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El renunciamiento de la candidatura de Cristina Fernández al 2023 provocó un efecto dominó en la interna oficialista y todos buscan un lugar. Ella sabe generar drama y analiza estrategias para ratificar su poder en el armado oficialista.

Por Natalia Aguiar

Tras la condena en la causa Vialidad, la ex presidenta dijo que no será candidata y logró tensionar aún más el ambiente. Por ello, el kirchnerismo anticipa avalar a su líder ciento por ciento. Un cuadro de Covid de la vice hizo que se postergara sólo una semana un acto político en apoyo a Cristina que se presenciará el 19 de diciembre. El despliegue de poder será total, estarán presentes La Cámpora, las otras organizaciones K, los sindicatos afines, los movimientos sociales, los intendentes bonaerenses del PJ, los gobernadores y todo aliado afín, incluso Alberto Fernández y Sergio Massa.
Para la vicepresidenta las pruebas en su contra no son contundentes y habla de “Estado paralelo” y de “mafia judicial”.

Pero dato mata relato. Los cuestionamientos de jueces y fiscales se centran en la supuesta trama de las estrategias para evadir controles y lograr rédito en relación a la obra pública respecto niveles de responsabilidad directa en la concatenación de acciones en el marco de la administración pública para violar la ley en rédito financiero y personal.

¿Cristina logrará imponerse en 2023? ¿Cuán cierto puede ser su renunciamiento? Para algunos se trata de una estrategia de reafirmación del poder con miras al 2023 y para otros, un contraataque defensivo para rearmar el peronismo. Para otros, Cristina no abandonará la batalla porque lo siente en su sangre y además lo necesita para lograr impunidad.

El kirchnerismo mueve montañas para mostrar poderío y aval del ciento por ciento a favor de Cristina. Un dato significativo es el respaldo que habrá de gobernadores peronistas que hace rato se manifiestan distantes, incluso algunos de ellos con aspiraciones presidenciales.

Ante un año electoral, nada puede ser definitivo. Quedan meses por delante para que las candidaturas queden establecidas. ¿Cuál es el objetivo detrás del anuncio de Cristina? ¿Si no será candidata a presidenta, tampoco lo será como senadora por la provincia de Buenos Aires, principal bastión electoral del kirchnerismo? ¿Su estrategia será buscar aval moral y luego cambiar de opinión? ¿Quiere amedrentar a la Justicia? ¿Se contenta con ser la jefa política y manejar a su antojo el armado electoral? ¿Sabe de los tiempos políticos y judiciales por eso se muestra confiada e intentará extender las causas judiciales más de dos años para volver a la Cámara Alta una vez más? Lo cierto es que se consulte con quien se consulte, todos coinciden en que Cristina tiene una as en la manga.

Ella seguirá siendo la pieza central del oficialismo y pretende respaldo para enfrentar los avances judiciales que espera en las diferentes causas que la tienen como protagonista. No debe desconocerse el caudal electoral propio que tiene Cristina.

Es una retórica clásica de la política nacional que cuando el hombre o mujer en el poder pierden ese poder, la Justicia avanza contra ellos. Antes, muy difícil debido a la politización que existe en la mirada de los funcionarios judiciales. No todos, claro está. Pero la mayoría de ellos, sobre todo en la justicia federal. Los funcionarios judiciales saben actuar con amperímetro de poder. Por ejemplo, además, la cuestión de la integración del Consejo de la Magistratura Mantiene al Congreso prácticamente paralizado. El kirchnerismo quiere imponer su fórmula de violentar la ley y así quebrantó los pocos lazos que le quedaban. Además, Cristina se enfrenta a la Corte Suprema y no da tregua.

Diputados mantiene pendientes varios proyectos, entre ellos una ley sobre lavado de activos y otra destinada al sector agroindustrial, sumados estos a la intención de avanzar con un nuevo blanqueo. Vinculado ello a un acuerdo de intercambio de información fiscal con Estados Unidos. Así, la batalla judicial se involucra en el desenvolvimiento de la Cámara Baja en diciembre, plena efervescencia mundialista.

 

Justicia a medida

Luego de la condena de seis años por fraude contra el estado e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, por la obra pública concedida a Lázaro Báez en Santa Cruz entre 2003 y 2015, Cristina se concentra en otra causa vinculada a la de Vialidad, “Los Sauces-Hotesur”. La Cámara Federal de Casación Penal debe resolver en estos días si confirma el sobreseimiento de la ex presidenta o si lo revoca y ordena que se haga el juicio oral.

En esta segunda investigación están involucrados sus hijos Máximo y Florencia, más otros 30 acusados por presunto lavado de dinero en esas dos empresas de la familia de la vicepresidenta. Se analiza si los alquileres de hoteles y propiedades fue una devolución de favores de empresarios, entre ellos Lázaro Báez, también condenado a seis años por la obra pública, por los negocios que recibieron durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.

La hipótesis que se analiza en la justicia es que el delito precedente del lavado de dinero es la obra pública en Santa Cruz, que el Tribunal Oral Federal 2 consideró que fue delictiva. No necesariamente eso implica que en “Los Sauces-Hotesur” se haya cometido el delito, pero la condena no pasará inadvertida. Será otro retrato de la persecución política que percibe Cristina desde la Justicia politizada y en su contra.

Lo cierto es que el renunciamiento de Cristina Kirchner, ha movido el avispero, y ya varios sacan leña del árbol caído. Por un lado, la CGT acelera su armado para 2023 con los gobernadores y movimientos sociales. Así, el sector sindical no alineado al kirchnerismo prepara alianzas para competir en las PASO con más presencia en las listas del Frente de Todos.

La fracción K apuesta a que la vicepresidenta revea su negativa y plantean fuertes diferencias por la marcha del lunes 19.

Por el otro, la oposición festeja la condena a Cristina. “Ahora tenemos que focalizarnos en nuestros candidatos”, dijo Horacio Rodríguez Larreta de gira en Washington con reuniones clave visualizando el 2023. “Lo importante es que la independencia judicial ha funcionado”, dijo el candidato de Pro.

Sin embargo, en el seno del ultra kirchnerismo afirman que la decisión de Cristina de bajarse de cualquier candidatura se hizo con el ánimo de evidenciar a aquellos que de su propia tropa, se atreven a traicionarla. Así fue que el presidente, Alberto Fernández, en cadena nacional anunció que Cristina fue víctima de espionaje y seguimiento ilegal. Decidieron utilizar a su favor los chats logrados a través del espionaje ilegal sobre un grupo de jueces y empresarios de medios. Pero estos fueron conseguidos a través de otro delito, por lo que no podía ser Cristina quien lo anunciara, y entonces lo hizo el presidente.

La decisión electoral de Cristina Kirchner en las boletas aumenta las apetencias de La Cámpora con apalancar a Sergio Massa a la presidencia. Mientras Cristina adoctrina a la propia tropa que la perciben desgastada. Sin embargo, Ella siempre va diez pasos adelante. Esta jugada traerá que hablar. Está claro que tiene un as en la manga.