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Mientras la gente en argentina no llega a fin de mes, la inflación es tan alta que se mide a diario, la inseguridad acosa, la postura de la oposición es poco seria, vergonzosa, patética. No sólo se amenazan y acusan entre ellos, sino que además no tienen propuestas claras. Si es que las tuvieran.

Por Natalia Aguiar

La interna por la candidatura presidencial en Juntos por el Cambio es de tal magnitud que, a diez meses para las PASO, una instancia clave para la redefinición de liderazgos en la principal coalición opositora, la supuesta suspensión de las primarias que impulsa el oficialismo, podría erosionar sin vueltas al espacio que lidera Mauricio Macri. Juntos por el Cambio es una coalición entre el Pro, el radicalismo y la Coalición Cívica, por lo que desde todos los sectores están mostrando las garras.

A la carrera presidencial se suma la de quien asumirá la Jefatura de Gobierno porteño, en lugar de Horacio Rodríguez Larreta, mientras Mauricio Macri no se define como presidenciable. Esto provocó en suelo porteño una enorme crisis en el Pro, y mientras, en el homenaje a los 40 años de Democracia que la Unión Cívica Radical realizó a Ricardo Alfonsín, Gerardo Morales y Martín Lousteau, enfrentaron a Mauricio Macri. Lo desafiaron para que tome una postura seria y definida. En ese encuentro estuvo ausente -de manera significativa- Facundo Manes, quien no duda en desafiar a Macri por su cuenta.

De las festividades radicales, no sólo participaron todas las figuras emblemáticas del radicalismo, salvo Manes, sino que además estuvo Rodríguez Larreta, contrincante de Macri y de Patricia Bullrich. Fue una provocación, sin lugar a dudas, aunque sería bueno para la Argentina que Macri se defina, y mucho mejor si dejara el lugar a otro, porque él ya tuvo su oportunidad y no la supo aprovechar. Este acercamiento de Rodríguez Larreta al ala dura radical, aliados en su aspiración presidencial, ya generó más fricciones.

Morales y Lousteau fueron muy críticos de Macri en el homenaje a Alfonsín, y criticaron las propuestas económicas de él con miras a 2023. Pero no sólo apuntaron contra Mauricio, también fue contra Patricia Bullrich, quien junto a Macri pretende evitar un posible acuerdo entre Lousteau y Larreta. El primero ocuparía la Jefatura del Gobierno porteño y el segundo, el sillón de Rivadavia. Es que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires enarbola banderas amarillas, es el bastión del Pro, su fuerza electoral, hoy eje de las internas en ese espacio. Morales y Lousteau, que eran rivales en la partidara radical, reclamaron “fórmulas cruzadas” o “mixtas” para garantizar que JxC sea una “verdadera coalición de gobierno” en caso de volver a la Casa Rosada en 2023. El mensaje iba dirigido a sus socios del Pro.

Ahora Macri no sólo enfrenta la disputa entre Rodríguez Larreta y Bullrich, sino que Morales y Lousteau van por el liderazgo de Juntos por el Cambio. Los primeros más dialoguistas, los segundos más combativos frente al oficialismo.

 

“Unidos, ganamos”

“Unidos, ganamos”, Este fue el lema de Lousteau y Morales para hacer una demostración de fuerza y demostrar que los radicales tienen potenciales candidatos en todo el país para el 2023.

Morales, al finalizar el evento conmemorativo, se mostró muy duro contra Macri, sin nombrarlo. Y advirtió: “Liderar no es creer que tenemos el mejor equipo de los últimos 50 años para después fracasar”, lanzó. Y advirtió que nadie “va a correr” al radicalismo. Además, al jujeño no le tembló la voz, al responder acusaciones de Mauricio Macri respecto la necesidad de erradicar de JxC al “populismo light”, que parecieron apuntar hacia el radicalismo. “No acepto la descalificación de quienes nos dicen populistas. Y creen que somos unos atrasados porque nos abrazamos a los ideales de nuestro partido que siguen aún vigentes. Que son los que nos devolvieron la democracia”.

Antes de esto, Lousteau hizo lo propio y ratificó su alianza estratégica con Larreta en la Ciudad: resaltó que el acuerdo que selló con el alcalde en 2019 no solo permitió que Juntos por el Cambio lograra un triunfo histórico en las urnas, sino que le permitió al gobierno porteño avanzar con reformas, como el nuevo estatuto docente. Planteó la importancia del diálogo en la política y pidió terminar con las “divisiones”. O sea, fue un tiro por elevación para Macri y Bullrich, quienes se oponen a un acuerdo entre el senador y Larreta para la sucesión porteña.

“Yo soy candidato a jefe de gobierno de una coalición. Algunos parecen no entender qué significa una coalición, que pueda afianzar lo que se hizo bien y traiga ideas nuevas y renovación. Por eso, queremos fórmulas cruzadas”, enfatizó Lousteau, que es pollo del reconocido radical en las sombras, Enrique “El Coti” Nosiglia, que lo miraba desde su platea. Otro que lo avalaba con la mirada, era Daniel Angelici, socio de Lousteau en la Capital y operador judicial de Macri, en la Justicia nacional y federal.

Pero el pupilo de Nosiglia no cesó y advirtió que “el legado de la gestión de Cambiemos es haber terminado con doce años de populismo y haber dejado de pie a una coalición con chances de retornar al poder”.

Sin embargo, subrayó que el país necesita de una coalición amplia que “aprenda de sus errores” y que sea “fuerte y grande”, para avanzar con transformaciones. En simultáneo, pidió darle lugar a una nueva generación de dirigentes. Larreta difundió un mensaje similar tras retirarse del complejo.

Los radicales mostraron sus garras, quieren que sus socios sepan que tienen fortaleza propia, que no los necesitan, que tienen poderío territorial en jurisdicciones de todo el país. Todas estas cuestiones son potenciales activos ante la eliminación de las PASO 2023, que Cristina pretende imponer.

Se están midiendo las fuerzas. Bullrich tampoco cesa en su pelea contra Rodríguez Larreta y se niega a la mera posibilidad de que el jefe porteño “entregue” el bando de la Ciudad a Lousteau. La situación de malestar en el pro es tal que Álvaro González, uno de los hombres fuertes de Rodríguez Larreta, salió a responderle a Bullrich y tiró más nafta al fuego: “Hace populismo político y es una oportunista que no respeta el cargo que tiene en el Pro donde no la votó nadie y es presidenta a dedo”, se despachó en una entrevista con CNN Radio.

La oposición parece pistolera de los tiros por elevación y directos que entre ellos disparan, sin propuestas claras para un futuro mejor de los argentinos. No expresan lo que harían para cambiar la dura suerte de esta tierra santa.

Cristina se debe divertir con estas peleas que sólo fortalecen al oficialismo, que espera gane Lula en Brasil, para sumarse puntos en lo que ellos definen un proyecto común. Ni imaginar si Lula vuelve a poder. Cristina renueva sus fuerzas y se prepara, quizás para una reelección de su espacio. ¿Quién sería el candidato? ¿La propia Cristina, Wado de Pedro, Alberto Fernández? Aún no se sabe pero, con Lula en Brasil, Cristina ya se prueba el traje de la reelección, víctima de la persecución judicial.

Ni de la oposición, ni del oficialismo se divisa empatía con el sufrimiento de los argentinos, todos piensan en ganar poder, status y llegar a la Jefatura de Gobierno porteña, como a la presidencia, sin propuestas serias. Si ni siquiera pueden dialogar entre sí la oposición, ni imaginar que dialogarán con el oficialismo. Egos, dimes y diretes, en una Argentina cada vez más incierta, pobre y desesperanzada.