El jefe de los rebeldes sirios, Abu Mohamed al Jolani, celebró una victoria "histórica" que "purificó" a Siria, en un discurso en la mezquita de los Omeyas en Damasco, después de que los insurgentes derrocaran a Bashar al Assad en una ofensiva relámpago.
A su entrada a la mezquita emblemática situada en la ciudad vieja de Damasco, el jefe del grupo islamista radical Hayat Tahrir al Sham (HTS) fue recibido por una multitud que gritaba "Allah Akbar" (Dios es el más grande), según videos que circulan en los medios.
"Esta victoria, mis hermanos, es un triunfo (...) para toda la comunidad islámica. Esta victoria, mis hermanos, es histórica para la región", declaró Abu Mohamed al Jolani, que se hizo conocido con este alias de guerrilla, pero cuyo verdadero nombre es Ahmed al Shareh.
Esta "victoria fue posible por la gracia divina, la sangre de los mártires (..) y el sufrimiento de quienes languidecieron en la cárcel", agregó Al Jolani, de 42 años.
Bajo el poder de Al Assad, Siria fue "entregada a la codicia iraní", al "sectarismo y a la corrupción", señaló refiriéndose al apoyo de Irán y del movimiento libanés Hezbollah al gobierno de Assad.
Bashar al Assad, en el poder desde el año 2000, fue derrocado después de más de 13 años de un sangriento conflicto civil, desencadenado por la feroz represión de las manifestaciones prodemocráticas, y que provocó más de medio millón de muertos.
Desde el inicio de su ofensiva, el 27 de noviembre en el noroeste de Siria, los rebeldes conquistaron rápidamente varias ciudades con el objetivo de llegar a Damasco y derrocar al presidente.
La coalición de grupos rebeldes liderada por HTS, un grupo que estuvo relacionado con Al Qaeda, logró un avance espectacular en tan solo diez días, tomando las ciudades de Alepo, Hama y Homs hasta su entrada en Damasco el domingo.
La ofensiva arrancó el 27 de noviembre desde la provincia de Idlib, bastión de HTS en el noroeste de Siria, a pesar de los ataques aéreos de Rusia, aliada del régimen, y de las operaciones terrestres.
Las tropas gubernamentales habían perdido el control de la ciudad de Daraa, cuna del levantamiento de 2011 y situada al sur de la capital, cerca de la frontera con Jordania, ahora en manos de grupos locales.
En el este, las fuerzas gubernamentales se habían retirado de los territorios que controlaban en la de Deir Ezzor, donde ahora están desplegadas las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), dominadas por los kurdos.