medranoPor Josefina Medrano

Muchas veces resulta difícil comprender por qué situaciones que parecen de resolución sencilla y fácilmente alcanzable se nos pierden en el horizonte como el agua que en estos días de casi primavera empieza a aparecer producto de espejismos en nuestros recorridos por las maravillosas rutas de nuestra Salta.

Vivimos tiempos cargados de renovadas esperanzas donde los salteños honramos a nuestros patronos el Señor y la Virgen del Milagro. Donde resuenan los discursos de la crisis que atravesamos y donde se recuerdan conceptos fundamentales y necesarios para que todos podamos vivir en una sociedad mejor y más justa. El prójimo, el bien común, la empatía, la justicia social, la igualdad de oportunidades etc.

Por supuesto que dentro de la búsqueda de este vivir mejor no queda afuera la salud. Para muchos resulta fácil confundir los conceptos de igualdad en salud con los de equidad. La igualdad se enfoca en tratar a todos de la misma manera sin considerar las diferencias individuales. La equidad busca tratar a cada persona de acuerdo a su necesidades y circunstancias únicas asegurando oportunidades reales para cada uno. La equidad en salud se refiere a la justa distribución de recursos, servicios y oportunidades para que todas las personas accedan según sus necesidad y condiciones de vida a una atención de calidad.

¿Podríamos preguntarnos entonces si la salud es simplemente un hecho individual relacionado a la carga biológica de cada uno y su comportamiento? ¿O si depende de circunstancias sociales y de la implementación de política públicas adecuadas?

Claramente surge que la búsqueda de la salud basada en la equidad es un concepto bastante más amplio y que debe considerarse sin duda alguna un objetivo social. Sin embargo, podemos debajo de esta premisa de sentido común, encontrar políticos y gestores con limitados conocimientos de los factores que influyen en la distribución del estado de salud de las personas que representan. Llevando adelante acciones y políticas, muchas veces arrastradas de antaño, que lejos están de lograr alcanzar la equidad en salud.

Los médicos, en nuestras formaciones básicas, estudiamos las deficiencias vitamínicas y como tratarlas, pero no tenemos conocimiento de los problemas más de fondo que llevan a las personas a disminuir la ingesta de alimentos, por ejemplo. Es por eso que debemos resistir a la creencia ególatra de que, como profesionales de la salud, tenemos todas las respuestas o podemos nosotros mismos hacer que las personas alcancen la equidad en salud, sin esforzarnos en trabajar para garantizar la justicia tanto social como económica.

La literatura de la nueva salud publica pone de manifiesto y de manera destacada (Krieger y Birn 1998) la importancia de los vínculos entre la salud de la población y la búsqueda de la justicia social. Preocupación a nivel mundial, dada las enormes disparidades que existen en los determinantes de la salud a lo largo del planeta.

Trabajar en la asistencia médica seguramente es una parte fundamental en la búsqueda de alcanzar la equidad, pero será un gran error basar todas las acciones y plantear políticas solo basadas en la distribución de la atención sanitaria ya que la equidad en salud es absolutamente multidimensional. De nada servirá la tecnología de punta si el acceso no es para muchos y solo para unos pocos, ni los grandes tratamientos médicos innovadores para aquellas personas que padecen enfermedades complejas si al volver a sus casas no tiene condiciones mínimas como agua potable, recurso fundamental, para la higiene y así evitar las infecciones.

El trabajo en equipo con los distintos sectores será una necesidad insoslayable en la ruta de búsqueda de este gran objetivo. Tarea compleja sin duda y muchas veces ingrata que llevará tiempo mientras logramos cambios de fondo que puedan perdurar y de esta manera, cambiar las realidades de los distintos determinantes de la salud.

Los que estamos interesados y dispuesto a trabajar por una salud mejor deberemos mas allá de entender los conceptos fundamentales, seguir con tenacidad y esperanzas la lucha hacia la equidad en salud. Serán los peregrinos que desde lejos caminaron a sol y sombra con sus cuerpos cansados nuestro ejemplo de fortaleza, para que en los momentos difíciles y las circunstancias adversas no bajemos los brazos en esta noble tarea

 

Josefina Medrano fue ministra de Salud de Salta