Gobierno de Salta
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Por Natalia Aguiar
Tras su gira por Europa y la tan ansiada foto con el Papa Francisco, Alberto Fernández redefine su agenda a cada paso, sin plan certero, sin brújula. Casi a manotazos de ahogado.

Por un lado, deberá acordar con el Fondo Monetario lo antes posible, léase, antes de las elecciones. Es decir, para evitar que el Club de París no declare en default al país. Y eso se lo dijo claro, clarito el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Debe haber un acuerdo entre Argentina y el Club de París antes de fin de mes cuando vence el plazo para pagar 2400 millones de dólares, pero previo a ello, se necesita cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario. Pero para Cristina Kirchner, ese acuerdo debería ser post elecciones, para evitar endeudar al país o contar con títulos en los diarios que resten puntos. La líder se resiste a dar brazo a torcer y las tensiones en el seno del Gobierno, escalan.


Bendiciones
Aunque el Papa es peronista, no cayó bien en el Vaticano el pedido de audiencia de Alberto Fernández, porque saben que esa foto es un gran respaldo en este año electoral. Y más cuando el Papa ya intercedió por la deuda externa argentina no sólo ante los organismos internacionales, sino ante el mismísimo Dios. Sólo nos salvará un milagro.... Fernández se reunió con la titular del Fondo, Kristalina Georgieva, quien también le “aconsejó” -para no utilizar el término “advirtió”-, que ese acuerdo resulta prioritario en lo inmediato. Tal cual lo había propuesto el ministro de Economía, Martín Guzmán. Pero la relación con el Fondo Monetario, fue siempre utilizado por el kirchnerismo como botín de guerra, y más aún con miras a las elecciones. Otro gran frente que deberá asumir Alberto ante Cristina. El presidente ya dio su palabra y dio la cara ante los referentes internacionales. ¿Podrá sostener la postura? Que así sea.


A ciegas
Pero la peor de las barbaridades de la gestión Albertista, estaba por llegar. La actuación del canciller Felipe Solá, a quien ya se le escapó la tortuga varias veces, fue el pato de la boda. Sin evidente conocimiento del tema y de la situación que se vive en Medio Oriente, comparó a Israel, una nación con una dura historia de reconocimiento internacional, un pueblo respetado y admirado, un país democrático y de fuertes lazos con Argentina, con el grupo terrorista Hamas. Desconoció Tratados Internacionales, Política Internacional, y las definiciones que de ese grupo terrorista hicieron los organismos de derechos humanos como Naciones Unidas. Con rápidos reflejos, la embajadora israelí en Argentina, Galit Ronen, cruzó a Solá en un comunicado oficial y dijo: “no expresa la buena relación” entre los países y que lo analizan “con preocupación”. Tajante. Más claro, échele agua.


Dato mata rumor
Las estadísticas, los datos son certeros, y a la hora de la pelea electoral calan hondo en oficialismo y oposición. De enero a mayo de este año, la pérdida de apoyo al Gobierno Nacional, que ya venía en picada, ha ido in crescendo, hasta llegar al derrumbe, o abismo electoral. La imagen de todos los funcionarios oficialista decreció de un 8 a un 12 % en los números según la mayoría de las consultoras. Para Managment & Fit, la imagen negativa de Axel Kicillof en su propio terruño, supera ahora la de Horacio Rodríguez Larreta en casi 17 puntos. La de Alberto Fernández, decreció en más de 10. Con estas cifras y el mal humor popular, la campaña electoral se torna sinuosa, aunque tampoco hay garantías del otro lado del río. La falta de programas, proyectos, planes es evidente en oficialismo y oposición. Para la consultora Giacobbe y Asociados, de diciembre a abril la imagen negativa de Alberto Fernández trepo 8 puntos, pero Kicillof no se quedó atrás y lo hizo en 6,5%. Para Opinaia, en la provincia de Buenos Aires, bastión peronista y ahora kirchnerista, el 52% de los encuestados tiene en estos momentos una opinión negativa sobre la administración durante la pandemia. Mientras Poliarquía sostiene que en abril, por primera vez desde que empezó la emergencia sanitaria, los bonaerenses pasaron a tener una peor imagen u opinión y sólo un solo 38% favorable. Para los especialistas, esto podría estar vinculado a las reiteradas restricciones dispuestas entre capital y provincia, o la zona conocida como AMBA. Sobre todo, lo vinculado a la no presencialidad de clases, limitaciones en la circulación, cierre de comercio, bares y restaurantes. Mientras la gente parece sardinas enlatadas en las estaciones de trenes de Constitución y Retiro. Con barbijo pero sin distancia social. Paradojas de la pandemia. Matices de las distintas realidades de Argentina.


Los dirigentes argentinos deben hacer mea culpa
A Mauricio Macri le quedará el sayo de que gracias a su desastrosa administración, volvió Cristina, algo que en el exterior no pueden creer los politólogos y estudiosos del tema. A Néstor Kirchner le quedará el sayo de la corruptela, los bolsos con dinero, millones enterrados en la tierra o guardados en bóvedas. Cristina Fernández es sinónimo de intolerancia y soberbia, aunque nadie niega sus destrezas políticas. A quien le quepa el sayo que se lo ponga. Alberto transita su gestión sin rumbo cierto. Puede virar el timón, de él depende si enfrenta la irracionalidad con entereza y pensando en la gente que lo respaldó con su voto.
Los referentes de la política argentina, los dirigentes de éste bendito país, no se esfuerzan por escuchar las demandas sociales y velar por el entramado social, las necesidades de la gente, las ausencias del Estado, la pobreza, la incertidumbre y desazón. A los dirigentes argentinos les falta empatía, calle, cordón y vereda. Caminar la realidad, palparla, enfrentarse a la tristeza de la pobreza y la vulnerabilidad. Los milagros pueda que existan, pero eso queda en la fe de cada ser. Una foto con el Papa no salvará a ningún político, por el contrario lo aleja de Dios, y lo peor, de la gente.