Para algunos contrato electoral, para otros campaña del miedo. Lo cierto es que las principales promesas proselitistas del ahora presidente Javier Milei empezaron a materializarse. Sería ingenuo esperar algo diferente.
Por Antonio Marocco
Se devaluó la moneda nacional más del 100%, los precios de los combustibles se liberaron y hoy ya cuestan un 50% más que ayer. Lo mismo irá ocurriendo con el transporte público y las facturas de los servicios que empiecen a llegar en 20 días. Subió la carne como nunca y subió Netflix. Ni hablar de los remedios.
También entre los anuncios hubo gestos de austeridad política que a ciencia cierta no influyen tanto en las finanzas como en la opinión pública. Como la reducción de ministerios, la suspensión de la pauta oficial y la modificación de la estructura burocrática del Estado.
Las primeras medidas del ajuste, como lo explicaron el propio presidente y el ministro de Economía Luis Caputo, impactarán negativamente en el poder adquisitivo y en los ingresos de los trabajadores, sobre todo en el segmento de la clase media. Es un esfuerzo, argumentan, que hay que hacer para equilibrar las finanzas de la macroeconomía del país.
Ahora bien, el Estado hará el esfuerzo, los ciudadanos harán el esfuerzo, pero ¿qué hay de los grupos concentrados de la economía que hace dos gobiernos vienen reportando ganancias extraordinarias?
¿Por qué el esfuerzo que se propone siempre es selectivo? ¿Por qué el ajuste siempre recae sobre la clase trabajadora y las pymes de los argentinos?
Se vienen tiempos complejos, ya todos lo sabíamos. De hecho, en Salta siempre hemos puesto el diagnóstico sincero sobre la mesa, sabemos de dónde partimos y sabemos a dónde vamos. Sabemos de las herramientas con las que contamos.
La región del norte grande tiene una oportunidad histórica para convertirse en el faro del desarrollo nacional. Lo que empezamos no tiene por qué detenerse. Tenemos un gran desafío por delante: lograr que las riquezas de nuestra tierra y la capacidad de nuestra gente siembren las bases de un desarrollo sostenible.
El gobernador Gustavo Sáenz ha ratificado su compromiso con los salteños más allá de cualquier identificación política. Es tiempo de hacer más que de decir, de poner al Estado al servicio de la ciudadanía, de mantener más que nunca la austeridad y la eficiencia en cada área, estar cerca de los problemas y a gestionar soluciones concretas y rápidas.
No solo a nivel nacional cambió el signo político de gestión, sino también en algunas provincias. Vamos a trabajar con todos los que haga falta, más allá de cualquier bandería, para defender a Salta.
En la misma sintonía están los intendentes de toda la provincia que asumieron sus mandatos en la última semana. El recambio político en el interior llega con optimismo y mucho compromiso. El ejemplo y el pedido del gobernador Sáenz es claro: hay que estar más cerca que nunca de la gente en estos tiempos difíciles que se vienen.
Estuve en la asunción de los intendentes de Mosconi, Tartagal y Orán: Ana Guerrero Palma, Franco Hernandez Berni y Baltasar Lara Gros. Tres jóvenes a los que les tocará hacerse cargo de grandes desafíos y, confiamos, estarán a la altura para responder ante el pueblo que los eligió.
El compromiso es seguir defendiendo la actividad económica y atrayendo nuevas inversiones para motorizar el empleo. Debemos seguir alentando el desarrollo de la minería, el turismo, la construcción y el agro, serán más que nunca las claves para el despegue de la economía salteña.
Austeridad y eficiencia. Servicios públicos de calidad y estado presente. No hay otra forma de afrontar la crisis que amortiguando el impacto en los sectores más vulnerables y estimulando la actividad económica y la generación de empleo.
Austeridad, planificación, trabajo en equipo y eficiencia.