Gobierno de Salta
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Por Natalia Aguiar
Las vísperas del armado de listas ha generado tensiones en la oposición y oficialismo, pero en el contexto de Juntos por el Cambio, la necedad, los egos, la búsqueda de la porción de poder mostró la peor faceta.

Sin embargo, la renuncia de la presidenta del Pro, Patricia Bullrich, a participar en estas elecciones, como la de Elisa Carrió, pueden haber dado aire fresco a una interna que se desató de manera feroz.

Claro que tanto Bullrich como Carrió se posicionaron en el bastión de los héroes patrios . “Yo ganaba esta elección, pero si lo hacía, el kirchnerismo le entraba por todos lados a Horacio Rodríguez Larreta”, dijo la ex ministra de Seguridad a La Nación. “Todos tienen que tener gestos. Si le pedís uno a Jorge Macri también se lo tenés que pedir a Diego Santilli”, continuó Bullrich, quien advirtió que recorrerá el país, escuchará a la gente y trabajará muy fuerte para 2023. No se cree indispensable en estas elecciones.

La verdadera razón que la llevó a tomar esa decisión es que la interna en el Pro estaba debilitando la imagen de Horacio Rodríguez Larreta, en el principal bastión opositor. La derrota estaba cantada…
Mauricio Macri por su parte, se niega a perder poder, aunque ya lo perdió. La primera en plantarse fue María Eugenia Vidal, quien se negó a participar en provincia de Buenos Aires y se inclinó por dar pelea en capital.

Las renuncias de Bullrich y Carrió distendieron las tensiones y se puede percibir un cambio de clima en Juntos del Cambio, así el armado de listas se destrabó en 24 horas. Luego también de que un grupo de intelectuales afines la semana pasada en una carta abierta pedía a la oposición racionalidad ante el avance del kirchnerismo, que buscaría -según sus dichos- derribar la democracia. Esa carta fue firmada por Beatríz Sarlo, Santiago Kovadloff, Juan José Sebreli y Daniel Sabsay, entre otros que aseguraron el 25 de junio pasado que “el kirchnerismo vaciará la última gota de democracia”.

Bullrich y Carrió son animales políticos y supieron escuchar las demandas de la gente a quienes pretenden representar y dieron el primer paso para “recuperar la República”, como suelen decirlo ambas. Carrió dejó entreveer que habrá más gestos políticos y reacomodamiento de fichas en el tablero electoral. Acusó recibo de que los enfrentamientos no son vistos con buenos ojos por la gente.

 

Vía libre

De esta manera, Horacio Rodríguez Larreta logró despejar el camino para la candidatura porteña de María Eugenia Vidal, mientras Mauricio Macri no sumó apoyos a su opinión sobre las principales postulaciones en la Capital y en Provincia de Buenos Aires. La jugada de Rodríguez Larreta fue arriesgada, y si bien resultó triunfante deberá ahora armar las listas con la delicadeza tal que aquellos que quedaron lastimados, no cambien de opinión en las urnas y arruinen su proyecto presidencial 2023.

Finalmente, el neurocientífico Facundo Manes confirmó su candidatura bonaerense por la UCR, y lo hizo el sábado pasado a través de una red social, visiblemente emocionado. Quizás porque cuando lo intentó con Juntos por el Cambio, sintió que le pusieron límites y lo destrataron, pero ahora con pies firmes en la Unión Cívica Radical, se siente respaldado y renueva las esperanzas de este sector de la política argentina. Podría convertirse en una tercera fuerza con miras a 2023, si no se alinean con el Pro.

Quizás ante estos nombres, Mauricio Macri, rápido de reflejos le ofreció candidatearse en la provincia de Buenos Aires a “El Dipy”, que aunque no aún respondió, sumaría seguidores.

 

El Gobierno analiza cambios en el Gabinete

En tiempos electorales, se mueven las napas de la tierra, así que el oficialismo también analiza dar un viraje en la dirección y estudia cambiar nombres de ministros. El objetivo es dar la sensación de aire fresco tras una tensa y desgastada gestión por el coronavirus y la situación económica que atraviesa el país.

La idea es apuntalar la estrategia electoral y salir con la cabeza en alto. Aún los nombres se mantienen en resguardo, pero hay coincidencia entre los referentes de Frente de Todos sobre la importancia de generar cambios en el Gabinete este año. La discusión ya circula en reuniones y oficinas de la Casa Rosada y la Quinta de Olivos. Aunque claro, Cristina fue la ideóloga de esta propuesta de renovación de energías frente a la apuesta electoral 2021 y con el ojo puesto en las presidenciables 2023. Desde el kirchnerismo duro se cuestiona el funcionamiento de algunas carteras, de hecho fue Cristina quien planteó aquello de “funcionarios que no funcionan”. En la decisión del oficialismo de “oxigenar la gestión”, el momento de los cambios resulta clave. Sin embargo, ya se analiza en los entornos cercanos de Cristiana, como del presidente, los criterios a seguir para dar un giro de 180 grados.

Cristina no le hizo fácil la gestión a Alberto y éste maniobró incluso con la defensa de lo indefendible como es el caso de la política exterior de Argentina que ha dejado mucho que desear últimamente. Para los asesores de Fernández, “los cambios vendrán antes, si sabe que perderá”. Cambiar ministros después del fracaso electoral significaría hacer cargar con la derrota a esos funcionarios. Pero, si los cambios se gestionan antes de las elecciones, y gana, la postura frente a los argentinos será de haber relanzado su Gobierno y haber logrado la ratificación de la gente con su voto.

Mientras el kirchnerismo analiza cambios drásticos y rotundos, en Balcarse 50 se plantea el “consenso” y la “reconstrucción de la Argentina de la pospandemia”. Para los justicialistas ortodoxos, los cambios en el Gabinete se analizan como otra forma de intervención de Cristina. Presión o coacción, como se lea.

El armado de listas en el oficialismo también genera expectativas, sobre todo, para saber quien tendrá “la lapicera”. Para algunos esa pregunta, ya tiene respuesta, nombre y apellido: Cristina Kirchner. Su hijo Máximo y el gobernador bonaereanse Axel Kicillof, harán lo propio, quizás con lapicera prestada, pero lapicera en mano al fin. Las fuerzas de la coalición gobernante se ponen a prueba.

Los albertistas pretenden que el presidente recorra el interior y la provincia de Buenos Aires, pero habrá que ver si lo dejan meter las narices en territorio bonaerense. Para los cristinistas, el armado de listas y cargos estará a cargo de los ministros de Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y de Obras Públicas, Gabriel Katopodis. Mientras Santiago Cafiero, será el jefe de campaña como en 2019, aunque otros del mismo espacio crean que allí seria necesario otro cambio.

Máximo y Axel escribirán las listas de candidatos de La Cámpora, mientras en la Casa Rosada están esperanzados en lograr consenso para pactar los candidatos entre el presidente Alberto Fernández –que si se quiere- representa a todos los gobernadores justicialistas, y la dueña del poder de voto, Cristina Kirchner. A tres semanas del cierre de listas, los albertistas aspiran a mantener el slogan de “Frente de unidad”, aunque son conscientes de que las negociaciones serán difíciles y acaloradas. “La lapicera” ya escribe sin cesar…