01 06 aguiarPor Natalia Aguiar

La anunciada muerte del periodista Jorge Lanata fue un hecho de gran tristeza para el mundo periodístico ya que se perdió a un libre pensador, provocador y cultivador de la democracia en Argentina. Una persona que dedicó su vida a luchar contra los abusos y la corruptela.

Se podía coincidir o no con él, pero nadie puede negar su riguroso trabajo, entrega y devoción por la búsqueda de la verdad. Un hombre respetado por sus pares, incluso por aquellos que estaban del otro lado del pensamiento. Una persona que hizo mucho por Argentina, por la defensa de las libertades y del saber.

Lanata nunca se calló, y eso es de una gran valentía que debe reconocérsele. Quizás como un presagio, porque luego sucedió, Lanata vaticinó que Milei era igual que el kirchnerismo. Y desde allí, se desató una interna despiadada entre el presidente Javier Milei y Lanata.

“Me van a putear por esto que voy a decir. Pero es cierto. Milei se parece al kirchnerismo. Se parece al kirchnerismo porque está buscando enemigos desiguales, enemigos con los que no tenga ningún costo tener un conflicto. Yo ya hace tiempo me he peleado con los fanáticos macristas. El fanatismo nos está destruyendo. Y ahora es el fanatismo por Milei. Dicen que yo soy K. ¿Vos me escuchás lo que estoy diciendo? Dicen que yo soy K tipos que no se limpiaban el culo solos cuando era el gobierno de Cristina y nosotros estábamos haciendo denuncias por la ruta del dinero K. O sea, es irrespetuoso. La palabra es irrespetuoso. Está mal. Pero, bueno, eso pasa por el fanatismo y el fanatismo se mantiene constante. No importa el gobierno que pase. Hay fanáticos de un lado, fanáticos del otro. Es la misma historia. Pega la vuelta, va y viene. En un momento te acusan de una cosa, después te acusan de la otra. Yo siento que nuestro rol sigue siendo el mismo. Nuestro rol es laburar y enfrentarnos con el poder y ser lo más serios posible. No es que piense que tenemos la obligación de enfrentarlos. Pero lo que no puede pasar es que nos callemos la boca por miedo. Porque, aparte, pasaron cuatro meses. Imagínate en un año. Si hoy a mí me dicen que soy ensobrado. En un año y medio, ¿qué me van a decir? Bueno, no hay que permitirlo”, dijo Lanata en una editorial dos meses antes de ingresar al Hospital Italiano.

¿Qué había sucedido? Lanata cuestionaba que el embajador de Israel estuviera presente en una reunión de gabinete. Tan raro era el episodio que no se volvió a repetir, porque era una persona representante de otro país, en una reunión privada de los intereses argentinos. Nada más fuera de lugar. Aunque hubiese sido el Papa Francisco o Donald Trump. No correspondía. Era como vulnerar la soberanía nacional. Si bien la crítica había sido tranquila, Javier Milei lo tomó muy mal, y fiel a su estilo autoritario y temerario, arremetió contra Lanata y lo llamó “larretista”, “ensobrado” y “mentiroso”. Claro que en estos temas coincide Milei con el Kirchnerismo, y tras la muerte del periodista, unieron fuerzas y ya casi son socios indestructibles.

Por esos días, Milei estaba aferrado a la idea de atacar periodistas y descalificarlos, como los casos de Silvia Mercado, Jorge Fernández Díaz o Luisa Corradini. Lanata dijo que le iniciaría juicio a Milei y entonces varios colegas le hicieron entrevistas. Hoy esos hechos periodísticos tienen otro valor. En esos reportajes, Lanata planteó las actitudes y tendencias autoritarias de Milei, y cuestionó a los sectores políticos y a los periodistas que callan ante esas desmesuras.

Es que el que calla, otorga. Si hay algo que no debe aceptarse en Argentina es el autoritarismo, porque hizo mucho daño en este país y los hechos hablan por sí mismos. Los argentinos son un pueblo golpeado por los abusos, las violaciones de derechos humanos, y no sólo durante las dictaduras militares, sino también en las democracias más recientes. Quizás los argentinos tengan arraigada en la cultura y en la psiquis el síndrome de Estocolmo. Resignados a ser víctimas de los políticos que asumen el poder.

No puede permitirse. A seguir el ejemplo de Lanata y molestar al poder. Ese el objetivo de un profesional del periodismo, ser molesto al poder, cuestionarlo, buscar la verdad, transparentar. Evitar abusos, corruptela y libertades dictatoriales. Ya la Argentina tuvo bastante. No se gobierna a golpe de garrote. La democracia existe en Argentina y debe ser defendida a sangre y fuego.

 

Paradojas de la vida política

Milei recibió en Casa de Gobierno a Edmundo González Urrutia y llamó a no ser “cómplices” del régimen chavista. El Presidente estuvo reunido con el excandidato de Venezuela que reclama el triunfo sobre Nicolás Maduro y al que Argentina reconoció como mandatario electo.

La Cancillería expresó en comunicados oficiales que González Urrutia fue el “ganador indiscutido” de los comicios de julio de 2024, pese a que Maduro asumirá el mando el 10 de enero próximo. Otras de las paradojas en la era Milei es la persecución que sufren empleados de cancillería y otros organismos públicos, que se atrevan a pensar distinto. Empiezan a volar cabezas, cambios de lugares, persecución ideológica y moral. Increíble, ¿verdad?

En el encuentro, Milei le expresó a González Urrutia que “la Argentina no será cómplice del silencio frente a las injusticias y los atropellos del régimen de Maduro”. “Nuestra postura es clara: libertad, justicia y democracia para todos los venezolanos”, dijo. Acompañaron al presidente, el canciller Gerardo Werthein y la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, junto a Mercedes López, esposa de González Urrutia. Todos salieron al balcón. Abajo, cientos de venezolanos clamando por la libertad, con sus banderas en mano.

El gobierno emitió un comunicado en el que destacó la necesidad de “fortalecer la colaboración regional para construir una Latinoamérica próspera y libre del yugo opresor de cualquier tipo de gobierno de dudosa calidad democrática”. En una conferencia de prensa posterior en la Cancillería, González Urrutia devolvió gentilezas y reclamó por “la liberación de los argentinos detenidos en Venezuela”, en referencia al caso del gendarme Nahuel Gallo, actitud que agradeció la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

Por su parte, González Urrutia ratificó su intención de regresar a Venezuela para tomar posesión del mando presidencial, en la misma jornada en la que tiene previsto hacerlo Nicolás Maduro. “Por obvias razones no voy a revelar cómo lo haremos”, dijo el dirigente venezolano en el Palacio San Martín. “Apoyamos el triunfo democrático de Edmundo. Lo vamos a acompañar del modo que Edmundo decida”, dijo Bullrich al final de la conferencia.

Al divisar a los venezolanos radicados en Argentina desde el histórico balcón, González Urrutia se mostró emocionado. Momento en el que junto a Milei levantaron los brazos y saludaron a la multitud, que los vivaba. “Gracias Milei”, “Hasta el final”, “No tenemos miedo”, gritaban los venezolanos que flameaban banderas de su país y las de la Argentina.

Puertas afuera se defiende la democracia. Puertas adentro, se la vulnera de diferentes maneras, la más grave, ataques a la libertad de expresión. A no callar, a no ser cómplices, a pelear por cada célula de democracia consagrada en estas tierras, cuyos caudillos lucharon por la libertad. A honrar la historia y el futuro. A molestar. A hacer ruido. A indagar. A cuestionar. A no callar.