09 26 kirchbaun1Kirschbaum presentará trece tapices, tres tejidos con una combinación personal de colores y diez hechos con cristales. Su muestra se titula El paisaje áspero y la de Cervini es La trama humana. Permanecerá hasta el 30 de octubre en la Sala Sara Facio de la Casa Argentina en Italia.

Cuando iba a la escuela, a Federico Kirschbaum no le gustaba bailar en las clases de folclore. La opción era entonces tejer bufandas. Así se aproximó a la materialidad textil, aunque todo lo vinculado con las tramas estuvo en su familia. Una abuela tenía una tienda de telas, la otra era modista, pero ambas influyeron en el despertar artístico de su nieto.

Las piezas que se presentarán en Roma están tejidas en telar con la técnica andina. Las otras, creadas con cristales de roca, lo remiten a un aspecto de su obra que se autocensuró largo tiempo, según nos cuenta desde Salta: el brillo. Una de sus abuelas usaba accesorios con brillos que despertaban la admiración del nieto.

En el texto curatorial de Guille Mongan se lee que Federico Kirschbaum “teje historias íntimas, minúsculas como los cristales de roca enhebrados, como el silencio del movimiento de una mano tejedora. ¿Quién resguarda o envuelve esa intimidad cuando la amplitud de los cerros se vuelve muro y horizonte vertical?”.

El curador se pregunta: “¿Dónde radica la fuerza identitaria de un paisaje? La identidad es una construcción social, un derecho, un espacio de inscripción desde donde ser nombrados y nombrarnos. La identidad de un territorio está compuesta de quienes lo habitan y el paisaje que los contiene”. Federico trabaja con una paleta que vira de la saturación al monocromo como quien suelta la muñeca ante la precisión de la mano trazando una línea recta: las agujas ondulan, narra el texto de Mongan.

 

09 26 kirchbaun2El espacio que se habita

“Hubo distintos acercamientos en el arte, pero lo textil quizá apareció cuando hice una pintura en el bastidor y le puse clavitos. Empecé a cruzar un alambre que se convirtió en un tejido bastante rústico. También tejí con papeles e hice bastante collage. Incluso, una serie con papeles tejidos. Otra vez empecé, con la máquina de coser, a unir papeles. Cuando en la escuela tejía bufandas porque no me gustaba el baile en las clases de folclore, me daba mucha tranquilidad. Mi madre tejía y siempre estuve relacionado con lo textil”, nos cuenta el artista.

Su trabajo artístico exige laboriosidad, como cuando teje con cristales en un telar andino. Kirschbaum siente que esa burbuja es su rincón amigable donde deja de sentir ansiedad y puede encontrar la calma. Mientras afuera, la naturaleza le impone la fuerza de sus colores y el encierro del paisaje.

Obra del artista plástico Federico Kirschbaum, que exhibirá trece obras en la Casa Argentina de Roma, dentro del circuito de la Rome Art Week (RAW). Foto: gentileza.Obra del artista plástico Federico Kirschbaum, que exhibirá trece obras en la Casa Argentina de Roma, dentro del circuito de la Rome Art Week (RAW). Foto: gentileza.

 

¿Cómo es tu proceso creativo?

Uso un telar tradicional con lana de oveja salteña y otro, con la misma técnica, pero con cristales enhebrados. Hago primero un boceto en una hoja cuadriculada y voy reemplazando cada cuadradito con cristales. En este momento trabajo con un tejedor. Yo boceto en blanco y negro. Luego le paso el diseño a un tejedor que me ayuda y allí sobre la obra van surgiendo los colores, que a vecen mutan, como también cambian las formas. Así evoluciona.

 

¿Qué cuestiona tu obra? ¿Dónde te enfocás?

Empecé a darme cuenta en Salta, rodeado de cerros, que no hay lugar donde mire que no haya montañas. Mi taller tiene un ventanal que da a los cerros. Cuando voy al trabajo veo los cerros. Vivimos en un valle y los cerros son como un escudo que nos protege y nos aíslan. Digo que los salteños no vemos el horizonte, y el sol aparece y desaparece por las montañas. ¿Qué pasaría si abriéramos ese valle y viéramos qué hay del otro lado? ¿Tendríamos otra perspectiva? Además, vemos el paisaje desde adentro, solo un lado, y me interesa preguntarme cómo influye eso en mi vida en particular. Se dice que el salteño es cerrado y pendiente del qué dirán los demás. Creo que eso tiene que ver con este encierro geográfico en el que vivimos. Mi obra cuestiona un poco eso y cómo nos determina el paisaje que habitamos.

 

¿Con qué materiales te gusta más trabajar?

La materialidad es un medio para mi hacer. No solo hago obras tejidas, también tengo collages con papeles de lija, hago pintura, como soy inquieto voy probando cosas nuevas, pero la búsqueda es siempre la misma. No estoy casado con una materialidad sino con una búsqueda.

 

¿Cómo era tu abuela que te inspiró con los brillos y los textiles?

Yo admiraba mucho el brillo. Mi abuela siempre decía que yo me ponía contento cuando ella se ponía un vestido que brillaba. Me atraían mucho las luciérnagas. Me autocensuré en relación a ese brillo y sin motivo. Era como si no me lo permitiera. Pero ya en mis primeras obras había colores metalizados. Y las lijas tienen brillo. Esos fueron mis primeros acercamientos. Y luego sí me animé a ir de lleno al cristal. Hay obras que bordé con lentejuelas sobre lijas. Y todo tiene que ver con la inspiración de mi abuela respecto del brillo y la elegancia. Hice taller con Chiachio y Giannone y para mi trabajo busqué retazos de vestidos de mi abuela. Generé una obra que fue un poco la idea de perpetuar a mi abuela. El textil y los cristales me conectan con ella. Pero además el tejido es un anclaje. A pesar de ser ansioso puedo estar horas tejiendo y eso me calma.

En la obra de Federico hay también una intención de darle un nuevo uso a los materiales con que trabaja. Convertir una lija en arte no es otra cosa que transformar un material en otro. Nos cuenta el artista que ahora está experimentando con los tapices de lana y las tachas, otra vez el brillo que, a estas alturas, es una marca distintiva en su trabajo artístico.

El año pasado la Casa Argentina publicó una convocatoria a la que Federico aplicó y quedó seleccionado. “La muestra entra justo en la Rome Art Week y el espacio está dentro del circuito”, nos cuenta.

 

¿Cómo definirías tu territorio artístico?

Hay algo de extrañeza en mi obra, porque voy improvisando con el uso del color, y hay un contraste entre el brillo y la aspereza del cristal que no es un material amable. Después está lo laborioso y lo artesanal. Cuando era chiquito fantaseaba con crear un lugar amigable y vivir ahí. Con mi obra trato de generar eso: un ambiente amigable para estar allí y ser un observador de mi propia obra.

Además de haber realizado varias muestras individuales a nivel federal, el artista participó el año pasado del Programa de Formación para Artistas PAC, organizado por la Galería Gachi Prieto. Antes había participado de la clínica para artistas de Diana Aisemberg. Entre las exposiciones colectivas estuvo en San Pablo y en la Casa Argentina en París. Este año fue seleccionado en el Salón Nacional de Artes Visuales.