04 29 1demayoPor Mariano Arancibia

En una entrevista con Punto Uno, el historiador Carlos Abrahan trazó un recorrido por el origen, las derivas del Día del Trabajador y las resonancias en nuestra provincia que también fue escenario de movilizaciones, fundaciones sindicales y represiones.

Cada 1° de mayo, el calendario marca algo más que un feriado. Para muchos, es una jornada de fiesta; para otros, una fecha muy sentida, cargada de valor político. “No se trata de una efeméride inocua ni mucho menos folklórica”, señaló.

“Nació como resultado de un ascenso de la clase obrera mundial y partió del impulso de los obreros de Estados Unidos, que organizaron y lucharon mediante paros contra los largas jornadas de trabajo y bajos salarios”, explicó.

El hito fundacional llegaría en 1886, con la manifestación obrera en Chicago: “en medio de la crisis económica, los obreros norteamericanos continúan con la protesta exigiendo 8 horas de trabajo. Se organizó una gran movilización para el primero de mayo. La burguesía reprimió y, frente a la fuerza de la manifestación encarceló a los principales dirigentes anarquistas. Fueron condenados a muerte y luego ahorcados”.

Nacía así el mito de los Mártires de Chicago, pero también la conciencia de un proletariado en pie de lucha. La fecha fue retomada por congresos socialistas en Europa, que institucionalizaron el 1° de mayo como jornada internacional de manifestación y unidad de clase. “La consigna de Marx, ‘Proletarios del mundo, uníos’, se volvió carne”, recalcó Abrahan.

En Argentina, el primer 1° de mayo tuvo lugar en 1890. Buenos Aires, Rosario, Bahía Blanca y Chivilcoy fueron sus escenarios. “La clase obrera —afirma— exigía las 8 horas de trabajo, la prohibición del trabajo infantil, del trabajo nocturno de las mujeres y del trabajo a destajo”.

Y Salta, aunque muchas veces tildada como conservadora y con poca tradición, también fue protagonista. Abrahan al respecto fue enfático: “Nuestra provincia no es ajena a esta tradición. El 1° de mayo de 1932, en Tartagal, uno de los oradores, Carlos Ocampo, hace referencia explícita a las ideas de Karl Marx y reivindica con fervor el internacionalismo. No es menor que El Capital se encontrara ya en la Biblioteca Popular de Salta desde antes de 1908”.

Esa cita, que parecería anecdótica, es una prueba del grado de circulación de las ideas revolucionarias incluso en los confines del país. “El 1° de mayo de 1941, una asamblea obrera en el estadio del Cicles Box Club —en Mitre y Necochea— fundó el gremio de la construcción. La primera comisión directiva estuvo integrada por plomeros, albañiles, carpinteros, electricistas, ladrilleros y pintores. Y publicaban El Periódico del Obrero de la Construcción, dirigido por el socialista Ramón Cardozo”.

Eran tiempos en los que el sindicalismo se construía desde abajo, sin intermediarios ni estructuras estatales que los encapsularan. El 1° de mayo era una fecha de lucha, no una fiesta del Trabajo.

 

Del internacionalismo al disciplinamiento

“La historia del 1° de mayo en Argentina —advierte Abrahan— también es la historia de su vaciamiento”. Las primeras décadas del siglo XX estuvieron marcadas por un crecimiento del movimiento obrero independiente del Estado, pero también por una feroz represión. Con la llegada del peronismo, el sentido original de la fecha fue absorbido y edulcorado.

“Con el peronismo —dice—, el 1° de mayo fue estatizado, vaciándolo del contenido internacionalista y clasista. ¡Ahora lo importante era la ‘armonía’ entre empresarios y trabajadores! Esa supuesta armonía era funcional al disciplinamiento, y al surgimiento de dirigentes ajenos a los intereses reales de los trabajadores: la burocracia sindical”.

 

1969: en la Plaza 9 de Julio

Otro 1° de mayo emblemático ocurrió en 1969. “Ese día se realizó un acto relámpago de la CGT Paseo Colón en la Plaza 9 de Julio. Participaron obreros, estudiantes y vecinos. El acto fue reprimido por la policía. Hubo enfrentamientos, corridas, detenidos. Pero otros se reagruparon y realizaron nuevos actos relámpagos. Era la tónica de los mítines revolucionarios de los 70”, rememoró.

La historia del 1° de mayo en Salta no es un capítulo menor, sino parte constitutiva de una lucha que se dio —y se sigue dando— en todos los rincones del mundo. Como dijo el propio Abrahan: “La historia obrera no es una historia de derrotas, sino de persistencias. Es la historia de una clase que, pese a todo, sigue escribiendo su destino”.

 

“Cada nuevo primero de mayo es una nueva afirmación del consejo de
Marx: proletarios del mundo ´uníos´, o de Bakounin [sic], el oso
siberiano, presentando al mundo una nueva bandera que señalará el
camino de su redención”.
(Periódico La Frontera, Nº 65, Tartagal, 29 de abril de 1933)