Recientemente, coincidente con el coloquio de IDEA, pero en un almuerzo exclusivo y aparte, el candidato a presidente de Libertad Avanza, Javier Milei, sostuvo que "cuanto más alto esté el precio del dólar, más fácil va a ser dolarizar la economía"
Por Pablo Borla
Por su parte, el potencial ministro de Economía de Juntos por el Cambio, Carlos Melconian, afirmó que el "dólar está barato" frente al "zafarrancho económico" que lleva adelante Sergio Massa.
Iván Werning, un economista argentino que es profesor en el Departamento de Economía del MIT advirtió severamente en un seminario sobre dolarización que “Está mal hablar en el ex-ante como que lo único que importa es el tipo cambio de mercado, porque eso es endógeno. Es como que te queme la casa y te la compre a precio de mercado, maestro. Es de película de mafioso. (…) Puede ser increíblemente inflacionario en la transición anunciar la dolarización con una escasez absoluta de dólares”.
Frente a los parámetros actuales de la economía -que no ayudan- la opinión de dos referentes de gran influencia en caso de arribo al poder de las facciones que representan, no hace más que echarle nafta al fuego, pues inmediatamente los mercados reaccionan en consecuencia y los argentinos que lograron juntar algunos ahorros corren a convertir sus depósitos de pesos a dólares y entre todos construyen una profecía autocumplida.
Milei dijo también que desconoce el valor de un boleto de colectivo o el precio de las verduras porque él no está para los números pequeños, solamente se fija en la macroeconomía.
Querido conciudadano, lamento informarle, por si no se dio cuenta aún, que para Milei usted es un número, un parámetro, una variable. Jamás, una persona.
Estamos en tiempos complicados, en los que el pensamiento no brilla. Ni las ganas de pensar aparecen. El hartazgo nubla todo.
Se entiende el hartazgo, pero si usted no es capaz de cruzar todos los semáforos de avenida Belgrano solamente porque está apurado y el tránsito está complicado y los chicos llegan tarde al colegio y previamente discutió con su pareja, ¿Por qué es capaz de tomar decisiones arrebatadas, irreflexivas, impulsivas e irracionales a la hora de dejarle en manos de una persona -que evidentemente deja dudas de si tiene todos los patitos en fila- a su país, su destino y el de su familia?
No debería naturalizarse la carencia de un marco ético en un líder político como un pecado venial, sino todo lo contrario.
No todo costo vale pagar para un triunfo, sobre todo si el costo es ajeno, ya que seguramente el candidato -fiel a sus premisas- tiene todo su patrimonio en dólares y… ¡Afuera!.
Como les gusta sentenciar, la dolarización se hará “con la tuya”.
Antonio Gramsci decía «El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos».
Durante el segundo debate presidencial, Milei negó haber dicho lo que está grabado en reportajes, con total caradurismo. Agotadas las réplicas (o las intenciones), adujo una interpretación errónea de sus declaraciones sobre venta de órganos, soporte legal para las cardiopatías congénitas o venta de armas, entre otros temas.
Todo vale para conseguir el poder.
Debemos estar atentos a los fundamentalistas, sea del orden que sean. No podemos repudiar el fundamentalismo religioso, racial, étnico, etc. y mirar para otro lado a la hora del fundamentalismo ortodoxo en las políticas que se prometen aplicar en el país, como si fuera algo ajeno a nosotros y nuestra realidad.
Nietzsche advertía “Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti” y más de un tercio de los votantes lo está mirando; juega con él, entiende que ese abismo le dará revancha y no que caerá en él.
No es la campaña del miedo. Es la película que ya vimos, con los militares y con Martínez de Hoz y que se reiteró en 2001.
¿Seremos tan necios de permitir una remake del desastre?