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Por Natalia Aguiar

Se puede decir que Javier Milei ya adoptó todas las mañas de la politiquería argentina, y esto lo selló con carnes asadas y vino en la Quinta de Olivos para festejar el éxito de su primer veto y honrar a los “diputados héroes” que lo acompañaron.

El salvataje a su veto lo puso alegre y quería agradecer a los aliados y consolidar el “tercio de la resistencia” y evitar nuevos traspiés en el Congreso. Como si de un déjà vu se tratara, faltó que cantaran la marcha peronista porque la imagen era tal que hasta se podía ver el cuadro del General Perón.

El Gobierno salió a aclarar que no se trató de una celebración sino de una “reunión de trabajo”. Aclararon los obsecuentes de la gestión que cada invitado pagaría $20.000 de su bolsillo para el famoso “asado”. Tal fue el acorralamiento del Gobierno, que para cobrar con tarjeta, hasta llevaron un posnet del comedor de la Casa Rosada hasta la quinta presidencial para hacerlo posible.

Fue un error que el Gobierno no asumirá pero siente las repercusiones. Priorizaron la foto a los jubilados y las necesidades sociales. Priorizaron lograr leyes a futuro en vez de pensar en la vulnerabilidad de la gente. Los jubilados y ciudadanos indignados se apostaron ese martes en la puerta de Olivos para manifestarse en contra. No les hicieron llegar ni un sandwich.

Tal fue el contraste entre la situación de los jubilados y lo que se vivía en Olivos, que hasta el papa Francisco le llamó la atención a Milei. El Papa dijo que “el Gobierno “en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta”, y el comentario acertado de la máxima autoridad eclesiástica, desconcertó a la Casa Rosada. Es que unos días antes el Papa recibió a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, quien le brindó un informe detallado sobre la política social. A su regreso, la funcionaria aseguró a Milei y a otros funcionarios que el encuentro había sido excelente. Pero hasta entonces no se había vivenciado el maltrato a los jubilados en la manifestación en contra del veto presidencial ni se sabía del asado organizado para festejar a unos supuestos héroes que solamente votaron con el termómetro del poder en la mano. Camaleónicos que adoraron a un presidente, ahora rosquero como nadie.

El gobierno quiso minimizar los dichos de Francisco y fue Patricia Bullrich la encargada de manifestar que son “opiniones” del Sumo Pontífice.

El mensaje de Francisco cobra importancia en la alianza que la Iglesia consensuó con los movimientos sociales, que se resume en la consigna de “plantar bandera por las tres T: tierra, techo y trabajo”, “derechos sagrados” para el Papa y para las organizaciones, a quienes el propio pontífice les pidió “no aflojar con la economía popular”. “Ustedes tienen la obligación de evitar la propagación del odio, la violencia, las falsas noticias, la polarización extrema y el racismo”, les encomendó.

Una visión que el Gobierno no comparte, de hecho desconoce, al punto de denunciar penalmente y destratar a los movimientos sociales y a las políticas asistenciales, como si fuéramos un país de primer mundo con seguridad jurídica, igualdad de oportunidades y sin inflación. Todo indica que el papa Francisco está cada vez más lejos de visitar Argentina.

Aunque el Gobierno lo niegue, las repercusiones negativas del asado los hizo tambalear y se juntó la mesa chica integrada por Karina Milei, Santiago Caputo, Manuel Adorni, Patricia Bullrich, Martín Menem y Guillermo Francos. Estaban perturbados.

Además, otro traspiés que sufrió el oficialismo fue la caída estrepitosa del raiting durante la cadena nacional para presentar el Presupuesto 2025. Cuando supieron que el interés en la televisión abierta había descendido del 14.5 al 4.05 por ciento, Santiago Caputo y Manuel Adorni le ordenaron a la TV Pública que difundiera que el apagón no fue tal porque, si se contemplaba los canales de cable -según Ibope- el rating había trepado a los 28 puntos (7,8 millones de personas), más otro millón y medio de usuarios que lo vieron en YouTube.

Estaban muy preocupados, a punto tal que pidieron que la TV pública diera a conocer esa supuesta diferencia. Se publicó luego, en la cuenta de X de la señal oficial. Es que hacer uso de aire para explicar que el Gobierno estaba bien posicionado, cuando no lo estaba resultaba bizarro ante el discurso libertario de que los medios públicos no son eficientes y su postura para privatizar empresas estatales.

Lo cierto es que la imagen del presidente, según varias encuestadoras y consultoras, está en caída, razón por la que el Gobierno estaría en una actitud de defensa permanente. El escenario para Milei no es tan próspero como antes, los intelectuales y pensadores ya lo cuestionan, sus seguidores en las redes lo enfrentan y cuestionan, y sus votantes sienten la inflación en el bolsillo. Se percibe el desgaste, cansancio y hartazgo de la gente para con Milei. Si bien la gente cree que no hay otra salida más que el ajuste, la situación económica ya apremia y los humores cambian radicalmente. De hecho, para muchos especialistas, la foto del asado con los diputados héroes, generó rechazo y la valoración de su gestión está en bajada. Se nota un abismo entre lo que acciona y percibe el Gobierno y lo que vive, sufre y angustia a la gente.

La caída de la imagen presidencial transita entre un 10% y una base de 4%, según las encuestadoras. Este mes el gobierno se esmeró por desconocer las necesidades de la gente: el 11 de septiembre la Cámara de Diputados ratificó el veto a la fórmula jubilatoria; el 13 anunciaron el veto a la ley de financiamiento universitario; el 16 aumentó el boleto de tren en el AMBA y el 17 Milei homenajeó en Olivos a los “87 héroes” que blindaron el veto jubilatorio. Un Gobierno insensible.

La consultora Poliarquía confirmó que este mes la imagen de Milei cayó 7% y que la desaprobación de la gestión libertaria subió 4%. A su vez Aresco detalla que la caída se verificó durante septiembre. “La imagen de Milei venía muy estable, con saldo favorable. Y la caída no fue paulatina, sino que hubo un salto en el último mes. Si la situación económica no se recupera, podría perder diez puntos más de acá a fin de año. Por ahora perdió 6. La gente no está viendo la recuperación”, dijo Federico Aurelio en La Nación.

 

Reseteo

Desde la Casa Rosada desmienten la caída y apuestan todos los cartuchos al lanzamiento del partido nacional de Milei en Parque Lezama el próximo 28 de Septiembre, a lo que se sumará una estimulación a la afiliación libertaria en todo el país.

Pese a desconocer los traspiés, el Gobierno se reorganiza puertas adentro y redefinen roles en el interior del Ejecutivo y su relación con los otros poderes. Por ejemplo, Santiago Caputo dejó de ser “el vocero de Milei” en el diálogo con los diputados y senadores. Por otro lado, el vicejefe de Gabinete Ejecutivo, José “Cochi” Rolandi, nexo principal entre Gobierno y parlamento, debió dar un paso al costado tras la derrota con la ley de jubilaciones. Catalán, ahora se convirtió en un intermediario operativo con la política, es decir, nexo con los senadores y diputados.

Rolandi asumirá como respaldo para el Jefe de Gabinete que días atrás debió ser hospitalizado. Claro que esta reorganización no es pacífica y de hecho, Guillermo Francos reconoció diferencias con Santiago Caputo, pese a lo cual se fotografiaron junto a Karina Milei el martes pasado para bajar la espuma.

Otro vínculo tirante se da entre Patricia Bullrich y Francos, ya que la ministra de Seguridad insinuó que Francos carecía del carácter necesario para cumplir con su trabajo de Jefe de Gabinete. A tal punto es la tensión que cuando Francos estuvo internado, la funcionaria declaró que “no quería asumir el rol jefa de Gabinete”. Karina y Milei, ya atentos a lo que ocurre, no la convocaron a la reunión con los gremios de Aerolineas Argentinas, pese a que ella denunció penalmente al líder de APLA, Pablo Biró.

La tirantez entre Javier Milei y Mauricio Macri tampoco cesa, pero el tercio que el Gobierno necesita en diputados depende del PRO. Sin embargo, el presidente lo cuestiona y le envió indirectas en el discurso de presentación del Presupuesto 2025.

El Gobierno está confiado en que la aprobación de su gestión aún es alta, pero ya mostró su insensibilidad y falta de empatía con los más necesitados. Milei ahora utiliza todas las fórmulas políticas que cuestionó y criticó durante la campaña, se convirtió en un rosquero profesional. Y al igual que Cristina Kirchner apuesta a la descalificación, polarización y violencia. Utiliza técnicas de la política corroída. Está confiado en que no hay otra alternativa, pero si sigue subestimando al electorado puede sufrir un gran traspiés, que poco a poco viene construyendo.