La Argentina padece una crisis de representación mayúscula y esto denota una gravedad institucional que se verá reflejada en números en las próximas elecciones, pero que se percibe desde hace meses en la gente, en el humor social, en las opiniones de los ciudadanos descreídos.
Por Natalia Aguiar
¿Qué significa una crisis de representación? Que ningún político podría representar a la mayoría de la población de manera eficiente, que los políticos dejaron de escuchar a la gente, que los políticos se alejaron cada vez más y más de la ciudadanía y que ésta, no se siente representada en un gran porcentaje por ninguno de ellos en particular. No hay un líder que los satisfaga en un ciento por ciento.
Esto afecta a toda la clase política, no es distintiva de ninguna fuerza en particular. Refleja lo que sería una especie de Burn out político, la gente está hastiada, asqueada, enojada, descreída, alejada de la política y cada uno busca cómo sobrellevar la terrible crisis económica. Un Burn out político sería como que la política estresó tanto al ciudadano, que le quemó la cabeza. La mayoría de los jóvenes buscan salida a través de Ezeiza, o trabajar on line con empresas extranjeras, aunque les es difícil luego ingresar los salarios. Si se vive en Argentina, luego se puede vivir en cualquier lugar del mundo. Eso seguro.
Ahora bien, que fuerte para los políticos de las grandes fuerzas políticas nacionales, saber que los ciudadanos no se sienten identificados, ni representados, ni apoyados, ni cuidados, por los referentes. Quizás este momento les permita hacer un parate y reflexionar. Hacer mea culpa, barajar y dar de nuevo. Aunque… los egos, la ceguera que ocasiona el poder, erosiona la capacidad de generar empatía con la gente. Llamativamente la búsqueda del poder, aleja de la gente, pero esta es una falla del sistema de representación que sebe ser repensado por todas las fuerzas políticas.
Ni Juntos por el Cambio, ni el Frente de Todos, están atendiendo a las necesidades de la gente, por el contrario, concentrados en las internas y diferencias, echan más leña al fuego y se alejan de la gente más y más.
Hay un dicho conocido que reza: “En la guerra y en el amor, todo vale”, pero en este pleito político pierde la gente y pierden los políticos, así pues, los que pretendan representar a la sociedad argentina toda, en sus provincias, en sus pueblos, en cada localidad deberán salir a caminar, conocer la gente, escuchar sus demandas y luego cumplir con la palabra empeñada. Caso contrario, sin mea culpa de la clase dirigente, la ciudadanía dejará de confiar aún más. El ideario de la política, que es atender las necesidades del ciudadano, estará desterrado.
“Cristina presidenta”
La reunión en la sede del Partido Justicialista en la calle Matheu ha sido una especie de acorralamiento diplomático, claro… pero la verdad es que a Alberto Fernández, le empapelaron las paredes con Cristina presidente, y además, si presión faltaba, se presentó sin aviso previo Máximo Kirchner. “Creo que hay que definir las candidaturas en plazos prudenciales, no debería ir más allá de febrero o marzo”, lo intimó con simpatía Jorge Capitanich. Todos piden definiciones, mientras Cristina, La Cámpora y el círculo más cerrado pretenden presentarse en las PASO con un candidato único, sin considerar a Alberto, por supuesto. El clima que se vivió en esa reunión fue intenso, tenso y apasionado, típico de peronistas. “Los incorregibles”, de Jorge Luis Borges. Ahora para bajar el tono y apoyar a Alberto, el flamante Jefe de Gabinete Agustín Rossi advierte: “Es singular, pero no hay ningún inconveniente para que el Presidente compita en una PASO”. Y agrega: “Impulsar un candidato único que no sintetice sería un error”, dice y pide tiempo para que Fernández se defina. Pero, para quedar bien con uno y otro detalla: “Romper la proscripción de Cristina es una consigna”, agrega en una entrevista a La Nación.
Mientras tanto, el operativo “Sergio Massa candidato”, se congela por la alta inflación y el clamor de Cristina Kirchner candidata. Es que cualquiera que vaya al supermercado puede analizar que el índice del 6% que se conoció esta semana, hace imposible cubrir los gastos mínimos de la canasta básica. Esto lo aleja de su objetivo de llegar a la mitad de esa cifra para abril; además el kirchnerismo, ahora apuesta a posicionar a la vicepresidenta. Justamente por la crisis de representación. Esto hace que no surjan nuevas figuras con una imagen y discurso contundente, efectivo y cercano a la gente. Tampoco lo tiene Cristina, pero nadie puede discutir su liderazgo. Venido a menos, pero liderazgo al fin.
En tanto, el próximo miércoles, en Juntos por el cambio llegará la calma o la hecatombe, ya que Horacio Rodríguez Larreta oficializará su postulación. Está en un momento bisagra porque las encuestas lo muestran estancado en los números y su discurso ya no es tan eficiente para el supuesto electorado que lo apoyaría. Debe, según asesores, recrudecer el mensaje y no ser tan correcto. Debe ir al todo o nada. En su entorno más cercano consideran que Rodríguez Larreta debe alejarse de su gestión y ya sumirse de lleno en la candidatura y plantear lo que hará como presidente, plantear propuestas claras. Mauricio Macri se definirá en marzo también, mientras Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal también buscarán definirse en las próximas dos semanas. Mientras tanto, Rodriguez Larreta visitó las festividades de carnaval en Jujuy, junto a su aliado radical Gerardo Morales.
Por otro lado, Javier Milei suma el voto joven a nivel nacional, aunque ahora las denuncias por acoso sexual y cargos a cambio de dinero, podrían jugarle una muy mala pasada, de ser cierto por supuesto. Sin embargo, la crisis de representatividad es tal, que la sociedad cansada, harta de sufrir privaciones materiales, falta de oportunidades, trabajo, acceso a la salud, una realidad agobiante, ante una clase política inerte, indiferentes, ociosa y egoísta, busca nuevas opciones porque las dos fuerzas más importantes de Argentina, carecen de confiabilidad.
Es una situación compleja y peligrosa porque así puede asumir el poder un personaje que si bien tampoco cumple con los requisitos mínimos que pretende una sociedad moderna y civilizada, por lo menos es nuevo, distinto, se merece una oportunidad. Los otros ya tuvieron suficientes oportunidades y nada hicieron para cambiar el futuro del país.
Es la lógica de lo humano, que ante una situación de crisis, encierro, o límite, se pretenda sobrevivir y buscar la luz al final del túnel, es lo más natural.
Estamos ante una grave crisis, y la gente, el ciudadano, buscará esa luz cuando vaya a votar, o habrá muchos votos en blanco y otros votos castigos, para demostrarle a la casta política que debe dejar de ser casta y bajar al llano con la gente común. Los políticos dejaron de ser tales, ahora deben recuperar la credibilidad y empatía con el ciudadano, porque al votante ya lo desilucionaron. Deberán buscar y encontrar la esencia que los llevó a recorrer el camino de servicio social, o dar un paso al costado para dejarle la posibilidad a otros.