05 12 voto

Por Mariano Arancibia

Aunque la estructura del gobierno se quedó con la mayoría de escaños en juego, el domingo dejó mucho más que un festejo. La realidad es que fue un llamado de atención. La participación cayó al 58% (esta vez fueron elecciones intermedias), muy por debajo del 75% que hubo en el balotaje de 2023. En ese contexto, ocurrió algo que nadie -ni propios ni ajenos- se esperaba: La Libertad Avanza ganó en Capital.

El partido de Milei, que ya había sorprendido en las presidenciales, volvió a dar el golpe. Y esta vez en el corazón político de la provincia. ¿Qué pasó? Para muchos una porción creciente de salteños que quiere votar directamente a Milei, más allá de quién sea el candidato local y más del desastre económico que padecen gran mayoría de la población.

Este fenómeno obliga al gobierno provincial y al municipal, a replantear sus estrategias. El intendente Emiliano Durand, que venía proyectando su carrera política con ambición, se llevó seguramente un golpe. Lo de ayer fue una alerta roja para su equipo: si en Capital el oficialismo no logra sostener su base, la historia puede repetirse -y con más fuerza- en octubre y desde luego rumbo a 2027.

Otro dato no menor: el PJ volvió a perder, y esta vez en todos los frentes. Derrota múltiple, sin anestesia. El festejo de Milei fue exagerado -como suele pasar cuando se celebra más lo simbólico que lo cuantitativo-, pero igual sirve como termómetro. La Libertad Avanza logró meterse en la conversación local, polarizando el escenario político provincial. Ya no se discute si es una fuerza pasajera, sino cuánto puede crecer y en qué lugares.

Así, empieza a configurarse un nuevo mapa, donde todo se encamina hacia una disputa entre el oficialismo y el mileísmo. El resto, incluidos los históricos caudillos como Juan Carlos Romero, empiezan a sonar como piezas de negociación más que como jugadores con juego propio. Y es ahí donde empiezan las dudas: ¿continuaran los acuerdos entre el oficialismo y los libertarios? ¿Buscarán volver a la alizana con el romerismo?.

Lo único claro es que la elección del domingo dejó una advertencia en letras grandes: la gente está votando diferente. Y, sobre todo, no son pocos los que están eligiendo no votar. La política salteña, si quiere seguir en pie, va a tener que salir de su zona de confort. De todas maneras, vale recordar una vieja frase que bien se ajusta: una golondrina no hace verano.