05 18 aguiarPor Natalia Aguiar

Pobre nuestro querido país. Fue aniquilado por los políticos de los últimos treinta años, la corruptela, la codicia desmedida, el vale todo del poder, la falta de empatía, los egoísmos, la vanidad, la dejadez de los representantes del pueblo argentino ante las necesidades de la gente.

Las inundaciones en la ciudad de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires el 7 de marzo de este año y unos días después en el Chaco salteño con desborde del Río Pilcomayo, parece que no hubieran ocurrido.

Durante el fin de semana, una nueva inundación en la provincia de Buenos Aires deja expuesta la vulnerabilidad en la que nos encontramos los argentinos.

Cuando hace frío, no hay abastecimiento de gas y electricidad suficientes, cuando hace calor, la electricidad se corta, cuando llueve nos inundamos. La situación llegó al límite. Evidentemente, y hecho mata relato, las obras públicas que debían ser prioridad entre los políticos de turno, no se hicieron. Todo parece estar atado con alambre.

Los argentinos vivimos desde la improvisación. Los servicios son pésimos y carísimos, las rutas no están en condiciones, hay choques y tragedias fatales que podrían evitarse, al igual que las catástrofes climáticas. Urge un compromiso estatal que permita a los argentinos vivir con dignidad.

Hay varias obras anunciadas pero nunca iniciadas. Así vivimos los argentinos, de promesas incumplidas. De políticos en políticos que prometen y no hacen.

El kirchnerismo hizo de la corrupción en la obra pública su slogan de gobierno. Así, se enriquecieron empresarios, políticos y las obras no se terminaron como debían hacerse. Bueno, aquellas que se terminaron. Esto generó muchas falencias, entre ellas las que se viven ahora. Un ejemplo claro de la desidia fue la tragedia de Once, donde chocaron dos formaciones de trenes y murieron 49 personas. Ya la auditoría de la Nación, que informa cuando la situación ya está al límite, o hace caso omiso, había alertado del mal estado de las formaciones.

Vivimos en modo salvaje, sobreviviendo a los escollos. Ya mimetizados con la indiferencia. Resignados a la corruptela. Resignados a que sólo los políticos crezcan y tengan posibilidades. Agradecidos cuando se nos escucha, aunque sólo quede en ello.

Vivimos arrodillados ante los políticos de turno. La infraestructura del país no funciona, y no se hicieron las obras necesarias por lo que si se decidiera revertir la cuestión, llevará varios años y en algunos casos, décadas.

Mientras tanto lo más importante son los resultados electorales. Una burla hacia la gente.

 

Alerta Roja

Las lluvias que comenzaron en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) el viernes y continuaron durante el sábado. Provocaron graves inundaciones y anegaciones en diferentes localidades del norte de la provincia, cuyo epicentro se localizó en la zona de Zárate y Campana. Se reportaron tres personas desaparecidas y hay un total de 4460 personas evacuadas entre los rescatados y quienes se trasladaron voluntariamente a centros de emergencia, de acuerdo con datos del gobierno de la provincia de Buenos Aires. Ya cayeron más de 410 milímetros de agua.

El Servicio Meteorológico Nacional emitió el sábado pasado otra alerta roja para varios sectores de la provincia por las fuertes tormentas que también se sintieron con intensidad en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, donde el nivel de la alerta es naranja.

Se inundaron varias ciudades como Zárate que quedó aislada y con el agua al cuello. También la ciudad de Quilmes y otras más, como General Las Heras, Marcos Paz, General Rodríguez, Luján, Mercedes, Suipacha, San Andrés de Giles, Exaltación de la Cruz, Campana, San Antonio de Areco, Baradero, San Pedro, Ramallo y San Nicolás.

Si hablamos de promesas, en 2022 se proyectó la obra del desagüe pluvial de “defensa hídrica”, en el barrio Villa Nueva de Zárate, uno de los municipios más afectados en las últimas horas. El costo era de $526 millones pero parece que fueron sólo anuncios. Nunca se inició. No hay reportes de ello. Infraestructura de la provincia de Buenos Aires, a cargo de Gabriel Katopodis, actualizó el plan de “Obras para prevenir las inundaciones y los efectos del cambio climático en la provincia” en marzo, mismo mes que ocurrió la tragedia de Bahía Blanca. Dicho plan, cuya confección es anterior a la inundación en Bahía Blanca, contempla 130 obras, de las cuales 14 finalizaron, explica un informe de La Nación. Siguen pendientes 116 que se concentran en La Plata, Luján, La Matanza, Quilmes, Merlo, Lomas de Zamora, Florencio Varela y Pilar, entre otros municipios. Ninguna de ellas se ubica en Zárate o Arrecifes, distritos actualmente golpeados por el avance del agua.

A esas, se sumarían otras 19 que todavía orbitan bajo la responsabilidad de la Secretaría de Obras Públicas, pese a la inundación histórica de Bahía Blanca, tal como refiere el Mapa de Inversiones del Gobierno. Según datos actualizados, esos proyectos demandan al menos $95.521 millones para completarse. Además, las 116 obras pendientes incluidas en el plan de la administración de Axel Kicillof suman un total de $1,4 billones, o sea unos US$1200 millones.

Con la llegada de Javier Milei al poder la obra pública se suspendió, pero algunas como la hidráulicas deberían continuar para evitar catástrofes y más muertes. Son obras que resguardarían los derechos humanos, la dignidad de las personas.

Sea cual sea el color político, la calidad de vida de la ciudadanía queda para una última instancia. Ahora. Por ejemplo, se priorizan las elecciones. Ni al Papa León XIV irá ver Javier Milei. Es que la entronización del nuevo Pontífice coincide con las legislativas de la ciudad de Buenos Aires y como todos los argentinos sabemos. Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires.

De estos resultados dependerá la estrategia que le permitirá al oficialismo trabajar a destajo, para la continuidad o no, de Javier Milei al frente del Ejecutivo en las próximas presidenciales. Estos resultados de la ciudad de Buenos Aires le darán un panorama concreto de lo que ocurre en la ciudadanía. Una mirada limitada, porque Argentina es mucho más allá de la Avenida General Paz, y cada ciudad y provincia, tienen demandas distintas. El país es mucho más allá de la ciudad de Buenos Aires. Milei no recorrió la Argentina, ni si quiera ya como presidente. Se dedica a conseguir fotos con Donald Trump, referentes del Fondo Monetario Internacional, y recibir condecoraciones. No conoce la Argentina profunda.

Los políticos están concentrados en los resultados electorales, mientras la gente pasa hambre, miseria y reclama necesidades básicas. Ahora se acusan por el uso de fake news y de la inteligencia artificial para tergiversar mensajes. Totalmente desubicados, irónicos y desconectados de la realidad.

En una democracia, tanto oficialismo como opositores son responsables de lo que ocurre, unos porque deben accionar y los otros porque debería denunciar esa falta de acción.

Milei debería estar recorriendo la provincia de Buenos Aires que está bajo el agua, aunque su gobernador, Axel Kicillof, sea opositor. Milei es presidente de todos los argentinos, de aquellos que viven en los barrios adinerados de la Capital como de aquellos que no tienen cloacas, ni agua corriente, o aquellos que ahora están con el agua al cuello.

Cuidado Milei. Hoy tocan la puerta a los inundados, pero un día, tocarán a su puerta. Nadie se salva solo.