Gobierno de Salta
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El ahora exministro de Producción, Matías Kulfas, echo fuego al gas al denunciar -en off- supuestos intentos camporistas de direccionar una licitación para el funcionamiento del gasoducto Néstor Kirchner, paralizado por la ineficacia. O quizás intentos de maniobrar acuerdos con empresas que beneficiarían las arcas privadas de los funcionarios afines a Cristina.

Por Natalia Aguiar

Entonces… tras los tuits de Cristina acusando a funcionarios del propio gobierno que mienten y no dan la cara… fue la razón por la que Alberto utilizó la lapicera… y le pidió la renuncia a Kulfas, el ministro más albertista junto a Martín Guzmán.

A kulfas… un técnico que contaba con el respeto de los empresarios argentinos, lo reemplazará Daniel Scioli, un viejo y zigzagueante político, que sabe nadar en las aguas turbulentas de Cristina. Scioli estaba a cargo de la embajada de Brasil, aunque su segundo manejaba todo, porque prácticamente el embajador estaba en Buenos Aires, armando y desarmando cuadros políticos. Poco visitaba Brasil. No le gusta la caipiriña.

 

¿Pero que es lo que puso sobre la mesa Matías Kulfas?

La corruptela camporista. El gasoducto Néstor Kirchner en el sur está paralizado, nunca funcionó, sigue paralizado. Todas las inauguraciones y presentaciones o lanzamientos fueron para la popular. Humo. Puro humo. El gasoducto estuvo y está paralizado. Pero la bomba estalló cuando Kulfas en un chat de WhatsApp da a entender que los funcionarios camporistas a cargo de Energía, intentaban direccionar la licitación de caños y tuberías para poner en marcha el proyecto aún trunco.

No hay gas en Argentina, las escuelas públicas carecen de calefacción y los niños se enfrían sin razón. En Vaca Muerta sacan gas sin precedentes, y se importa gas porque no hay tubos en el país para poder abastecerlo de norte a sur y de este a oeste.

La semana pasada, la renuncia de Antonio Pronsanto, funcionario de La Cámpora, puso en marcha este escandalete político con bambalinas teñidas de impunidad. Es que hasta ese momento, los jóvenes funcionarios que responden a Cristina, anunciaban a viva voz, que la obra estaba en marcha sin conflictos. Pero la renuncia de Pronsato fue la gota que rebalsó el vaso.

Este escandalete del pedido de renuncia de Kufas, obligó a la empresa Energía Argentina, a admitir en un comunicado de prensa que el procedimiento licitatorio para la adquisición de válvulas de gas, estaba trunco. Había sido en vano. Lo que impedía la posibilidad de “arreglar” con empresa alguna. Se refieren a la empresa de Cristóbal López, CPC, a la que presuntamente le adjudicarían la compra, en vez de otorgarle el procedimiento a una firma de Techint, que sí cumplía con las condiciones técnicas.

Sin embargo, no hay compañías locales que fabriquen esas válvulas y sin ellas no funciona la estructura para unir caños de gas. Por lo tanto, no hay gasoducto, no hay si quiera un paso en el proyecto que viene freezado hace años. Sólo anuncios de obras y licitaciones inexistentes.

Pronsato estaba enfrentado con Federico Basualdo, el subsecretario de Energía que responde a Cristina, ya que éste- según cercanos- se negaba a avanzar con el proceso licitatorio que beneficiaba a Siat, de Techint. Ahora, tras el escándalo de maniobras, el presidente de Energía Argentina, Agustín Geréz, admitió que Siat es la única compañía que cumple con los requisitos técnicos establecidos en los pliegos licitatorios. O sea… reconoció la propia torpeza, o la propia ineficacia, o las supuestas intenciones de beneficiar a una empresa, y no a otra.

¿Ahora qué empresa extranjera querrá invertir en Argentina, cuando el propio presidente impulsa la modificación de la Corte Suprema, en un órgano inconstitucional y alejado de la letra de la ley? ¿Qué empresario traerá dólares al país a sabiendas de que las cuestiones técnicas en los procedimientos licitatorios no se tienen en cuenta, y cuentan los billetes bajo la mesa? ¿Qué empresario pondrá en riesgo su capital sin seguridad jurídica, sin estabilidad institucional, sin seriedad en los negocios, sin respeto a la ley y mucho menos a los pliegos licitatorios de un procedimiento administrativo?

 

Alberto se rindió ante Cristina

Un pequeño gesto de acercamiento de la vice, sirvió para que Alberto cediera fuerzas ante la omnipotente lidereza.

Fue paradójicamente en el acto de los 100 años de YPF que Cristina, luego de tres meses de congelamiento, apareció junto a Alberto, le hizo un guiño y le pidió que usara la lapicera.

En su primer encuentro público desde el 1 de marzo, sangriento distanciamiento mediante, Cristina Kirchner le pidió a Alberto Fernández que “use la lapicera” para administrar las tensiones sociales “en favor de las grandes mayorías”. “El que quiera gobernar la Argentina sin tensiones ni conflictos, que se postule a la presidencia de Suiza”, dijo la vice el viernes en Tecnópolis.

Alberto evitó enfrentarla y habló de las consecuencias de la guerra en Ucrania y reiteró sus críticas a la gestión de Mauricio Macri por la toma de deuda con el Fondo Monetario Internacional, tema que es bandera del cristinismo duro.

Pero luego de ese emotivo encuentro, la imagen de ambos estrechando sus manos, y las festividades de YPF, la bomba de gas político hizo estallar los vidrios por los aires y el primero en volar de su despacho fue Matías Kulfas, el Ministro de Producción que se atrevió a dar a entender ciertas actitudes sospechosas de los funcionarios camporistas en la licitación del gasoducto “Néstor Kirchner”. Es que otro nombre no puede tener.

Los cristinistas apuntan a internas en Energía que pretendían cederle la licitación a la empresa de Cristóbal López, mientras Kulfas pateó el tablero -incluso con responsabilidades por su deber de funcionario público- y quiso dejar en claro que los funcionarios de La Cámpora querrían otorgarle la adquisición de válvulas a dicha empresa.

Alberto perdió un asesor técnico, responsable y con muy buen diálogo con los empresarios. Pero la pregunta que deberíamos hacernos es si no estamos ante un presidente debilitado. Si no estamos ante una posible reconciliación política a los efectos electorales. Y más profundo aún, si Alberto no está más solo que nunca con esta decisión que tomó.

A punto tal, que sus hombres más cercanos, y aquellos a los que él ha defendido a capa y espada, no podrán confiar en este hombre que usó la lapicera para complacer a Cristina. Bastó un tuit acusador y él cedió sin poner freno al supuesto avance de la corruptela camporista. ¿Queda Alberto comprometido con la licitación del gasoducto ahora que sabe más? ¿O ya sabía de esta presunta corruptela licitatoria de las obras públicas? ¿Cómo seguirá la historia? ¿Qué otras medidas tomará para usar la lapicera? ¿La usó en su propia contra? ¿Cuenta con el aval de los gobernadores peronistas? Que use la lapicera pero con garra política e intenciones de hacer, no de tapar con el codo lo que se escribe con la mano.