Al presidente Alberto Fernández le dolía la espalda. Fue al médico y le dijeron que tenía una hernia de disco. Esta dolencia suele ser causada por el sobrepeso, las malas posturas, un movimiento incorrecto y, claro, ayuda a su aparición el envejecimiento natural del cuerpo.
Por Pablo Borla
En un diálogo publicado en el medio Perfil entre Jorge Fontevecchia y el periodista y médico Nelson Castro, el primero afirmaba que “Se dice que cada año de presidente es como la relación que existe entre la vida de un perro y un ser humano, es decir, un año de presidente envejece siete años, un periodo de cuatro años envejece 28 años y si fuera reelecto 56 años.” Y Castro lo corroboraba.
El poder seduce, pero desgasta, como la gota que horada la piedra, con constancia.
Recordemos que Eduardo Duhalde, por abril del 2002, tres meses después de haber asumido como presidente de la Nación en medio de una crisis profunda, del “Día de los cinco presidentes”, del Corralito y la muerte por la represión, y elegido por el Congreso y no por elecciones libres, sufrió alucinaciones.
Contó Duhalde que le preguntó a Hilda, su esposa, "Chiche, vos que ves allá” mientras señalaba el campo de la Quinta de Olivos. "Porque yo veo un río con peces saltando". La presión que sufría, la responsabilidad en su hombros era enorme, difícil de sostener.
“Ningún ser humano puede estar bien después de 10 o 15 impactos psíquicos todos los días. No duerme, le mandás un WhatsApp a las 23 y te contesta a las dos de la mañana. Así no se puede gobernar”.
Las dolencias relacionadas con el estrés son muy comunes entre los mandatarios. Y se agrava si por su centralidad pasan muchas decisiones que deberían tomar sus ministros, pero eligen no hacerlo.
Es un tabú para el líder político mencionar que está enfermo. Siente que la oposición y el electorado va a relacionar una indisposición, con debilidad. Nadie sigue a un líder doliente.
Y que lo diga Horacio Rodríguez Larreta, quien salió a aclarar por todos los medios posibles que el temblor notorio de una de sus manos corresponde al denominado "temblor esencial", un tipo de movimiento tembloroso involuntario de manos o cabeza, generalmente y que no tiene nada que ver con el Mal de Parkinson.
Hacia fines del año pasado, el presidente Fernández tuvo una gastritis erosiva con sangrado durante la escala en Indonesia, adonde había viajado para asistir a la Cumbre del G20.
Si bien esa dolencia puede tener muchas causas, hay una coincidencia casi unánime entre los médicos de que el estrés es muy incidente en ella.
En esa ocasión, el ya citado Castro -que siempre suele ser consultado en estos temas por su doble condición profesional-, decía que “El poder enferma y en la Argentina mucho más. Desde el regreso a la democracia, el único presidente que no se enfermó fue Raúl Alfonsín. Todos los demás tuvieron algo”. Y recordó que “Cuando falleció Néstor Kirchner, nosotros habíamos advertido que era una persona con riesgo de muerte (…). Lamentablemente, en vez de preservarse, Kirchner estaba en campaña. Esa es la parte irracional del poder”.
Néstor Kirchner tuvo el septiembre de 2010 una intervención coronaria y los editorialistas de Clarín y La Nación -según apuntó la web chequeado.com-, “Sugirieron o directamente, atribuyeron la afección coronaria del expresidente a su carácter agresivo y a la animosidad que prodigaba a propios y extraños. Sin embargo, entre los especialistas es sabido que, si bien el estrés es considerado un factor de riesgo a nivel poblacional, no es posible atribuir la enfermedad coronaria al supuesto carácter agresivo de una persona”.
Cristina Fernández padeció hipotensión por estrés y habría que analizar como quedó su salud después del atentado fallido contra su vida.
El solo ver las fotografías de antes y después de la llegada al poder de los diferentes mandatarios en Argentina y en el resto del mundo, se hace patente el aceleramiento del proceso de envejecimiento.
La dolencias en las que el estrés tiene incidencia como las gastrointestinales, contracturas, cardiovasculares, son una Espada de Damocles para los lideres.
Desde su asunción como presidente y en particular durante su primer año de gestión, Mauricio Macri tuvo diversas problemáticas comunes a los jefes de Estado que se manifestaron en su salud, entre ellos arritmias y pólipos en la garganta, muy habituales cuando se sufre tensión.
Macri finalmente admitió que terminaba su actividad a las 19 y se sentaba a ver Netflix y se levantaba tarde para lo que la mayoría de los argentinos trabajadores estamos acostumbrados.
Y algunos le decían vago... Qué injustos somos, ¿no?