Suelen decir los historiadores que el conflicto es el motor de la historia, y que la forma en la que cada sociedad gestiona sus conflictos es una muestra del grado de desarrollo alcanzado.
Por Antonio Marocco
Se desliza entonces que las sociedades más atrasadas resuelven sus luchas de intereses con métodos más rudimentarios y deficientes, tales como la violencia, la negación y la eliminación del adversario, mientras que las sociedades más desarrolladas construyen soluciones sobre herramientas más eficientes como el debate, la planificación común y el consenso. Siempre en el marco de los espacios institucionales que prevé la arquitectura jurídica y política de cada nación.
La Argentina de hoy está en esa disyuntiva. Entre la motosierra y el Pacto de Mayo. Ambas propuestas por el presidente Javier Milei.
Desde las provincias del Norte Grande hemos cerrado filas y, en lo enunciado y comunicado por el gobernador Gustavo Sáenz -a través de nuestros representantes en el Congreso- dimos muestras claras de la intención de construir un método de gestión de crisis que le permita al país superar las inconsistencias económicas sin abandonar a los millones de argentinos que hoy se encuentran en una situación dramática, frente a la licuación de sus ingresos, la pérdida de empleo y el ajuste progresivo sobre la calidad de vida.
El próximo jueves nos reuniremos en Santiago del Estero los vicegobernadores de las 10 provincias que componemos el Parlamento del Norte Grande, la región fundante del país. Será la primera reunión de la Mesa Ejecutiva en este año y hay mucha expectativa por la amplia participación.
En Salta la bandera de la austeridad como regla en la administración pública no se enarboló recién durante el último trimestre. Lo hemos practicado desde que nos tocó asumir con el gobernador Gustavo Sáenz en el año 2019.
Y no porque haya sido una promesa de campaña, sino porque es en la ejemplaridad donde encontraremos el camino para achicar la brecha entre los privilegiados de siempre y los sectores más vulnerables de nuestra provincia. Sobre todo en cada crisis que nos tocó enfrentar. Desde la pandemia cuando recién asumíamos, garantizando que a nadie le falte un respirador, hasta ahora, frente al problema del dengue, siendo la primera provincia de la Argentina en aplicar vacunas de manera gratuita a sus habitantes.
De la misma manera hemos cuidado y puesto toda la voluntad política en encaminar el diálogo con los trabajadores de la educación y de nuestra administración, haciendo un esfuerzo que permita mantener el poder adquisitivo de cada docente que esté al frente de alumnos salteños y de cada empleado. Así se logró garantizar, por ejemplo, el inicio de clases el lunes pasado y la no interrupción de los servicios que presta la Administración Pública.
Será un año complejo, y cada semana intentaremos dar cuenta de los conflictos y los métodos de resolución posible para garantizar que Salta siga su marcha hacia el desarrollo, haciendo votos siempre porque las soluciones lleguen en el marco de la institucionalidad, del respeto, del consenso y siempre bajo el criterio de la sostenibilidad.
La ejemplaridad en el orden y el apego a las instituciones no solo es una condición ética de gestión, es además una condición para el desarrollo. Pues las inversiones que hacen falta en nuestra provincia no llegarán mientras sean amenazadas por motosierras ni licuadoras, precisarán mucho más que eso. Necesitan orden institucional, estabilidad económica, y sobre todo paz social. En ese camino nos encontrarán a todos los salteños.
Sin ello, nada bueno será posible.