Cuánto más inteligente sería por parte del presidente Javier Milei, generar lazos, diálogo, y construir puentes con aliados y la oposición porque de eso se trata la política: velar por los intereses de los ciudadanos.
Por Natalia Aguiar
En política, se supone, que los intereses personales se dejan de lado. Claro que no seremos inocentes corderitos que creemos en que la buena fe de los políticos y politiqueros, pero lo que es llamativo es la forma en la que el presidente pierde tiempo, dilata resultados por su mal modo.
Su facilidad para generar caos, enfrentamientos, malestares con propios y ajenos lo aleja de la posibilidad de cumplir sus objetivos de manera más eficaz. Milei es efectista para generar discordia. Nadie lo niega, ni propios, ni ajenos.
El desprecio y destrato para con la vicepresidenta Victoria Villarruel, ha sido innecesario. Ese enfrentamiento, histórico por cierto en la vida política argentina es considerado una crisis institucional de envergadura.
La semana pasada Milei mandó a su ejército de tuiteros a atacar a Villarruel, presidenta del Senado. La personalidad de la vice es totalmente diferente a la de Javier Milei, es independiente en su pensamiento, tiene peso propio, se muestra abierta a generar lazos con todos los frentes políticos y eso habla muy bien de ella. Se la puede definir como una persona democrática que incluso cuenta con mejor imagen que Javier Milei. Así pues, el presidente debería tener más cuidado en su accionar virulento.
Milei se enfrentó enojado a Villarruel, enojado porque convocó a la sesión del Senado que rechazó el decreto de necesidad y urgencia. Pero la realidad es que estaba obligada a hacerlo, no tenía otra posibilidad, no tenía otra opción. Había 42 senadores en condiciones de votar a favor del DNU, es decir que había quorum para impulsar la sesión con o sin la vicepresidenta. Para lograr el quorum se necesitan un mínimo de 37 senadores. Había cinco más. O sea que estaba todo el escenario armado para avanzar con la aprobación del DNU. Tal fue la cuestión que hasta desde el Gobierno aceptaron que Villarruel anticipó a principios de febrero que la oposición tenía los votos para rechazar el decreto. Nadie la escuchó y el desastre no se pudo evitar. Quizás porque nadie en el gobierno se atreve a enfrentar a Milei. Sus funcionarios, su gente le tienen temor reverencial. Lo cual no es bueno, desde ningún punto de vista.
El presidente podría estar viendo fantasmas donde no los hay porque Villarruel nunca mostró actitudes de deslealtad para con el proyecto, pero parece que a Milei no le gusta que lo opaquen y mucho menos con inteligencia, capacidad y criterio propio. En este caso en particular, todas esas cualidades en cabeza de una mujer: Victoria Villarruel.
Algunos analistas como Marcos Novaro explican que sería muy positivo para Milei como para su gestión, alejarse del discurso de campaña que se sustenta en que él es distinto a la casta, ya que necesita de “la casta” para resolver los graves problemas de Argentina. Ejemplo de ello es su vínculo con los gobernadores.
Además, la votación en el Senado, negativa a los objetivos de Milei, demuestra la falta de estrategia por parte del oficialismo. De hecho, desaprovechan las destrezas de Villarruel para lograr acuerdos y evitar papelones.
Dilata y dilata en vez de conquistar a los dubitativos y díscolos, quizás hubiera conseguido resultados efectistas. Es decir debía esforzarse por conseguir 9 votos para derrocar al kirchnerismo. Su enfático destrato le juegan en contra al presidente.
Sería muy bueno y productivo que el presidente evalúe, haga un análisis de cómo viene actuando con los propios y el resto de los partidos. A más de 100 días de su gestión, aún no visualiza que necesita de los oponentes, de los que piensan diferente, de los gobernadores, de los propios, para gobernar en democracia y lograr efectivizar sus propuestas y lograr los objetivos que se pone como metas.
Caso contrario, derrocha energías y patina en aceite, sin avances.
Además de desaprovechar oportunidades como las colaboraciones que obtuvo del radicalismo, tampoco logra cerrar acuerdos certeros con el PRO. Desde allí advierten un vínculo muy complejo con el Jefe de Gabinete, Nicolás Posse, a quien señalan como el generador de discordias y obstaculizador de acuerdos. Desde Pro lo miran con recelo y lo acusan de beneficiar al peronismo más que al partido que volverá a presidir Mauricio Macri. Si bien PRO y La Libertad Avanza concuerdan en desregular la economía y achicar el Estado, e incluso analizarían la posibilidad de ofertar propuestas comunes para las legislativas 2025, el vínculo es rígido, de desconfianzas mutuas y recelos. Que prime la cautela.
La salida intempestiva de Omar Yasin de la Secretaría Trabajo logro generar más diferencias y desconfianzas hacia Posse. Para la gente de PRO, Yasin fue eyectado como fusible de corto circuito, al ser señalado como el responsable escándalo que provocó los aumentos de sueldos en el Ejecutivo. Pero la realidad es que Yasín, un reconocido abogado laboralista con trayectoria intachable -trabajó en la campaña para Patricia Bullrich y arriba al gobierno por Sandra Pettovello, ministra de Capital Humano- nada tuvo que ver en el conflicto del decreto que el presidente Javier Milei firma con la mano y borra con el codo cuando se descubre su travesura de aumentarse un 50% el sueldo. Habría sido Armando Guibert, secretario de Transformación del Estado y Función Pública y vice del Banco Nación, un hombre del riñón de Posse, el ejecutor de tamaño “error”. En el PRO analizan con suspicacias que que el jefe de Gabinete pidió la renuncia de Yasin para nombrar en ese cargo a Julio Cordero, un abogado del Grupo Techint que ya trabaja en la estructura de Libertad Avanza. Para algunos libertarios la salida de Yasin se debió a una discusión por asignación de presupuestos y cargos para su área.
La semana pasada y también de manera imprevista e intempestiva, la Secretaria General de Presidencia, Karina Milei, decidió remover de su cargo al jefe de la Casa Militar, Alejandro Guglielmi, por desconfianzas también. Guglielmi estuvo a cargo de la Seguridad de Mauricio Macri y de Alberto Fernández. El nuevo titular del área sería Sebastián Ibáñez, un comandante de la brigada de montaña de Salta, que fue edecán militar de Macri.
Mucha verborragia virulenta desde el gobierno. De hecho, el presidente el jueves pasado recogió los frutos que sembró, y la mayoría del Senado le dio la espalda. Al igual, quizás, que cuando asumió la presidencia, él le dio la espalda al Congreso con propuestas de Pacto de Mayo, pero señalamientos y agravios a la clase política.
Fue el mismo Milei quien retiró del tratamiento parlamentario el proyecto de ley ómnibus cuando aún tenía margen para negociar y para que se la aprobaran. Esa ley había sido aprobada en general por 144 votos a favor y 109 votos en contra. No había mala predisposición en la Cámara de Diputados frente al proyecto presidencial, pero Milei tras el fracaso, se resguardó en el discurso de ser “diferente a la casta” y no desprecia enemigos, a los que acumula cada vez con mayor énfasis.
Sería muy positivo para Argentina poder hacer un exhaustivo análisis de la psiquis de sus gobernantes a lo largo de la historia. Es que la Psicología Política es una disciplina que estudia la toma de decisiones políticas, entre la Psicología y otras ciencias humanas y sociales. Es esencial para comprender la psicología del votante, para saber cuándo, por qué y cómo decide su voto. Pero además es clave para comprender la psicología del político, la psicología del candidato y la psicología del gobernante. Las reacciones de Milei en contra de las mujeres, sus expresiones desmedidas cuando se muestra junto a su pareja Fátima Flores, su permanente estadio de “combate” y generador de caos, es un tema de análisis que nos debemos los argentinos.
¿Por qué se votó a Milei? La mayoría, claro. ¿Qué llevó a los argentinos a optar por una u otra opción? ¿Qué motiva las actitudes virulentas y reaccionarias del presidente? ¿Es cierto que habla con sus perros muertos? ¿Está loco como lo definen quienes lo conocen desde antes de su irrupción en la política?
Las más destacadas consultoras del país coinciden en que Milei aún mantiene el nivel de aceptación de cuando ganó en segunda vuelta, pero reconocen que hay un gran número de personas que aún no logran descifrar sus actitudes y que ponen en duda muchas de sus propuestas de campaña y objetivos de administración. Sus actitudes violentas molestan a la mayoría de los argentinos, pero al ganar Milei el mensaje fue realmente contra décadas y décadas de decadencia moral y corruptela continua sin fin.
Mientras desde Economía del Gobierno apuestan a que la Argentina arrancará en el segundo semestre de 2024, Milei debe hacer una dura autocrítica a sus actitudes volcánicas que sólo dejarán cenizas en el camino.