Por Josefina Medrano
Esta semana la sociedad salteña se ha visto involucrada en una gresca barata de lucha de egos entre dos personajes conocidos del ámbito de la salud. La imprudencia, la soberbia y el egoísmo fueron los condimentos principales que dieron una gran sazón a esta situación que parece un capítulo malo de una serie de Netflix.
Dos personas con responsabilidades sobre nuestra salud dejaron entrever públicamente sus verdaderos intereses en las posiciones que ocupan sin reflexionar sobre su real obligación dentro de la estructura del sistema de salud provincial.
Seguramente Uds. lectores, por no ser parte del medio, no podrán interpretar con claridad las intenciones de fondo que cada uno de los personajes tenían, por eso parece oportuno escribir solo unas líneas al respecto para que saquen sus propias conclusiones.
Por un lado, un gerente posicionado desde hace 17 años dirigiendo un pequeño hospital de perfil reducido a patologías endocrino-metabólicas y que lleva el nombre de un gran médico referente de la salud salteña y nacional. Un hospital con una modalidad de gestión llamada “autogestión”, donde existe la participación del personal en la gestión y dirección de este. De hecho, el gerente es elegido por votación del personal que en esta última oportunidad ganó por tan solo un voto. Con una gestión descentralizada y con enfoque en la calidad, pero siempre perteneciendo al sistema de salud, estructurado en niveles de atención y dependiente del Ministerio de Salud de la Provincia (MSP) como órgano rector y financiador. Debiendo, por supuesto, seguir las líneas estratégicas planteadas por el MSP para el cumplimiento de los distintos objetivos.
Es entonces que el gerente tomo decisiones unilaterales y arbitrarias sin consenso superior como modalidad de atención de la guardia, rescisión de compromisos con especialistas y cuantas otras cosas más ignorando su posición dentro de un sistema, como lo hizo en varias oportunidades en los años que es cabeza de la institución.
Mediante conferencia de prensa y disfrazado de prudente, con un anuncio post elecciones, informó su retiro por “motivos personales y desgaste por el tiempo transcurrido en el cargo. Para los conocedores no era más que la caída precedida del orgullo. Orgullo desequilibrado por las observaciones y la falta de aprobación de las acciones por sus superiores.
Por otro lado, una persona con poca trayectoria en la gestión, impulsiva e intransigente que no puede conciliar situaciones a través de diálogo y la lógica dentro de su administración. Mostrando sus falencias de líder que no puede identificar posiciones y abordarlas a través de la comunicación efectiva y el consenso. Pretendiendo a través de controles, que deberían hacerse de rutina, detener la salida como forma de mostrar poder.
Dos gallos “kikirikís” en una lucha ambiciosa y apasionada de necios por sostener el poder que tiene uno y el poder que desearía tener el otro.
Como comprenderán a estas alturas no eran los motivos anunciados la verdad de la salida. Pues claro está que la fórmula mágica que los pone de pie nuevamente y con la que resolvieron “el desgaste de años y los motivos personales” en menos de 48 horas, debería ser compartida, hasta inclusive patentada, por su efectividad siendo un gran aporte a la sociedad.
Tomar decisiones de impacto en la población sin congruencia con el resto del sistema debe leerse como absolutamente irresponsable. Realizar una conferencia de prensa con una renuncia con los motivos planteado y a las horas decir que se “queda porque no hay que abandonar el barco” justificando crisis en la salud es realmente vergonzoso e imprudente para alguien que lleva años en la gestión y debería haber identificado la crisis, si existiera, de antemano. Es por eso por lo que está claro que los motivos planteados no eran tales. Pero como dijo alguien por ahí cualquiera puede tener un momento de debilidad. ¡Es humano!
Queda en Uds. lectores imaginar los motivos y las formas de resolución o tal vez creer en la “magia” para lo cual yo ya estoy un poco grande.
¿Con el sinfín de problemas que conlleva la administración de la salud, donde la gente espera algún día tener un buen y real acceso al sistema, tienen tiempo para esto?
Estos muchachos deberán ejercitar que los problemas domésticos se manejan dentro de casa y no se sacan a relucir empañando las muchas cosas buenas que se hacen todos los días. Aprender que están al servicio de la gente. Pensar por qué y para que están ahí. Entender que están ahí por decisión final de una sola persona a la que están desilusionando y confió en ellos para esos cargos. Y saber que ni el orgullo ni la magia son la solución a nada en esta vida.