09 02 milei744Por Natalia Aguiar

Tras las derrotas legislativas, Javier Milei inauguró un nuevo formato en la toma de decisiones, para lo cual puso en marcha una mesa de coordinación política encabezada por él, el “triángulo de hierro” y a la que se suman Guillermo Francos, Patricia Bullrich y Manuel Adorni. El objetivo: mejorar los resultados parlamentarios, ante un Congreso adverso al Gobierno.

El debut de este cónclave fue el martes pasado bajo cuatros llaves, aunque luego lo admitiera Adorni.

Tal es la importancia de estos encuentros para el Gobierno, que la reunión de Gabinete de los martes con todos los ministros, pasó a los jueves.

Así fue que el martes pasado se sentaron cara a cara Karina, el asesor estratega Santiago Caputo, el Jefe de Gabinete Guillermo Francos, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, el vocero Manuel Adorni y el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem. Todos ellos con injerencia en las decisiones y en la comunicación oficial. Estuvo ausente la vicepresidenta, Victoria Villarroel, la que parece ya no tiene posibilidades de sumarse a esta mesa chica, por las diferencias con la Casa de Gobierno.

 

Un encuentro con tensiones eléctricas

Se vieron de frente Caputo y Bullrich que tuvieron diferencias para retener el control de la comisión Bicameral de Inteligencia que quedó en manos de Martin Lousteau gracias a un acuerdo entre radicales y kirchneristas. Victoria Villarruel peleaba por el senador del Pro, Martín Goerling, mientras que Caputo se oponía y quería imponer al al senador peronista Edgardo Kueider. Goerling es un legislador cercano a Bullrich, que tenía especial interés en la bicameral ya que auditará a la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal (DNIC) de su ministerio, y además reporta a Mauricio Macri, muy preocupado por el uso y abuso de los servicios.

Las tres derrotas que sufrió el Gobierno en el Congreso, le hizo comprender a Milei que debía mejorar la comunicación interna entre sus funcionarios de mayor confianza. Es que los traspiés legislativos denotan la debilidad en la gobernabilidad de Javier Milei. El poder de esta gestión está en juego.

El presidente pretende obstaculizar que se llegue a los dos tercios de votos para tirar por la borda el veto a la Ley jubilatoria, además le preocupa sobremanera que la política no interfiera en la economía, es decir que no afecten a la ecuación fiscal –como ocurrió con la ley que recompuso jubilaciones- y que esto a su vez genere desconfianza en los mercados.

El presidente, al que no le gusta inmiscuirse en las cuestiones propias de la política, ahora recapacitó y tomó las riendas. Se percató de que si no lo hace, lo hacen otros. De hecho, el acuerdo entre radicales y kirchneristas le arrebató de las manos comisión Bicameral de Inteligencia.

El jefe de Estado evita las reuniones con referentes políticos, pero la realidad lo superó y debió arremangarse las camisas, y poner manos a la obra. De hecho, habría sido una de las cuestiones que le advirtió Mauricio Macri en el último almuerzo.

A todo motor, además de los encuentros de los martes, Javier Milei impulsó una “mesa parlamentaria” el viernes a la noche con diputados de los bloques amigables (Pro y el MID además de La Libertad Avanza) para unir fuerzas y esfuerzos en la Cámara baja. El primer objetivo es que Diputados no logre dos tercios de los votos para voltear el veto presidencial a la ley de jubilaciones. Milei necesita si o si de un número fuerte de diputados que lo ayude a fortalecer sus decisiones.

Las internas en La Libertad Avanza, y las que se dan con sus supuestos aliados, no cesan. Designado Lousteau, Macri indignado, dio la orden para que los diputados de Pro votaran en contra del DNU que le otorgó a la SIDE fondos reservados por $100.000 millones. Mientras en Gobierno sostienen que el DNU era la vía para destinar esos fondos secretos a los servicios. Otros analizan por qué el Gobierno no hizo una asignación presupuestaria a través de la Jefatura de Gabinete, para evitar un DNU que quede sometido al voto opositor.

El tropiezo final fue la sanción de la ley que cambió la fórmula previsional y le otorgó una recomposición a los jubilados por la inflación de enero. José Rolandi, el vicejefe de Gabinete Ejecutivo, habría intentado que, ante una derrota inevitable, un grupo de senadores votara en contra de los tres artículos de la Ley con mayor impacto fiscal. Lo logró con 20 legisladores que esperaban que luego Milei hiciera un veto parcial de la norma y rechazara solo esos artículos problemáticos. Pero, Milei estaba decidido a vetar de forma total a la Ley. Y así lo hizo.

De ahora en más, será Francos quien haga las veces de interlocutor o mediador entre todos los intervinientes en las negociaciones políticas que más tarde tendrán resultados concretos en el Congreso.

 

El kirchnerismo quiere una Corte multipartidaria

El Gobierno insisten en que se aprueben los pliegos del juez federal Ariel Lijo y del catedrático Manuel García-Mansilla para, luego abrir a discusión la ampliación del máximo tribunal y otros cargos sensibles en la Justicia. Y el kirchnerismo, fiel a su estilo, apuesta a dar pelea y exigir la ampliación de la Corte para lograr un Máximo Tribunal multipartidario. Además, hace uso de su poder ya que controla gran parte de los dos bloques Frente Nacional y Popular y Unidad Ciudadana. Insisten los kirchneristas en que se habiliten más vacantes para la Corte.

 

Las negociaciones están en danza

El kirchnerismo quisiera que el Gobierno baje la candidatura de García-Masilla, conservador, para reemplazarlo por otro de paladar peronista. Parece que Cristina ofertó apoyar a Milei y sus candidatos, si a cambio, pueden sumar dos cargos en la Corte con el nombre de dos mujeres afines a ella. Una sería la exsenadora María de los Ángeles Sacnun, muy crítica del Poder Judicial. Además de las mujeres en la Corte, Cristina quiere un aliado en la Procuración General de la Nación, donde desde que se apartó Alejandra Gils Carbó quedó a cargo el procurador interino Eduardo Casal.

Sebastián Amerio es el operador elegido por Santiago Caputo para negociar en el Senado el tema Corte. Digita todo desde el despacho del jefe del bloque libertario Ezequiel Atauche y trató de sumar voluntades en la comisión de Acuerdos para que los pliegos de Lijo y García Mansilla obtuvieran dictamen. Aunque no tuvo éxito.

El ejecutivo hasta días atrás estaba confiado en que lograría nombrar a sus candidatos en la Corte, pero ahora retrocedieron. Parece que ante las presiones, el Gobierno podría ceder a la ampliación de la Corte y estarían dispuestos a consensuar. Presionados, no porque estén a gusto con la opción. De hecho, en la Casa Rosada ya se mencionó la posibilidad de llevar al Máximo Tribunal a nueve miembros, basado en el modelo estadounidense, para cubrir todos los frentes políticos.

Está en juego la reelección del presidente, su gobernabilidad, el manejo de los servicios, importantes para ganar una elección, y quien tiene realmente el poder de mando. El manejo de la Corte, también el de la Justicia, es otro de los termómetros de quien ejerce el verdadero poder en Argentina.

Así pues, esta pulseada política recién empieza. Habrá que ver quien gana. Y en esto la experiencia tiene una gran ventaja. Que gane el más hábil…