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El nuevo balance lo brindó la Defensoría Pública regional. Ciudadanos rescataron más de 60 cadáveres tras una jornada de violencia entre la Policía y los grupos delictivos que incluyó armas militares y drones.

La operación policial lanzada el martes en Río de Janeiro, la más letal de la historia de la ciudad brasileña, dejó 132 muertos, entre ellos cuatro agentes, confirmó en la jornada de ayer a la agencia de noticias EFE la Defensoría Pública regional.

Esta institución encargada de ofrecer asistencia legal gratuita, divulgó la nueva cifra de fallecidos, después de que habitantes de los barrios afectados se lanzaran a buscar a sus familiares desaparecidos y empezaran a juntar decenas de cuerpos en una plaza.
Funcionarios del organismo acompañan desde la madrugada de ayer las búsquedas en la favela de la Penha, uno de los focos de la operación, y están presentes en los institutos forenses responsables por la identificación de los cadáveres, según un comunicado.
Asimismo, la Defensoría Pública afirmó que recabó testimonios de habitantes y familiares de los fallecidos para “contribuir a la necesaria respuesta institucional ante la violencia estatal nunca vista”.

Por otra parte, el gobernador del estado de Río de Janeiro, Cláudio Castro, dijo durante una rueda de prensa que, por ahora, le constan 58 muertos, aunque reconoció que la cifra “seguro” cambiará.

Los cadáveres encontrados por los familiares, todos de hombres, quedaron tendidos uno al lado del otro en el suelo de una plaza de la Penha, a la vista de los vecinos.

El Gobierno regional afirmó en un comunicado que los sospechosos fueron abatidos tras “reaccionar” a las acciones de los agentes.

 

100 detenciones

La operación policial buscaba ejecutar 100 órdenes de prisión contra miembros del Comando Vermelho, una de las dos facciones criminales más poderosas de Brasil, en dos complejos de favelas, las de la Penha y del Alemão.

Durante las acciones realizadas con el apoyo de 2.500 agentes y decenas de vehículos blindados, fueron arrestados 81 sospechosos y se requisaron 93 fusiles y media tonelada de drogas, según el último comunicado del Gobierno regional.

Los miembros de la banda respondieron a la operación con bloqueos en varias vías de la zona norte de Río, lo que llevó a interrupciones en el tránsito de un centenar de líneas de autobuses y al cierre de decenas de escuelas y centros de salud.

Este miércoles, la ciudad amaneció sin nuevos bloqueos después de la jornada de caos, si bien la mayoría de comercios y escuelas de los barrios afectados se mantienen cerrados.

 

Cadáveres a una plaza

En la madrugada de ayer, residentes del Complexo da Penha, en la zona norte de Río de Janeiro, trasladaron más de 60 cuerpos a la plaza São Lucas de la comunidad. A primeras horas de la mañana llegó Defensa Civil al lugar para llevarse los restos.
Los cadáveres fueron hallados en la zona boscosa entre los complejos del Alemão y de la Penha, donde se llevó a cabo la operación policial.

La abogada Flávia Fróes, quien estuvo presente durante la retirada de los cadáveres, declaró que varios de ellos presentaban “marcas de disparos en la nuca, puñaladas en la espalda y heridas en las piernas”.

Organizaciones y defensores de derechos humanos solicitaron a la Comisión Interamericana de DDHH la presencia de interventores y peritos internacionales en Río.

Fróes calificó la intervención policial como “la mayor masacre de la historia de Río de Janeiro”.

Los cadáveres fueron retirados de la parte trasera de un vehículo con la ayuda de personas en situación de calle. Entre quienes colaboraron en la remoción había menores. Un niño de aproximadamente nueve años asistió en la tarea, informó el periódico Folha de San Pablo.

Uno de los cuerpos no tenía cabeza. La misma fue transportada en una bolsa. En medio de la conmoción, uno de los presentes gritó a los familiares: “Es uno de cabello rojo”. Las manos del cadáver estaban cerradas, apretando césped.

Los cuerpos, alineados en la plaza, estaban rodeados de habitantes del barrio que intentaban identificar a sus familiares y conocidos. Una mujer gritaba: "Policía asesina, ¿dónde está mi hijo?“. La madre de una de las víctimas, un joven de 20 años, comentó haber encontrado a su hijo con la muñeca atada en la zona boscosa.

Junto a los cuerpos, mujeres lloraron y se abrazaron tras identificar a los muertos. Una de ellas afirmó: “Mi hijo“.
El activista Raull Santiago informó que la exposición de los cuerpos fue solicitada por los familiares, con el fin de mostrar en qué condiciones fueron hallados. “Una escena que entra para la historia de terror de Brasil”, expresó.