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Más de 90.000 personas han pasado entre miércoles y jueves por la capilla ardiente del papa Francisco en la basílica de San Pedro del Vaticano para dar su último adiós al difunto pontífice, según informó la Santa Sede.

Las autoridades italianas calculan que en torno a 200.000 fieles asistirán mañana al funeral por el pontífice, tras lo cual el féretro será trasladado en un cotejo fúnebre hasta la basílica de Santa María la Mayor, donde Francisco dejó estipulado que recibiría sepelio.

El Vaticano y sus alrededores se llenó de fieles provenientes de todas partes del mundo, que han viajado hasta Roma para ser parte de este momento histórico. Se reportaron miles de fieles en fila que esperaron pacientes para pasar frente al féretro. Una espera mínima de cinco horas que hizo que la capilla permaneciera abierta.

Este número de personas podría duplicarse entre hoy y mañana, cuando el ataúd del Papa se cierre para preparar al pontífice para su funeral, el cual se llevará a cabo en la Plaza de San Pedro mañana a las 10 de la mañana, hora local.

El carisma, la sencillez y el sentido del humor de Jorge Mario Bergoglio, cautivó a los católicos, quienes a lo largo de la Via della Conciliazione han improvisado altares en honor del Papa con velas, algunas fotos y flores. Algunos más, originarios de Argentina, llevan consigo la bandera de su país, para llevar un poco de su país natal a las exequias del Santo Padre.

 

Los centinelas

La Guardia Suiza protege al Papa y al Vaticano desde hace más de quinientos años. Con su uniforme renacentista, sus lanzas largas y su postura impecable, este pequeño ejército se convirtió en un ícono de la Santa Sede. Su origen se remonta a 1506, cuando el papa Julio II convocó a soldados suizos para formar una guardia personal.

A comienzos del siglo XVI, los suizos eran considerados los mejores soldados de Europa. Julio II reclutó 150 hombres de los cantones católicos para que protegieran al Papa en el Vaticano. Dos décadas más tarde, su heroísmo quedó marcado para siempre.

El 6 de mayo de 1527, durante el Saqueo de Roma, las tropas del emperador Carlos V atacaron la ciudad. En esa jornada, murieron 147 de los 189 guardias suizos mientras defendían al papa Clemente VII, quien logró escapar gracias al Passetto di Borgo, un pasaje secreto que une el Vaticano con el Castillo de Sant’Angelo.

Ese acto de valentía sigue siendo recordado cada año en una ceremonia solemne, donde los nuevos reclutas juran fidelidad “hasta la muerte”.

 

Más de 100 cardenales

Los 113 cardenales presentes en el Vaticano asistieron ayer a la tercera Congregación General y comenzaron a debatir sobre la Iglesia Católica y el mundo tras el fallecimiento del papa Francisco.

El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, señaló que la tercera Congregación previa al cónclave que elegirá al nuevo Pontífice se celebró en el Aula del Sínodo del Vaticano. Comenzó con una oración. Esta reunión incluyó un receso de media hora.

Según Vatican News, prestaron juramento los cardenales que todavía no lo habían hecho y se decidió que el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández celebre la misa del sexto día de los Novendiales, en lugar del camarlengo, el cardenal Kevin Farrell.

También se acordó que el padre Donato Ogliari, abad de la Basílica de San Pablo Extramuros, realice el lunes la primera meditación y que el cardenal Raniero Cantalamessa, predicador emérito de la Casa Pontificia, haga la segunda al inicio del cónclave, cuya fecha de inicio aún no se ha decidido. En el encuentro, los cardenales leyeron los primeros 23 párrafos de la constitución apostólica Universi Dominici Gregis y debatieron sobre el futuro de la Iglesia Católica.