Cada 17 de agosto es un buen día para pensar en la Patria, porque José de San Martín, sin duda, es una figura que la representa cabalmente.
Por Pablo Borla
¿En dónde está la Patria? ¿Podemos verla y tocarla? ¿Hay una definición en común? El diccionario, por cierto, tiene muchas.
En las revistas dirigidas al público infantil suele verse a la Patria como una figura femenina, rompiendo cadenas. Poniendo fin a la esclavitud.
Hoy podemos preguntarnos, entonces, como se rompieron, y si se siguen rompiendo.
Sin dudas es una palabra muy profunda, que debemos decir con mucho respeto. Porque si hoy somos una Patria, es porque antes hubo personas que pensaron en nosotros, y lucharon y llegaron a dar su vida por ella.
Creo que la Patria es el lugar y el tiempo del amor. Por los demás y por nosotros mismos.
Está, necesariamente, unida a la vida y a nuestras relaciones con los otros. Para que haya Patria, tiene que haber quien ame.
Es aquello que hay que hacer, que hay que construir todos los días.
De algo estoy seguro: la Patria somos todos. Sin distinción. Buenos y malos, chicos y grandes. Los que piensan como nosotros y los que opinan distinto. Los que comparten nuestras creencias o nuestras ideas y los que tienen otras diferentes.
Jorge Luís Borges, decía “Nadie es la Patria, todos lo somos”.
Una visión simplista de la historia contaría acerca de la lucha desarrollada por el General San Martín, liberando el continente, hasta su exilio y muerte en 1850.
Eso podría decir quien interprete que la gesta sanmartiniana es un proceso nacido, desarrollado y concluido, pero creo que esa perspectiva se aleja de la concepción del desarrollo de los procesos históricos, económicos y sociales que sostenía el Gral. San Martín.
La Gesta Sanmartiniana implica un proceso de construcción permanente, cuyo éxito quizás esté en el mismo camino emprendido.
Este proceso debe ser colectivo, integrador y participativo, buscando en la diversidad aquellos elementos que nos son comunes y que basan los principios democráticos sobre los que se estructura nuestra dinámica social.
El legado final del general San Martín es la lucha por una Argentina libre y soberana.
En momentos en que se hace imprescindible el debate acerca de quienes somos; cuál es nuestro destino; cuál es el proyecto educativo para las generaciones presentes y futuras y el perfil de nación que buscamos ser, es necesario volver hacia su figura y su ideario, pues nadie encarna como San Martín los ideales fundacionales de nuestra nacionalidad -sobre todo desde la perspectiva latinoamericana- porque su proyecto fue de proyección continental y unión, concibiendo una Latinoamérica con países independientes, pero unidos a la hora de presentarse ante el mundo.
Esta meta, esta visión latinoamericana, no está cumplida y requiere de nuestro compromiso, si decidimos que nos representa y que eso es lo que queremos ser.
La vida de José de San Martín muestra muchos de los mejores valores a los que deberíamos aspirar: la voluntad, el esfuerzo, el compromiso, el desdén por los intereses personales en pos del beneficio colectivo; la unión y la democracia.
Este 17 de agosto fue un día de inmenso dolor para el pueblo argentino.
Ojalá sirva para que, desde la reflexión, cada argentino sepa que su esfuerzo individual en la promoción de los valores sanmartinianos tiene impacto y consecuencia en el destino de su Patria, y que el sueño del Gral. San Martín se cumple desde la decisión personal de querer formar parte de una Nación, de una casa grande que sea, por fin, un hogar para todos.