Gobierno de Salta
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Si mauricio Macri debió reunir a los tres referentes de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal para calmar las tempestades, es porque la pelea de “egos” no cesa en el frente opositor argentino.

Por Natalia Aguiar

“Sin golpes bajos”, y centrarse en el debate de “ideas”, “valores” y “propuestas”, fue la línea que bajó Mauricio Macri en un almuerzo que organizó en su casa de Acasusso. Las peleas internas en el PRO escalan fuerte y parecen no tener retorno. Esto llevaría a que Juntos por el Cambio pague alto el costo ante un electorado sumergido en una profunda crisis económica, social y política. Esta pelea entre los referentes más importantes de la oposición, podrían colaborar a que el oficialismo sume votos. Con el radicalismo y referentes de la Coalición Cívica, sucedió lo mismo, en una cena de Macri con Gustavo Valdés, gobernador de Corrientes, Rodrigo de Loredo, y Martín Tetaz (radicales,) y Juan Manuel López y Paula Oliveto (CC), Macri pidió “cordura y evitar los golpes bajos”. La gente no está para espectáculos circenses en medio de los índices de inflación y pobreza que padecen.

Macri se desplaza con el supuesto deseo de volver a la Casa Rosada, pero por hora debe mediar entre los suyos que se van de boca. La pelea entre Bullrich y Larreta está para alquilar balcones. Macri esquiva balas y hace de mediador entre ambos. La indefinición de Macri sobre su candidatura presidencial o cuál será su rol en 2023 genera incertidumbre en los espacios de Larreta y Bullrich, quienes sí están decididos para avanzar en la campaña electoral y dar pelea nacional por la presidencia del país. La indefinición de Macri coloca a Bullrich y Larreta en una situación incómoda, ya que no saben si enfrentarlo o apoyarlo.

Macri y los tres referentes del Pro debieron tratar temas de estrategias para pelear territorio en suelo bonaerense, donde el kirchnerismo es fuerte. Los punteros políticos del macrismo reclaman que solo haya interna en las categorías de presidente y gobernador y poder competir con lista de unidad a nivel intendente y concejales. Razón por la cual, muchos intendentes mantienen la objetividad y no se inclinan ni para el bando de Larreta ni para el de Bullrich.

El ex presidente se esfuerza por frenar la embestida entre Larreta y Bullrich, mientras éstos miran con recelo si Macri se sube o no al ring en la carrera 2023.

Rodríguez Larreta se muestra ansioso con la actitud de Macri y ya presentó en sociedad -con ayuda de un medio amigo- a su novia, pareja o consorte Milagros Maylin, una funcionaria de 36 años, con la que tendría un hijo, razón por la que se separara de su primera esposa Bárbara Diez, comentan las malas lenguas. Actualmente Maylin es secretaria de Binestar Integral y Tercera Edad de la Ciudad, pero fue parte de la gestión de Vidal en provincia de Buenos Aires. Este no es un apartado novelesco de corte mexicano, sino que ya empezaron a trabajar asesores de imagen, consultoras y demás. Había que presentar a quien podría llegar a ser la primera dama argentina. Le preguntaron a Bullrich que opinaba al respecto y contestó: “Que sea feliz”.

Todos juegan el juego electoral y sacan garras para posicionarse en el espacio de Juntos por el Cambio, al que Elisa Carrió tampoco deja en tranquilidad. Es que el sábado en el programa de Mirtha Legrand dijo a viva voz que ella “fue espiada durante el gobierno de Cambiemos”. Chan… Claramente Carrió debe estar arrepentida de haber apoyado a Mauricio Macri, quien luego la desilusionó, le hizo promesas que no cumplió, y además, la espió.

“Ni él sabe qué quiere hacer, pero yo voy a competir igual”, suele decir Rodríguez Larreta cuando le preguntan si estaría dispuesto a competir con su padrino político. Larreta trabaja para neutralizar a Macri y disminuir la posibilidad de que sea el gran elector en 2023, en caso de que decida no “sumarse” en los comicios, y esto genera rispideces entre ambos, claro está. A la espera de esa definición, el jefe porteño se vincula con los radicales Gerardo Morales y Facundo Manes. Y claro, presentó o “blanqueó”-como dicen en el macrismo- a su pareja Maylin. Historia sentimental que en su momento fue un escándalo y que Rodríguez Larreta supo manejar con pauta publicitaria mediante.

Patricia Bullrich, sin pareja que deba presentar como el futuro primer “damo”, se muestra autónoma e independiente de las tácticas de Macri. Avanza en su armado y confía en que Macri no se subirá al ring del 2023. Tampoco se desvincula de Javier Milei (La Libertad Avanza). Evita enfrentar a Macri y pone todos sus cañones contra Rodríguez Larreta. La semana pasada Bullrich avaló a Jorge Macri como candidato a Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Una forma de presionar a Larreta por su actitud ambigua en suelo porteño. Las sombras de un posible pacto entre Martín Lousteau de Evolución Radical y Rodríguez Larreta, podría ser un escándalo dentro del Pro. Todo puede suceder, mientras el Jefe de la comuna desliza a sus seguidores que no sería capaz de hacer algo así. Pero…

Bullrich no frena y mientras tanto busca liderar el armado bonaerense, punto débil de Larreta. En un encuentro marplatese estuvo junto a Javier Iguacel y Joaquín De la Torre, los aspirantes a gobernador que respalda, y además sumó a Cristian Ritondo, quien construye su plan bonaerense bajo el ala de Vidal. La semana pasada, Ritondo, contrincante de Diego Santilli, el haz en la manga del larretismo, selló un espacio de tregua con el intendente de Pinamar, Martín Yeza.

Larreta y Bullrich calientan motores en sus boxes pero, María Eugenia Vidal puntea y teje su armado nacional. Estuvo en Salta, intensificó sus bajadas al decisivo conurbano e irá a Santa Fe. Es mujer de armas tomar, y en su espacio saben de su temperamento. Avanza a paso firme. Vidal está contenta con su posicionamiento en las encuestas y descartó ir por la Jefatura de Gobierno porteña. Se inclinó por avanzar en un proyecto nacional y en febrero tomará una definición. Falta de diálogo y acuerdos en el Pro.

El kirchnerismo duro da pelea entre Alberto Fernández y Sergio Massa, el primero sumido en una especie de limbo político -sin reacción-, y el segundo busca respuestas y fondos para dar un batacazo en la economía, lo que lo posicionaría como el candidato presidenciable 2023 de Cristina. Este gobierno, incluso para peronistas históricos, sólo puede construir desatinos e incertidumbre. No asumen que pueden perder las elecciones y alimentan el fuego de la insensatez. Salvo que los gobernadores se levanten, quizás este Gobierno termine por derruir lo poco que queda del peronismo tradicional. Grietas de un lado y del otro. Los argentinos presos en su tierra, su Nación, pero funcionarios que no encuentran el rumbo. No hay propuestas, hay egos y más egos ante el naufragio de la esperanza.