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Cristina Elizabet Fernández, fue la primera mujer presidente de los argentinos en llegar a ocupar ese cargo por el voto popular, cuando en octubre de 2007 ganó las elecciones como candidata del Frente para la Victoria.

Por Natalia Aguiar

Lo cierto es que María Estela Martínez de Perón ya había sido presidente como consecuencia de la muerte de Juan Domingo Perón, ya que la fórmula la componía ella como vice. Esto la llevó a ocupar la máxima autoridad del Poder Ejecutivo. Para muchos, una etapa de la historia argentina que habría que erradicar de los libros de historia y de la memoria de los argentinos.

Cristina nació en Tolosa, La Plata, y conoció a Néstor Kirchner en los años universitarios. Ambos militaron en la Juventud Peronista y combatieron contra la ultraderecha de Isabel Perón y su ministro José López Rega, quien impulsara la organización paramilitar Triple A.

Es abogada, aunque su título está en dudas porque a la fecha la Universidad de Derecho de La Plata no emitió constancia alguna pese a los reiterados pedidos de acceso a la información, explican platenses allegados a la vicepresidente. Nadie puede negar su capacidad discursiva y sus inteligentes tácticas políticas que deja a la oposición sin respiro y a los suyos sorprendidos.

Aspiró desde joven a llevar adelante un bloque político de centro izquierda con apoyo a diversos sectores. Luego junto a su marido, imponen al kirchnerismo y ahora el cristinismo está a flor de piel.

Pero… ¿Quien es Cristina Fernández? A las personas las definen los hechos, no las palabras. Y Cristina es como un huracán que arrasa con todo a su paso con tal de cumplir sus objetivos. Entre ellos, defender a sus hijos, y seguir con el poder de mando. Ella, guste o no, es la que tiene el bastón de mando. De hecho, los últimos hechos acontecidos tras el pedido de renuncia del presidente Alberto Fernández a Matías Kulfas, exministro de Producción, demuestran quien tiene la lapicera.

Ahora es la que digita los hilos del poder desde lo territorial. Los gobernadores peronistas no se deciden a dar el salto o diferenciarse abiertamente del kirchnerismo porque son conscientes de lo que significaría.

Cristina despierta amores y odios enceguecidos. Ha logrado hasta el momento burlar a la Justicia, porque no hubo juez que pueda perseguirla hasta la condena. Eso es poder. Los jueces huelen el poder. No se atrevieron, incluso pese a pruebas evidentes, según ellos mismos.

Mantiene decenas de causas judiciales en su contra, sus hijos, y funcionarios de su Gobierno y de las gestiones de Néstor Kirchner, pero salió ilesa. Ahora, Alberto se suma a la posibilidad de modificar la integración de la Corte Suprema con 25 integrantes, que representen cada uno de ellos a las provincias, tirando por la borda la letra constitucional. Avala ahora el presidente la búsqueda de impunidad de Cristina. Se suma a un proyecto impulsado por gobernadores peronistas, que nunca leyeron la Constitución, mientras otros más despiertos o mejor asesorados se niegan. Se trata de los mandatarios de las provincias más fuertes como Mendoza, Córdoba, Santa Fe, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Jujuy y Corrientes.

¿Qué opinarán los jueces? Lo sabremos al leer sus sentencias una vez que se expidan sobre la constitucionalidad o no de este proyecto, si es que avanza en el Congreso.

¿Qué busca Alberto al ceder posicionamiento con Cristina? ¿Qué llevó al presidente a soltarle la mano a uno de sus hombres de confianza que ratifica sus dichos al dejar en claro que los camporistas a cargo de Energía, intentaban -presuntamente- direccionar la licitación de caños y válvulas de gas para rédito personal? ¿Lo convierte esto en cómplice al presidente? ¿Alberto debió respaldar a Cristina por gratitud? Hasta ahora, Alberto logró mantener en su cargo al ministro de Economía, Martín Guzmán. Pero no se sabe hasta cuándo.

¿Quién es Cristina Fernández que ejerce tamaño poder? ¿Quién es Cristina Kirchner que ha logrado imponer una nueva forma de Gobierno, ella digita y el presidente ejecuta? ¿Qué intereses, internas, procesos habrá en las oscuridades del poder? El poder seduce y Cristina es una seductora nata. Ella sabe mover masas, sabe de discursiva, retórica y tácticas políticas. Es una líder. Lidereza del mal para algunos, pero líder al fin.

Ahora bien, la ambición política movilizaba a Néstor, pero a una mujer que lo tiene todo, ¿qué es lo que la moviliza, la mantiene en alerta, la impulsa a la vida adrenalínica de la política?

 

Testigos de la historia para responder a estos cuestionamientos

Hay varios libros sobre su vida, su biografía y demás. Pero el de la periodista Laura Di Marco es contundente y muestra quizás, a la verdadera Cristina. Tras una exhaustiva investigación, Di Marco logra reconstruir a Cristina con una mirada crítica. La que nos interesa.

La autora del libro “Cristina Fernández. La verdadera historia”, pudo conocer a través de entrevistas a una mujer distinta. Tras hablar con compañeros de la primaria, la secundaria y demás detalla a una Cristina totalmente diferente a la que conocemos. “Las compañeras de la Misericordia hablan de una Cristina vergonzosa y que no hablaba“, recordó Di Marco en una entrevista. La versión adolescente de la expresidente de joven es llamativa: “ya era soberbia, no quería ir a su casa y no podía pagar la cuota del colegio”, le dijeron sus ex compañeras.

“Tenía una beca porque su familia era de clase media baja. Copiaba a una de las chicas del grupo que después fue desaparecidaLa situación era explosiva en la casa porque el papá era radical y la mamá peronista. Volaban los platos por el aire”, aseguró la autora. Las marcas de la juventud de Cristina Kirchner moldearon su carácter de tal forma que “de lo que fue víctima, después fue victimaria“, expresa la periodista.

“Luego llega Néstor Kirchner y le ofrece darle una familia y el poder. Le ofrece todo lo que a ella la podía reparar: el paraíso, hacer plata para hacer política y llegar a ser presidente. Eso es lo que los complementa. Esa ambición los sostuvo como pareja del poder“, continuó. Bajo su perspectiva, la vicepresidente “tiene heridas muy profundas de su infancia como tenemos todos, pero que no las sanó”. Y pareciera que esa niñez y juventud marcaron a fuego su carácter, su temperamento, como la ambición de poder y dinero.

“Cuando Cristina se entera que yo empiezo a hacer su biografía, comenzó a bloquear fuentes. Fue un trabajo muy arduo. Armé un equipo de investigación. Viajé muchísimas veces a La Plata para entrevistar a diversas personas”, expresó Di Marco. A veces la mirada del otro ayuda a analizar comportamientos, actitudes, emociones, y hasta ciertas patologías, si es que las hubiera.

La muerte de Néstor Kirchner la fortaleció, la consolidó como líder al poder superar esa tremenda tristeza. Nadie puede cuestionar su liderazgo, pero si sus formas y las razones para llevar adelante un poder omnímodo.

Los líderes pueden ser para hacer el bien, como Robin Hood, o pueden ser destructivos y autoritarios como se vio en el fascismo, nazismo, o se puede analizar con Vladimir Putin en Rusia. Hay líderes sociales que bregan por el bien. Hay líderes sociales que se apoderan de ese bien, para hacer el mal. Para generar más y más esclavos del sistema planero, de un Estado que genera ciudadanos bobos y niños sin posibilidades. ¿Cuál de todos esos líderes es Cristina Fernández, Sinceramente?