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02 28 aguiar

Para algunos analistas, la guerra que Vladimir Putin desató contra Ucrania es una forma de desafiar a las grandes potencias, entre ellas, Estados Unidos y China. Aunque Putin, presidente de Rusia, dictador de dictadores, no respetó Tratados Internacionales, pasó por encima la autodeterminación de los pueblos, conculcó los derechos humanos y parece dispuesto a todo, incluso el uso de armas nucleares, pese al repudio mundial.

Por Natalia Aguiar

En tanto, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky, afirmó que “desbarató” el plan de Rusia en el tercer día de la invasión contra su país, en un video en el que llamó a los rusos a que presionen a Vladimir Putin para que frene la guerra.
El mandatario también instó a Alemania y Hungría a tener el “valor” de apoyar una moción para excluir a Rusia del sistema de transacciones financieras internacionales SWIFT, un instrumento clave de las finanzas globales.
Ucrania defiende la democracia y es un ejemplo para el mundo y las grandes potencias, la determinación del pueblo ucraniano es admirable y deberíamos todos apoyar esta postura. Rusia quiere someter al pueblo ucraniano, no quiere que ingrese a la OTAN, Organización del Tratado del Atlántico Norte. El sometimiento no es la forma y mucho menos desde el avance de los Derechos Humanos en el mundo tras la Primera y Segunda Guerra Mundial.
Putin desafía a las grandes potencias, a Naciones Unidas, a la Organización de Estados Americanos, a la Corte Penal Internacional de la Haya, a todas las normas de defensa de los derechos humanos. Puso en jaque el sistema de derechos humanos y advierte sobre una guerra nuclear.

 

La tibieza no es buena consejera

Mientras Argentina se desliza en las tibias aguas de sus dirigentes, Alberto Fernández y Cristina Kirchner, las imágenes aterradoras de una guerra innecesaria impactan al mundo.
Alberto hace unos días estuvo con Vladimir Putín, casi en un amorío político, que puso en jaque el Acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Es que Alberto fue muy condescendiente con el dictador ruso. Muy pero muy. Demasiado.
Para sumar endebleces, ante la OEA, Argentina hizo la vista gorda y evitó condenar a Rusia por la invasión a Ucrania. La declaración fue acordada y aprobada por 21 países del continente; pero el gobierno de Alberto Fernández se excusó con el argumento de la “falta de pertinencia” del foro para abordar ese conflicto, ante duras críticas de la oposición y de países comprometidos con los derechos humanos, con la vida, con la Democracia.
La representación argentina ante la Organización de Estados Americanos (OEA) esquivó suscribir una declaración de enérgica condena a la invasión “ilegal, injustificada y no provocada” de Ucrania por parte de Rusia, en la que 21 países reclamaron la retirada inmediata de la presencia militar ordenada por el premier Vladimir Putin en el país de Europa oriental. La declaración fue apoyada por los Estados Unidos y otros 20 países: Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Granada, Guatemala, Guyana, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Surinam, Trinidad y Tobago y Venezuela, representada en la OEA por funcionarios afines al líder opositor Juan Guaidó. Sin embargo, la Argentina no reconoció la “pertinencia del foro” para abordar el conflicto que se desarrolla fuera de los límites continentales. Los suscriptores no se refirieron a que tanto Rusia como Ucrania son países observadores de la OEA. A Rusia, deberían sancionarla y sacar de ese puesto porque si de esta manera observa los derechos humanos. Imaginemos... Volvió la barbarie y los países potentes nada hacen para frenar al déspota de Putin. Dejaron al pueblo ucraniano solo. Ninguna potencia defiende los derechos humanos y las imágenes desoladoras atraviesan el alma de los hombres y mujeres de bien.
La operación militar rusa en Ucrania es contraria a los “principios de respeto de la soberanía y la integridad territorial, así como a la prohibición de la amenaza o el uso de la fuerza, y a la resolución pacífica de las controversias, que están consagrados en el derecho internacional y en la Carta de las Naciones Unidas”, expresa la declaración. Hace un llamado a las partes a respetar sus obligaciones de derecho internacional humanitario, “en particular en lo relativo a la protección de la población civil y de quienes ni participan en las hostilidades”. A pesar de que Bolivia no aparece en la declaración, el embajador de esa nación ante la OEA, Héctor Enrique Arce, dijo en la reunión que su país rechaza la violencia y aboga por el regreso a la mesa de negociación.
Oksana Markarova, la embajadora de Ucrania ante Estados Unidos, agradeció la declaración, solicitó que países aliados impongan fuertes sanciones contra Rusia y pidió a la OEA que elimine el estatus de observador permanente que tiene Rusia.
“Argentina balbuceó en la OEA. No acompañó la declaración que condena la invasión de Rusia a Ucrania. Estamos hartos de este gobierno que nos lleva siempre a ponernos del lado equivocado de la historia, cerca de las dictaduras y lejos de las democracias”, escribió Patricia Bullrich en sus redes sociales.
La sesión de la OEA fue dirigida por el secretario general Luis Almagro, fue virtual y la Argentina estuvo representada por Cecilia Villagra, ya que el embajador ante la OEA, Carlos Raimundi, sigue de vacaciones.
Desde el Gobierno de Fernández se escudan en que “La declaración de la OEA, no hace un aporte al llamado a la solución pacífica”. Con un presidente sin carácter, falto de postura política internacional -y nacional-, desde un ligar tibio ante las aguas turbias y turbulentas, sólo deja a su pueblo desdibujado, vulnerable ante la incertidumbre global. Desnudos ante la guerra. Ningún país con líderes tibios podrá ser respetado. Claro que el pueblo no es lo mismo que el líder, pero el pueblo está sometido a las decisiones gubernamentales. Sólo al momento del voto se pueden dar vuelta las resoluciones. Y a veces, los tiempos entre una votación y otra son extensos y pueden resultar fatales para los derechos humanos, para el desarrollo de la sociedad, para el crecimiento de un pueblo.

 

Diplomacia cero

Argentina no ha tenido una buena política internacional durante la gestión de Fernández, de hecho, ha hecho agua en muchas oportunidades. Y ahora, que el mundo mira esta barbarie desatada por Putin, otra vez, Argentina hace agua.
“No estamos conformes con la respuesta argentina”, aseguró el principal diplomático ucraniano en Buenos Aires, Sergiy Nebrat, encargado de negocios de Ucrania en la Argentina y principal autoridad diplomática. Nebrat exigió señales más claras del Gobierno sobre la invasión rusa y no dudó en demostrar su insatisfacción por la reacción del gobierno argentino frente a la invasión rusa a su país.
“No estamos conformes, queremos una señal clara por parte de la Argentina, que le pida a Rusia que saque sus tropas militares”, aseguró en una rueda de prensa realizada la semana pasada frente a la embajada, ubicada en el barrio de Palermo, sobre la calle Olleros, en la ciudad de Buenos Aires.
Nebrat solicitó una entrevista urgente con el canciller argentino, Santiago Cafiero, pero advirtió que pese a la urgencia, no había recibido respuesta a su pedido. “Rusia no quiere la paz, quiere la guerra”, y luego agregó “esperamos un apoyo de la Argentina, incluso mediante sanciones económicas a Rusia”, insistió Nebrat en defensa de su patria, de su pueblo. Las sanciones económicas dependen del ministerio de Economía de la Argentina. Nebrat fue recibido el miércoles pasado en el Palacio San Martín por el vicecanciller argentino, Pablo Tettamanti, pero no hubo mayores detalles sobre el resultado de ese encuentro.
El representante ucraniano resaltó el apoyo que recibió de otros países de América Latina como Uruguay. “Necesitamos que Argentina apoye la integridad territorial y la soberanía de Ucrania”. Sobre la visita de Alberto Fernández a Rusia a principios de febrero, dijo que “esta es una opinión personal pero no era el momento adecuado para una visita a Putin, teniendo en cuenta que en los últimos 8 años hubo tantos muertos en mi país y que iba a atacar a un país independiente. No fue oportuno”.
Esta barbarie no tiene razón de ser y justificar lo injustificable, las muertes innecesarias, y el sometimiento de los pueblos, es de una bajeza política y humanitaria que no reconoce antecedentes. La comunidad internacional clama por el diálogo, por el respeto a la vida. Repudian la actitud de Putin.
Ni la OTAN ni Estados Unidos, apoyan con fuerzas de seguridad a Ucrania porque intentan frenar la escalada de violencia, ya que Rusia podría desatar una guerra nuclear y esto afectaría a todo el planeta. No es una guerra más, es la Guerra de este siglo que desafía todos los límites normativos de Derechos Humanos, y las armas nucleares que podrían exterminar a poblaciones enteras.
Desde la diplomacia internacional llaman al diálogo, sanciones económicas y la aplicación de la ley fría para Rusia. Es decir, el desprecio, el repudio en todas sus formas. Inadmisible todo lo que está ocurriendo en este siglo XXI. La sanción a Rusia debe ser de Naciones Unidas, el organismo internacional que nuclea la defensa de los Derechos Humanos. Rusia perdió todo respeto y dignidad. Que Argentina no sea arrastrada por Rusia. Que Argentina se ponga de pie ante el mundo. En medio de la barbarie, una niña nació en el refugio creado en el subte de Kiev. Por la paz, por la vida.