04 28 francisco66447Por Natalia Aguiar

Cada fin de ciclo de vida física, social, científica, emocional, artística, política, lleva al comienzo de una nueva etapa. Otro ciclo. “No es el final de todo, sino el comienzo de algo”, expresó el papa Francisco en un texto inédito que se conoció el jueves pasado y que escribió una semana antes de ser internado en el Policlínico Gemelli. El texto corresponde al prólogo del libro “Esperando un nuevo comienzo, reflexiones sobre la vejez”, escrito por Angelo Scola.

La muerte, según el difunto pontífice, “es un nuevo comienzo, porque la vida eterna, que los que aman ya experimentan en la Tierra en las ocupaciones de cada día, es el inicio de algo que no tendrá fin”.

“Y es precisamente por eso que se trata de un ‘nuevo’ comienzo, porque experimentaremos algo que nunca hemos experimentado plenamente: la eternidad”, y eso es una “consoladora certeza”, consideró.

“Devolverle el orgullo a un término a menudo considerado insano es un gesto que debemos agradecer al cardenal Scola, porque decir ‘viejo’ no significa ‘ser desechado’, como a veces nos hace pensar una cultura del descarte degradada”, reflexionó. En cambio, comparó: “Decir viejo significa decir experiencia, sabiduría, conocimiento, discernimiento, reflexión, escucha, lentitud... ¡Valores que necesitamos desesperadamente!”.

Francisco subrayó que el problema no es envejecer, sino cómo envejecemos. “Si vivimos esta etapa de la vida como una gracia, y no con resentimiento; si acogemos con gratitud y reconocimiento el tiempo (aunque sea largo) en el que experimentamos una disminución de las fuerzas, el aumento de la fatiga corporal, los reflejos que ya no son los de la juventud, pues bien, incluso la vejez se convierte en una etapa de la vida, como nos enseñó Romano Guardini, verdaderamente fructífera y capaz de irradiar bien”, dijo.

 

Abuelos, un faro que brilla

El papa también se refirió al valor humano y social de los abuelos. Insistió en que la figura de ellos impacta en el desarrollo equilibrado de los jóvenes y, en definitiva, para una sociedad más pacífica. “Porque su ejemplo, sus palabras y su sabiduría pueden inculcar en los más pequeños una visión a largo plazo, la memoria del pasado y el arraigo en valores que perduran”, analizó. “En el frenesí de nuestras sociedades, a menudo dedicadas a lo efímero y al gusto malsano de la apariencia, la sabiduría de los abuelos se convierte en un faro que brilla, ilumina la incertidumbre y orienta a los nietos, quienes pueden sacar de su experiencia algo más que su vida cotidiana”, destacó. Al final de su texto, señaló: “Con estas páginas en mis manos, me gustaría repetir el mismo gesto que hice al vestir el hábito blanco del papa en la capilla Sixtina: abrazar con gran estima y afecto a mi hermano Angelo, ahora ambos mayores que aquel día de marzo de 2013. Pero siempre unidos por la gratitud hacia este Dios amoroso que nos ofrece vida y esperanza a cualquier edad”.

 

Francisco por la paz

Una situación inédita en la política internacional que podría derivar en situaciones productivas para la concesión de la paz en Ucrania. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder ucraniano, Volodimir Zelensky, mantuvieron una reunión “muy productiva” antes de asistir al funeral del papa Francisco, según la Casa Blanca. La reunión duró unos diez minutos, antes del inicio del funeral del papa Francisco, al que asistieron más de 60 jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo. La última imagen de Zelensky fue la de haber sido humillado por Trump, por lo que este encuentro en la capilla Sixtina fue un verdadero milagro por la paz.

Además, fue el inicio de un nuevo proceso ya que “los dirigentes acordaron continuar sus conversaciones. Los equipos están trabajando para organizar la continuación de la reunión”, declaró a los periodistas el portavoz del presidente ucraniano, Serguii Nikiforov. La presidencia ucraniana publicó fotos de Zelenski y Trump sentados frente a frente y conversando también con el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Keir Starmer. Esa imagen habla por sí misma. Es que es una necesidad poner fin a la invasión rusa y las negociaciones que Washington trata de abrir entre la Moscú de Vladimir Putin y la resistencia de Kiev, pero también un acuerdo sobre tierras raras que, por ahora, no se ha firmado.

Trump rindió homenaje a al féretro del papa junto a la primera dama Melania, católica y con la cabeza velada de negro, luego salió a la Plaza de San Pedro para participar en los ritos funerarios y, en ese momento, se topó con los representantes de la Unión Europea (UE), en medio de los recelos recíprocos por el reciente pulso arancelario impulsado por Trump. Aunque no hubo tiempo para demasiados prolegómenos, sí pudo verse a Trump estrechando brevemente la mano a Ursula von der Leyen, jefa de la Comisión Europea, vestida de luto. El presidente estadounidense se encontraba sentado en la primera fila, a la derecha del ataúd de Francisco, en un orden que el rígido protocolo de la Santa Sede establece en base al rango del dignatario y siguiendo el orden alfabético de los países en francés. El presidente de Ucrania, por su parte, también se reunió con el jefe de Estado francés, Emmanuel Macron, con quien habló sobre “esfuerzos de paz”.

Javier Milei y la comitiva argentina estuvieron junto al presidente italiano Sergio Mattarela, y Giorgia Meloni, Primera ministra de Italia, también estaban Frank Walter Steimmeler, presidente de Alemania, Bajram Begay, presidente de Albania, Rey Abdullah II de Jordania, Rey Letsie III de Lesotho y otros referentes en el palco de honor.

En los funerales de Francisco se pudo ver el tablero de ajedrez del poder mundial. Los poderosos reconocían al líder espiritual del mundo occidental y cristiano que acaba de fallecer y que en vida transmitió su mensaje verdaderamente “urbi et orbis”. Para Francisco, el escenario era el mundo entero. En palabras del cardenal Giovanni Battista Re, “rico en calor humano y profundamente sensible a los dramas actuales, el papa Francisco verdaderamente compartía las angustias, los sufrimientos y las esperanzas de nuestra época de mundialización y se desvivió por reconfortar y dar aliento a cada uno con un mensaje capaz de tocar el corazón de las personas de manera directa e inmediata”. Todo esto fue inspirado, dijo, por su convicción de que “la Iglesia es una casa para todos, cuyas puertas están siempre abiertas” y así debería percibirse la política mundial. Que los poderosos se preocupen y ocupen de los pobres, vulnerables, excluidos, las minorías, los niños, los ancianos.

Sería una esperanza para el mundo que el metamensaje de este homenaje de tantos líderes sea el reconocimiento de la necesidad de traducir estos valores a las políticas de los diferentes Estados: humanidad, paz, fraternidad, solidaridad, humildad, piedad. Lo que el papa Francisco ha encarnado en estos doce años de pontificado y que no siempre han encontrado eco en las autoridades.

Hay esperanzas, porque en una Europa cada vez más descreída y afectada por los migrantes, sus autoridades dijeron presente como si reconocieran que no deben alejarse de valores fraternales para sostener la unidad y poder enfrentar los desafíos y riesgos geopolíticos y culturales.

Ni Trump ni Zelenski son de confesión católica, uno protestante, judío el otro, pero estuvieron presentes, hecho que potencia la autoridad espiritual de un papa que traspasó fronteras y no sólo geográficas.

 

Argentina

Milei estuvo presente pero no ofreció a la oposición ser parte de la comitiva. Quería sólo la foto para él. Que este momento sirva para repensar las políticas de Estado y escuchar, visibilizar al que piensa distinto. No destratarlo, sino valorarlo como oponente. Porque desde la diversidad se aprende, se crece. Sino, es un autoritarismo encubierto. Hechos, no palabras y fotos simbólicas.

Milei habló pestes del papa hasta que lo conoció. Pero Argentina nunca le dio el valor que tenía contar con el sumo sontífice. Ahora ya es tarde. Quedan los ejemplos y valores de Francisco. Ninguno de los ex presidentes, Cristina Fernández, Mauricio Macri, Alberto Fernández, ni Javier Milei, respetaron a Francisco. Quizás ahora puedan hacer un mea culpa y reflejarlo en hechos. Se apagó la voz de Francisco, que tenía la capacidad de agitar a los políticos argentinos, en disputas para interpretarlo.

La imagen de Javier Milei en Italia lo coloca en el centro de escena tras semanas de incertidumbre, previas al acuerdo con el FMI y la salida del cepo. Le sirve de hoja en blanco para plasmar la segunda etapa de su mandato y acomodar los tantos con miras a las elecciones legislativas de Octubre. El presidente pudo volver al manejo de la agenda, que es donde se siente cómodo. Que este viaje a Italia le sirva para hacer un análisis de situación y que Milei no se olvide de los valores de Francisco al momento de acusar a la prensa, señalar opositores, destratar a la gente, funcionarios y legisladores, y se vuelque más a la humanidad. Que no se olvide de los niños, ni de los ancianos argentinos. Que empatice con su pueblo. Es una oportunidad para de que los libertarios dibujen otro esquema de poder.