04 23 vaticano

La noticia de la muerte del papa Francisco conmocionó a todo el mundo. El argentino llegó al trono de San Pedro en 2013 en medio de una fuerte crisis institucional de la Iglesia Católica y, con un liderazgo fuerte, impulsó múltiples reformas para recuperar a los fieles que se habían alejado.

Su partida dejó vacante el trono de San Pedro y, en medio del duelo, el Vaticano dio inicio a una serie de mecanismos milenarios para elegir al nuevo Sumo Pontífice.

Serán 133 los cardenales- tras la confirmación de la ausencia de 2 purpurados - los encargados de elegir al nuevo Sumo Pontífice. Cómo toda votación, distintos sectores ya pujan para ubicar a su candidato preferido. Por su parte, durante su papado, Francisco nombró 108 cardenales que buscarán lograr una continuidad de sus políticas.

Mientras los purpurados definen al sucesor de Francisco, el Vaticano activó de forma automática el protocolo conocido como "Sede Vacante", que inicia el proceso de transición hasta la elección de un nuevo Pontífice. Así, la Iglesia quedó bajo custodia del camarlengo - una figura cuyo gobierno "de transición" - personificado por el cardenal irlandés Kevin Farrell.

En la previa del cónclave - que se espera que inicie entre el martes 6 de mayo y el domingo 11 de mayo -, al menos 17 candidatos se perfilan como papables. Sin embargo, y con votaciones largas que pueden estirarse varios días hasta definirse, cabe destacar un viejo dicho de la Iglesia Católica que sentencia que "el que entra al cónclave como papa, sale como cardenal".

 

El procedimiento

La Iglesia Católica respeta una tradición de casi 800 años para elegir a su próximo líder. Si bien los procesos comienzan con la muerte del Papa, la parte más importante es conocida como Cónclave papal, y refleja el sistema de votación que se utiliza en el Vaticano para confirmar al nuevo Sumo Pontífice.

El Cónclave es, en esencia, un proceso democrático en el que los cardenales atraviesan numerosas instancias de votación hasta que surja un consenso claro sobre quién debe ser el nuevo papa.

El proceso comienza con una misa especial por la mañana, después de la que los 133 cardenales en edad de votar (2 no estarán por estar enfermo) se reúnen dentro de la exquisitamente decorada Capilla Sixtina, sede de todos los cónclaves papales desde 1858. Tras esto, se escuchará el grito de "extra omnes" (todos afuera) y los cardenales, que prestaron juramento de secreto, serán encerrados en el Cónclave hasta que puedan elegir un sucesor.

Cabe destacar que, durante todo este proceso, los cardenales estarán "encerrados" y no podrán tener contacto con el exterior ya que el mismo podría afectar su juicio a la hora de votar. Tampoco hay garantía de cuánto puede llegar a durar la votación y la misma puede extenderse por días, semanas e incluso, aunque mucho menos probable, durante años.

Es entonces cuando se abre un período de fuertes negociaciones para elegir al nuevo Papa. Los cardenales, mediante una combinación de discursos, oración, reflexión y un intenso forcejeo político, van seleccionando candidatos en las sucesivas rondas de votación.

A la hora de votar, los cardenales permanecen sentados a ambos lados de la Capilla Sixtina, y se eligen al azar los nombres de nueve cardenales para oficiar y organizar la votación, de los cuales tres se convierten en escrutadores, cuya tarea es supervisar la votación. Por su parte, tres más recogen los votos y otros tres los revisan.

Según las normas actuales de la Iglesia, sólo los cardenales menores de 80 años pueden emitir su voto. Es por eso que, para elegir al sucesor de Francisco están habilitados para votar 135 purpurados aunque, finalmente, 133 participarán del Cónclave. Del total de los autorizados a participar de los comicios, 108 fueron nombrados durante el papado del argentino, por lo que se espera que pueda haber una continuidad en el perfil del próximo Sumo Pontífice.

 

Cómo un cardenal gana la votación

En referencia a la elección de un nuevo Papa, esto sólo ocurre cuando un candidato único obtiene una mayoría de dos tercios. A veces, los Papas son elegidos rápidamente cuando surge un candidato fuerte. Sin embargo, a partir de la 34° votación, el Cónclave sólo vota entre los dos candidatos que más votos obtuvieron en la ronda anterior.

Cabe destacar que, a finales del siglo XIII se dio el cónclave papal más extenso, el cual duró casi tres años gracias a luchas políticas masivas. En medio de la incertidumbre, tres cardenales murieron.

El voto en sí es secreto y fue introducido en 1621 por Gregorio XV para intentar evitar la politiquería abierta, pero el Cónclave es inevitablemente un semillero de facciones rivales que desean ver a su candidato triunfar. Durante cada votación, los cardenales escriben el nombre de su elección, idealmente con una letra distorsionada para ocultar su identidad.

Las papeletas electorales se queman en una pequeña hoguera dentro de la Capilla Sixtina. El humo negro que se produce por el fuego indica a la multitud que espera afuera que todavía no se ha elegido un nuevo Papa.

 

Cuáles son los requisitos para ser elegido

De manera oficial, los únicos requisitos para ser un candidato autorizado es ser varones y católico. Sin embargo, desde hace siglos que los pontífices sólo fueron elegidos entre las filas de los cardenales.

Asimismo, no hay un límite de edad para quién puede convertirse en Papa, pero Francisco tenía 76 años cuando asumió el cargo, el cual dejó a sus 88. Su antecesor, Benedicto XVI, fue elegido a sus 78 años y se retiró a los 85.

Si un candidato no obtiene los dos tercios de los votos, las papeletas son incineradas - junto a un químico especial - lo que despide un humo negro a través de la chimenea y anuncia a los millones de fieles alrededor del mundo que el cónclave continuará a la espera de consensuar un candidato.

Sin embargo, cuando un candidato obtiene dos tercios de los votos necesarios para ser electo como nuevo Papa, se inicia un nuevo proceso para darlo a conocer al mundo. El Cardenal Decano llama entonces al candidato al frente de la capilla y le pregunta si está dispuesto a aceptar. Si la respuesta es sí, se le pide al nuevo Papa que elija su nuevo nombre papal.

Luego de este ritual de renombramiento del Papa, las papeletas electorales se queman una vez más con un aditivo colocado en el fuego que vuelve blanco el humo informando al mundo que se se eligió un nuevo Pontífice. Así, el flamante Papa es conducido a la Sala de las Lágrimas, adyacente a la Capilla Sixtina, donde se pone su nueva túnica blanca y sus zapatillas rojas.

El Papa es presentado entonces a la multitud reunida en el Vaticano desde el balcón principal de la Basílica de San Pedro con las famosas palabras: “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam!” (Les anuncio con gran alegría que tenemos un Papa).

 

La monja que rompió el protocolo y lloró frente al féretro

Sor Geneviève Jeanningros, religiosa de las Hermanitas de Jesús, se acercó con paso discreto, mochila al hombro y gesto conmovido, hasta uno de los laterales del féretro. Durante siete intensos minutos rezó y lloró en soledad sin que nadie osara interrumpir ese momento íntimo. La Guardia Suiza la dejó estar allí, como si supieran que esa escena era exactamente lo que el Papa hubiese querido.

Genevieve es parte de la orden de las Hermanitas de Jesús y es sobrina de Léonie Duquet, una de las monjas francesas secuestradas durante la última dictadura en Argentina.

El gesto de Geneviève no fue una simple muestra de afecto, sino una despedida sincera de una amistad profunda. Fue una escena fuera del protocolo, pero cargada de sentido. Porque ella no fue una más entre la multitud: era alguien que Francisco la llamaba con cariño su enfant terrible. Una mujer de fe rebelde que se convirtió en un símbolo del abrazo más inclusivo de este pontificado.

A pesar de que no formaba parte del rígido protocolo que obligaba a los cardenales, obispos y personal del Vaticano a ser los primeros en dar el adiós al pontífice, nadie se atrevió a decirle a la religiosa que ese no era su lugar y allí permaneció durante varios minutos.

 

Refuerzan la seguridad en Roma

La ceremonia se realizará el sábado en la plaza de San Pedro del Vaticano, donde se esperan más de 200.000 fieles y numerosos jefes de Estado y monarcas, por lo que se desplegarán 4.000 efectivos y se extenderá una zona de exclusión aérea, entre otras medidas.

Italia puso en marcha un dispositivo de máxima seguridad ante el funeral del papa Francisco. La ceremonia se realizará este sábado en la plaza de San Pedro del Vaticano, donde se esperan más de 200.000 fieles y numerosos jefes de Estado y monarcas, por lo que se desplegarán en Roma 4.000 policías y se extenderá una zona de exclusión aérea, entre otras medidas.

Cientos de agentes y miembros de la protección civil ya están presentes en torno al Vaticano para controlar el tráfico y guiar el alto flujo de personas que se dirige a la Basílica de San Pedro para despedir al religioso argentino que falleció este lunes a la edad de 88 años, después de que ayer se llevara su cuerpo para ser expuesto en el templo hasta mañana.

Unos 2.000 carabineros, así como agentes de la Policía de Estado y Guardia de Finanzas, ya fueron desplegados, según informó el Ministerio del Interior del Gobierno a cargo de Giorgia Meloni. También hay cientos de agentes y patrullas de la Policía local de Roma que ampliarán su presencia hasta 2.000 efectivos entre este viernes y el sábado.

El operativo de seguridad se intensificará a medida que se acerque la cuenta atrás al funeral, cuando llegarán delegaciones de unos 170 países que incluirán al presidente de Estados Unidos, Donald Trump; al ucraniano Volodimir Zelensky; a los jefes de Gobierno de Francia y Reino Unido, Emmanuel Macron y Keir Starmer, así como el príncipe William de Inglaterra o a los reyes de España, y al mandatario argentino, Javier Milei, entre muchos otros.