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En el marco de la exposición más importante del sector minero argentino, el gobernador Gustavo Sáenz participó del panel de mandatarios provinciales junto a sus pares de Mendoza, Santa Cruz y Jujuy.

En un contexto de expectativas globales por el litio y las energías limpias, reafirmó su posición como uno de los principales polos del país, con un modelo que conjuga inversión privada, desarrollo territorial y un crecimiento sostenido del empleo.

La provincia, ubicada en el norte argentino, es actualmente sede de tres de los seis proyectos de litio en producción a nivel nacional, y en 2024 sumó hitos clave en su trayectoria minera: la entrada en operaciones de Centenario Ratones (Eramine), el inicio de producción de Sal de Oro (Posco), y la inauguración de la planta industrial de Ganfeng en General Güemes. Esta última se vincula al proyecto Mariana, ubicado en plena Puna salteña.

Según datos oficiales, en los últimos cuatro años el empleo minero en Salta creció un 150%, incluyendo puestos directos en los proyectos y otros indirectos vinculados a proveedores, logística, transporte y servicios. La cifra es relevante en un contexto de estancamiento económico nacional y elevada desocupación en otras regiones del país.

Este crecimiento se da en el marco de una política pública sostenida, que promueve condiciones de previsibilidad y seguridad jurídica para atraer inversiones de largo plazo. El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), recientemente aprobado a nivel nacional, tuvo su primera adhesión con un proyecto ubicado en Salta: una inversión de la empresa Rio Tinto, considerada la más grande del país en litio.

 

Más allá del litio: cobre, plata y oro

Si bien el litio concentra la atención por su papel en la transición energética global, Salta también avanza en la diversificación de su matriz minera. En carpeta se encuentran proyectos como Taca Taca (cobre, en etapa de factibilidad), Diablillos (plata) y la producción sostenida de oro en Mina Lindero, operada por la canadiense Fortuna Silver Mines.

Este portafolio diverso no solo posiciona a la provincia como un actor central en el escenario minero nacional, sino que también la protege ante posibles fluctuaciones del mercado internacional de litio, altamente sensible a la demanda china y a los vaivenes del precio del carbonato de litio.

 

Cooperación regional y reclamos federales

Uno de los elementos destacados durante el panel en Arminera fue la continuidad de la Mesa del Litio, una alianza estratégica entre Salta, Jujuy y Catamarca que trasciende partidos políticos. La coordinación regional permite compartir experiencias regulatorias, coordinar acciones y fortalecer la posición del norte argentino en negociaciones con inversores y el gobierno nacional.

Sin embargo, persisten los reclamos por infraestructura. Sáenz reiteró la necesidad de avanzar en obras clave como el corredor bioceánico, que conectaría el NOA con puertos del Pacífico y del Atlántico, y permitiría reducir costos logísticos, mejorar la competitividad y facilitar la exportación de minerales.

 

Un desafío: licencias sociales y sostenibilidad

Más allá de los números y anuncios, la minería enfrenta en Salta —como en todo el país— el desafío de sostener la “licencia social”. Las comunidades cercanas a los proyectos demandan mayor participación, beneficios concretos y control ambiental. Algunos antecedentes, como los conflictos con pueblos originarios en zonas de la Puna, evidencian que la relación entre desarrollo y territorio no está exenta de tensiones.

Salta ha buscado posicionarse como una provincia con reglas claras, pero la ejecución efectiva de controles ambientales y la distribución equitativa de beneficios siguen siendo puntos críticos para consolidar una minería verdaderamente sostenible.