Gobierno de Salta
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Por Natalia Aguiar
El objetivo de intercambiar un gobierno de Néstor Kirchner y otro de Cristina, era un proyecto pensado y puesto en marcha por el ex matrimonio presidencial, cuestión que se vio trunca por el inesperado deceso del hombre del sur, padre del kirchnerismo actual.

Pese al cimbronazo de la vida, Cristina y su hijo Máximo Kirchner siguieron en pie, y ahora más que nunca, se aferran a volver a ese proyecto original de perpetuarse en el poder…

De hecho, lo dijo Cristina el martes pasado en un encuentro de Frente de Todos en la ciudad de La Plata: “La vida que queremos requiere de muchos períodos de gobierno...”. Así que cuidado, porque Cristina viene por todo y por todos…

"Vamos a volver a tener la vida que queremos, porque cuando un Gobierno se compromete con su gente, es posible revertir las más profunda de las crisis", destacó Cristina Kirchner. En referencia al confinamiento, la vicepresidenta aseguró: "La cuarentena fue lo único que teníamos a mano cuando no había vacunas… y para plantearlo en términos futbolísticos, se nos interrumpió el juego a los cinco minutos y fuimos a penales directo", indicó la vicepresidenta. Y agregó: “cuando un gobierno se compromete es posible revertir la más profunda de las crisis".

Estas declaraciones sinceras se realizaron a tres semanas de las PASO, junto al presidente Alberto Fernández, el gobernador bonaerense Axel Kicillof, el presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa, el titular del bloque de diputados del Frente para Todos, Máximo Kirchner, y los candidatos a diputados nacionales Victoria Tolosa Paz y Daniel Gollán, entre otros.

 

Cristina apuesta a la perpetuidad

La campaña está en llamas y Cristina se la puso al hombro incluso señalando a Alberto por las fotos y videos que son eje del “Olivos Gate”.

Fiel a su estilo, la vicepresidenta le reclamó al presidente: “Alberto, poné orden”. “Alberto, tranquilo, poné orden en lo que tengas que poner orden, no te pongas nervioso, no te enojes y metele para adelante”, le dijo a viva voz a quien ella delegó el cargo de presidente. Y decidió hacerlo en público, escoltada por los referentes de la coalición oficialista.

Dicen desde el gobierno que Cristina buscó darle su apoyo a Alberto. Cómo sería si no se lo diera… Pero continuó: “Cuando uno es presidente en nombre de una fuerza nacional y popular, los errores, las equivocaciones, las transgresiones inclusive a normas que uno puede tener, se magnifican y se exacerban para irritar, indignar”, sostuvo, y en la misma frase cargó contra la oposición y los medios de comunicación: “Mientras tanto se han ocultado descaradamente la entrega de un país, el endeudamiento sin límites”, lanzó la expresidenta en referencia al gobierno de Mauricio Macri.

La cuestión es que no queda allí el tema. Desde el Instituto Patria, el enojo con la primera dama Fabiola Yáñez, es fenomenal. ¿Se estará tomando más atribuciones que las que le competen?, analizan desde ese sector duro del kirchnerismo y son impiadosos.

Cristina también está indignada y considera al “Olivos Gate” como una actitud irresponsable del presidente, pero más aún la puso furiosa que en un primer momento, Alberto saliera a desmentir la tertulia y luego debiera pedir disculpas y aceptar el error. Esto, hasta para la mismísima Cristina, es una actitud que debilita la credibilidad y la autoridad presidencial.

La sensación social es que a los políticos no les interesa lo que le ocurre a la gente, que el lunes pasado en la marcha de las piedras recordó a los ya 110 mil muertos por Covid, ante la falta de vacunas por la mala administración sanitaria del Ejecutivo. Pero la indiferencia continúa…

Así pues, a tres semanas de las Paso, lo que es la vida, pese a los enojos, esperan los anuncios oficiales del embarazo de Fabiola Yáñez, lo que le daría al presidente un empujón en estas elecciones y en las próximas quizás, si Cristina lo deja.

 

Ilusiones para todos y todas

En estos días previos a las elecciones las ofertas de ilusiones lloverán por los aires. Por ejemplo, se extenderá la Tarjeta Alimentar, el congelamiento de tarifas de servicios; se promete un bono de 5000 pesos para jubilados y pensionados que cobren hasta dos haberes mínimos; préstamos de 150.000 pesos para monotributistas a tasa cero, aportes no reembolsables hasta $100.000 para que estudiantes compren una computadora y hasta se promete internet como servicio público para que llegue a cada rincón del país.

Además, habrá refuerzos de la AUH; un año de aporte jubilatorio por hijo por cada madre, que se incrementará a 2 años en caso de que haya accedido a una AUH por 12 meses consecutivos o no.

Además, se crearán más impuestos para financiar los planes sociales y las pymes, y para alegría del Gobierno, el presupuesto 2021 se amplió a 800.000 millones de pesos para llegar hasta fin de año, y cubrir las elecciones, obviamente.

 

Alberto no la tiene fácil

Con este panorama, el presidente no atraviesa su mejor momento. La falta de agilidad en la gestión, sumado a los errores cometidos durante la más estricta cuarentena, sólo para la popular, Alberto se asfixia.

Alberto, señalado por Cristina y ante la frágil economía argentina, igualmente construye su propio laberinto. No encuentra salidas. Los gobernadores permanecen callados y replegados en sus territorios, aunque ahora deberán decidir si apoyan o no a Alberto quien saldrá de gira por algunas provincias.

En la Cámara de Diputados, Sergio Massa, analiza que pierde visibilidad, además de los grandes esfuerzos que realiza para conseguir el quorum y no lo logra. Así pues, ya se habla de un posible reemplazo para Massa quien asumiría un rol más activo en la gestión de Gobierno.

Quizás a la par de Santiago Cafiero, se analiza crearle un Ministerio con todas las pompas para que pueda relucir sus tácticas y estrategias políticas, pero en las primeras planas.

Mientras tanto, al Ministro de Economía, Martín Guzmán, a fin de año, se le vence la licencia en la Universidad de Columbia y quizás esté más inclinado a volver al ruedo académico, que a quedarse.

Así que Alberto, acorralado por Cristina y por la situación económica, política y social, deberá poner prioridades y orden.