marocco 2502 colPor Antonio Marocco

Días atrás caminaba y pensaba en cómo la vida nos va llevando por distintos lugares. Los desafíos y los sueños, con esfuerzo y dedicación, a veces se cumplen. Y cuando no, el solo hecho de transitar el camino nos colma de aprendizaje y nos transforma.

El jueves pasado salió a la calle la edición número cinco mil del Diario Punto Uno. Parece que fuera ayer cuando junto a mi compañero de patriada, Frederik Molina, emprendimos la tarea de fundar un nuevo diario. Lo hicimos allá por el 2011, cuando la mayoría de los medios tradicionales empezaba a pisar fuerte en la web.

A los que peinamos canas va a ser difícil que nos convenzan de que es lo mismo leer en una pantalla fría que en una hoja caliente, palpable, con olor a tinta. Pero la decisión de mantener un diario impreso no es nostálgica, sino consciente. Damos noticias y escribimos día a día la memoria de la sociedad. Y lo hacemos con errores y aciertos: en tiempos de posverdad e inteligencia artificial, somos orgullosamente un medio humano.

Es menester agradecer al gran equipo que compone Punto Uno. A los que nos ayudaron a dar los primeros pasos, a los que pasaron, a los que estuvieron y a los que siguen estando. Todos han contribuido en mayor o menor medida con la consolidación de este medio que ha logrado instalarse en la sociedad salteña.

Cuando empezamos esta aventura mirábamos con admiración y cariño al arzobispo de Buenos Aires que predicaba el humanismo por el que militamos toda la vida. Se trataba de Jorge Mario Bergoglio, que dos años después sería electo Papa y se convertiría en el líder espiritual del mundo católico. En una humanidad asediada por mensajes de odio y la exacerbación del individualismo, Francisco ofreció una mirada de esperanza y una mirada de bondad. Nos enseñó que nadie se salva solo y que Dios nos espera a todos.

La noticia de su fallecimiento me inundó de tristeza, pero fue reconfortante observar las muestras de cariño que llegaron desde todo el mundo. Su vida y su obra trascendieron el paso de su cuerpo por el mundo terrenal y marcaron un camino a la Iglesia Católica para retomar su tarea de pacificar la Tierra.

Estos días de reflexión espiritual se conjugaron con las obligaciones y responsabilidades del día a día. Siempre es bueno detenerse a pensar por qué y para qué hacemos lo que hacemos.

A mitad de semana estuve en Tucumán, invitado por el vicegobernador Miguel Acevedo para exponer sobre la experiencia de Salta con el sistema de Boleta Única Electrónica. Es que la provincia vecina está debatiendo una posible reforma electoral para modernizar los procesos y adaptarse a los avances tecnológicos garantizando la transparencia.

Acompañando a un panel de especialistas, transmití a los legisladores y dirigentes políticos tucumanos lo mucho que nos costó a los hombres y mujeres de la República Argentina garantizar el pleno ejercicio del Estado de Derecho y la instauración definitiva del sistema democrático de gobierno. Hace ya 42 años que gozamos de esa salud y, pese a las diferencias ideológicas o políticas, existe un consenso general acerca de la necesidad de conservarla por sobre las diferencias.

Para robustecer la democracia es nuestra obligación como sociedad, y en particular como dirigentes políticos, encontrar los mejores caminos para que la voluntad de cada ciudadano se exprese en las urnas de manera transparente y efectiva. Debemos, entonces, discutir cuál es el sistema de votación que mejor garantice esos principios.

La experiencia de Salta ofrece lecciones invaluables y un modelo concreto para otras jurisdicciones que estén considerando seriamente la implementación de sistemas de votación con Boleta Única Electrónica. Evidencia de manera palpable que, con una planificación meticulosa y exhaustiva, un marco legal robusto adaptado a las necesidades específicas, con una inversión estratégica en la capacitación de todos los actores involucrados y en la seguridad integral del sistema, es perfectamente posible modernizar los procesos electorales y, fundamentalmente, robustecer la confianza de los ciudadanos en el ejercicio de su derecho fundamental al voto.

Todo sistema es perfectible y puede ser mejorado, pero la democracia se trata de eso: de ir avanzando siempre hacia mejores formas y contenidos. Salta hizo un gran aporte a la democracia. La sociedad, el pueblo y la institucionalidad tienen la palabra.