No cabe duda histórica que la actual provincia de Jujuy, cuyo territorio abarcaba la “Provincia” de Salta (desde 1814), fue la que recibió el mayor peso de la contención de las fuerzas realista que impuso la Guerra de la Independencia en el NOA, donde se desarrollaron 170 combates, en cantidad de 90 en Jujuy y 80 en Salta entre los años 1816 y 1821, tal como demostró Ricardo Rojas, en su libro “La Entrevista de Guayaquil y la Guerra Gaucha” (1950), basada en la documentación obrante en el Archivo Histórico de Jujuy, ordenada y recopilada por el citado autor norteño, de proyección nacional.

Por Martín Miguel Güemes Arruabarrena (*)

La guerra gaucha en Salta y Jujuy, balance y perspectiva

Afirmamos también, que las invasiones realistas (1812/1813, 1814, 1817 y 1820), fueron derrotadas completamente en el Valle de Lerma (Salta), tal como lo comprueban los hechos históricos. De esta forma era liberada Jujuy, ocupada reiteradamente por las invasiones e incluso incursiones realistas (1816, 1818, 1819, 1821).

El Coronel Manuel Eduardo Arias, de patriotismo tardío, dado que no combatió en la defensa y reconquista de Buenos Aires, ni en el primer grito de libertad (en Sucre y La Paz), tampoco en la primera defensa de Humahuaca, ni en la victoria de Suipacha, ni en la defensa de Tarija y Orán entre 1810 y 1814 (recién aparece su nombre en la invasión de Pezuela), fue uno de los oficiales milicianos jujeños más notorios en su debe y haber público. Intrépido y valiente por cierto, que después de su actuación en un golpe de mano en Humahuaca, exitoso operativo comando en marzo de 1817, y varios combates más con suerte varia, consagró en su foja de servicios patrios una destacada acción militar en la poderosa invasión del año 1817, al mando del Brigadier General José de la Serna. Arias actuó entonces bajo la conducción estratégica y táctica que correspondió al General Güemes, como Gobernador de la Provincia de Salta, Comandante de las milicias gauchas, y Jefe de la Vanguardia del Ejército del Norte, acantonado en Tucumán, bajo las órdenes del General Belgrano.

 

Situación de la Provincia de Salta, y defección de Arias

A partir del año 1818, ante el flagelo de la guerra, aumentaron las contribuciones forzosas para sostenerla, con desembolsos reiterados del tesoro de la provincia de Salta. Se practicó también, para sostener a los gauchos, la “comercialización de ganado” en la frontera con el Alto Perú, entre Olañeta (Jefe de la Vanguardia Realista) y comandantes gauchos.

Durante la Comandancia de la Frontera a cargo del coronel Juan José Fernández Campero, Marqués del Valle del Tojo, este comercio no fue necesario, dado que este pagaba la tropa gaucha con su propio peculio, tomado prisionero por los realistas en una sorpresiva carga en 1816, puso a Güemes en la disyuntiva de nombrar otro comandante, así llego al mando Arias, quien comenzó a comerciar en tiempos de “paz” (entre invasiones e incursiones), teniendo “tratos” con Olañeta, a los fines de pagar su tropa gaucha. Güemes, apremiado por las circunstancia, vigilaba estas tratativas soterradas. Con el tiempo, por ambición y por resentimiento ante las reconvenciones reiteradas de su Jefe militar, Arias defeccionó de la causa patriota, intentando asesinar a Güemes, mediante un complot con ramificaciones en Jujuy, Salta y Tucumán, el cual fue descubierto y por ello enjuiciado militarmente. En lugar de fusilarlo, consecuencia lógica en tiempos de guerra (dadas las pruebas aportadas en el juicio), Güemes perdona la vida a los complotados. Arias, al ser separado del Ejército, pierde la comandancia de la “frontera” norte.

Desterrado Arias en Tucumán, se adhirió al golpe de estado de noviembre de 1819, pergeñado por el Coronel Abraham González contra el Gobernador legítimo de la “provincia” de Tucumán, los golpistas entronizan ilegítimamente, de facto, en el poder ejecutivo provincial al coronel mayor Bernabé Aráoz, quien instaura la llamada “República del Tucumán”. No sin antes engrillar al general Belgrano, y negarle Aráoz dinero para su traslado a Buenos Aires, dada su enfermedad. Con este golpe de estado, se inicia la anarquía en nuestro país, tremendamente perjudicial para la causa de América. El Presidente Aráoz, hábil político tucumano, que odiaba a Güemes y temía el poder que este detentaba en Salta con proyección en la región noroeste, impide por la fuerza que lleguen a Salta los refuerzos que necesitaba Güemes para avanzar sobre el Alto Perú. Es de recordar que Güemes había sido nombrado “General en Jefe del Ejército de Observación sobre el Perú” (1820) por el general José de San Martín, al zarpar desde Valparaíso, Chile. Ya desembarcado en Paracas, Bajo Perú, insta a Güemes a que su Ejército de Milicias Gauchas, penetre en el el Alto Perú (hoy Bolivia) presentando un segundo frente a los españoles, para eliminar la posibilidad de que las fuerzas realistas converjan sobre Lima, impidiendo de esta forma la independencia del Perú. Muerto Güemes, San Martín insistiría en este avance militar, enviando misiones a Buenos Aires, para reclamar auxilios pecuniarios con el objetivo de conformar una fuerza militar que desde Salta, libere el Alto Perú.

 

Causas y consecuencias de la muerte de Güemes

El Coronel Manuel Eduardo Arias fue designado por Araoz, Jefe del Estado Mayor de las fuerzas tucumanas; en esta condición militar, enfrentó la guerra declarada por el Cabildo de Salta y Jujuy contra Araoz (no contra la provincia de Tucumán), dada la obstrucción deliberada realizada por este contra Güemes y su plan de avance sobre el Alto Perú. Así, Arias combatió a las fuerzas saltojujeño, santiagueño y catamarqueño; en el caso de estas últimas, también combatió contra su autonomía provincial.

Asesinado Güemes por un complot regional de aquellos que querían patria sin gastar, teniendo que gastar, renunciaban a la Patria. Arias buscó ser restituido en el cargo de comandante de frontera; quien lo restituyó fue el director supremo General Martín Rodríguez, adversario de Güemes por cargos que este le hiciera, por corrupción en el Alto Perú. A lo cual se sumó tratos con Pezuela, en 1815, después de la Sorpresa del Tejar, que no fue sorpresa, sí entrega.

 

Los últimos días del “gaucho” Arias

Arias fue nuevamente cuestionado por sus tratativas con el enemigo realista en el año 1822, al ser interceptadas cartas con Olañeta; en esta nueva instancia de sospecha y confirmación documentada, fue el Gobernador de la “provincia” de Salta, el general José Ignacio Gorriti, jujeño, firmante del Acta de Independencia en Tucumán, vencedor en el Día Grande de Jujuy, quien combatió la actuación de su comprovinciano.

Finalmente, este fue asesinado por sus mismos comandantes gauchos. Lamentablemente, su cuerpo no ha sido encontrado. Los motivos de esta reyerta interna permanece como un misterio de la historia jujeña. El título de este colofón, obedece a la paradoja que el Día del Gaucho en Jujuy este consagrado al Coronel Arias, asesinado por gauchos, quien fuera ascendido post mortem a General, sin haber muerto en combate contra el enemigo realista, causalmente hoy, el localismo jujeño quiere elevarlo a la condición de “héroe nacional” habiendo defeccionado de la causa de América, obstaculizando con las armas el Plan Sanmartiniano de Libertad e Independencia Suramericana, surgido en el Congreso de Tucumán. En el bicentenario de su muerte, lo recordamos con afecto por sus años de servicio patrio, y crítico por su actuación final en el tiempo germinal de la Patria.

 

(*) Académico de Número sitial 7 “Ricardo Rojas” del Instituto Güemesiano de Salta.