozco o Alfredo Olmedo, habrá que pensarlo dos veces.