Gobierno de Salta
Banner central top 1 separador

10 28 hess

Un problema central se presenta ante la más reciente contradicción que revela Milei en su carrera por la presidencia. ¿Sumar dirigentes encumbrados representa sumar linealmente sus votos? Bajo ningún punto de vista, sino que le pregunten a Horacio Rodríguez Larreta, que creyó que con fotos multitudinarias de caras políticas bastaba para ganar la interna.

Por Franco David Hessling

Con el resultado de las elecciones generales resuelto, la carrera hacia el balotaje ya no se inscribe en un escenario electoral abigarrado, con elecciones de legisladores, gobernadores e intendentes también en juego. Desde el domingo por la noche y hasta el próximo 19 de noviembre, la campaña, el fuego cruzado discursivo y las boletas que habrá en el cuarto oscuro, se centrarán exclusivamente en la contienda presidencial entre Sergio Tomás Massa y Javier Gerardo Milei.

Mencionarlo no es menor, ya que una cosa es segura como conclusión de los comicios del 22 de octubre: el aparato peronista, con sus opacidades y bemoles, con sus cosas buenas y malas, jugó fuerte para revertir la elección. Massa remontó prácticamente 10 puntos desde las PASO y rebasó al candidato libertario, su inmediato perseguidor, por una diferencia de prácticamente 7 puntos. La maquinaria se movió porque había que trabajar para el candidato presidencial, claro, pero también porque había muchos otros cargos en juego.

Entonces, de cara al balotaje, el peronismo deberá incentivar a su maquinaria electoral, con tentáculos en los lugares más recónditos del país, a proseguir el impulso de trabajo aunque lo único que esté en juego sea, nada más y nada menos, que la presidencia de la Nación. Un primer gesto en ese sentido fue la baja de Leandro Santoro en CABA, quien optó por no movilizar a la oposición antiperonista de la ciudad, a sabiendas de que sus chances de ganarle a Jorge Macri son menos que mínimas.

Ante ese escenario de polarización obligada y exclusiva que propone el segundo turno electoral por la presidencia, tal como decíamos en estas mismas columnas en esta semana, el panorama cuantitativo obliga a prefigurar un empate técnico. Es decir, lo que se avizora por estos días es una carrera por la presidencia muy cerrada, que se definirá voto por voto. Además, tal como se ha visto en las últimas semanas, la campaña y los humores son minuto a minuto.

Revisemos, entonces, los primeros movimientos de reacomodamiento a partir del resultado del domingo. El principal botín son los votos de Juntos por el Cambio, es decir, los prácticamente 24 puntos que cosechó Patricia Bullrich. Hoy podemos decir que Bullrich ya decidió su apoyo al candidato de la melena de gatito mimoso, pero no hay que confundir alianzas superestructurales, entre dirigentes, con transferencia lineal de sufragios. La política no es aritmética, no se trata de una ciencia exacta.

Ese error ya lo cometió otro que, indirectamente, se despegó de su correligionaria Bullrich. Horacio Rodríguez Larreta se manifestó neutral ante las opciones electorales. El detalle es que lo hizo luego de que Bullrich manifestara su apoyo a Milei, con lo que su mensaje indirecto fue contundente: yo, el otro rostro del bifronte Juntos por el Cambio, no apoya al libertario. Tampoco llamó a votar por Massa, es cierto, pero la sucesión de hechos, en lapso de horas, amerita una lectura de ruptura con el ahora tándem Milei-Bullrich.

Pero, decíamos, Rodríguez Larreta cometió un error garrafal en su campaña antes de las PASO del 13 de agosto. El jefe de gobierno porteño creyó que recolectar rostros de dirigentes encumbrados, para fotos multitudinarias de rostros políticos conocidos, bastaba para sumar votos. Y, de nuevo, la política no es cuestión exacta, aunque sí tenga que ver con sumas y restas. ¿Suma a los libertarios el apoyo de Bullrich? Decididamente, porque el atolladero para Milei y los suyos es que de las PASO a las Generales se conoció el piso y el techo de sus votos fidelizados. Y el margen entre uno y otro umbral se reveló demasiado estrecho.

Entonces, reformulemos la interrogación. ¿Milei suma gran parte de los 24 puntos que Juntos por el Cambio obtuvo en las Generales a partir de su alianza con Bullrich? Bajo ningún punto de vista. Y por eso es tan relevante la posterior declaración de Rodríguez Larreta. También los malestares propios de los libertarios radicales con lo de lo anti-casta, las declaraciones anti-Milei de otros dirigentes del PRO, como Pablo Avelluto, y las posiciones en un mismo sentido de dirigentes radicales y voces pesadas de la alianza como Martín Lousteau, Elisa Carrió y Jaime Durán Barba.

El empate técnico sigue intacto.