Si bien en estos días se anunciaron multas y actualización del monto de las mismas, EDESA es una compañía con un contrato de concesión soñado para cualquier empresario: por 50 años, con actualizaciones de precios, con multas a valores atrasadísimos y un largo etcétera de beneficios.
Por Franco Hessling
En las últimas horas se conoció una decisión del Ente Regulador de los Servicios Públicos (ENRESP), encabezado por Carlos “Uluncha” Saravia -hombre de lealtades múltiples-, al respecto de las puniciones a la empresa que monopoliza la distribución de energía eléctrica, EDESA. La novedad no son las multas.
Vamos por orden. Las multas fueron extendidas por una facturación desmesurada en ciertas localidades especialmente afectadas por el calor y la falta de agua, en las que el aprovechamiento de energía eléctrica para refrigeración se ha tornado en una acción indispensable para hacer llevadera la vida cotidiana. Se trata de localidades del norte provincial, en el Chaco salteño, donde las temperaturas son tórridas.
Debido a esas sobrefacturaciones ya la semana pasada el ENRESP había resuelto suspender el pago para aquellos usuarios perjudicados, sin que la empresa pudiera suspender la provisión del servicio. En estos días, además, se confirmó que EDESA será multada por ello, siempre amparándose en el marco del contrato de concesión.
La novedad es doble, y no por las multas en sí, aunque ambas tienen que ver con las multas. Por una parte, es novedoso que el ENRESP le ponga multas a EDESA y pretenda que la distribuidora las pague. Se había naturalizado hasta ahora una mecánica a través de la cual las multas no se formalizaban pero se charlaban, o se ponían pero no se cobraban y directamente se las descontaba en otros pasamanos entre la Provincia y la distribuidora.
La segunda novedad es que por primera vez desde que rige el contrato de concesión con la compañía, que forma parte de un hosting mayor llamado DESA, el monto de las multas se actualizará. Y eso sí que causa revuelo, puesto que el contrato se mantenía inmutable en ese aspecto desde su entrada en vigencia en 1996. Así es, las cuentas no fallan, los montos se arrastraban desde hace más de 25 años.
Aunque parezca una eternidad de tiempo, para amansar todavía más el carácter vertiginoso y efímero de nuestros tiempos, en un país donde los empresarios suelen reclamar previsibilidad, EDESA hace gala de una estabilidad garantizada insólita: el contrato de concesión está dividido en tres períodos que totalizan 50 años. Es decir, monopolizará el servicio hasta el 2046.
Entonces, estas medidas del ENRESP son apenas un somero paliativo para un contrato escandaloso en términos de beneficios para la firma: monopolio natural, 50 años garantizado, precios que se actualizan, multas con valores atrasadísimos y que muchas veces no se cobran, y un gran etcétera de ítems. Habrá que ver cómo discurre la situación con estos anuncios del ENRESP, pero, sea como sea, EDESA es una niña mimada del régimen provincial.