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En el kilómetro 29 de la Ruta Nacional 68, entre los paisajes majestuosos de la Quebrada de las Conchas en Cafayate, Salta, se encuentra uno de los tesoros geológicos más impactantes del norte argentino: La Yesera. Este sitio, de belleza imponente y colores contrastantes, ofrece una experiencia única para los amantes del turismo de naturaleza, la geología y el trekking.

Rojizos intensos, vetas ocres y blancas se entrelazan en formaciones rocosas que parecen pintadas por la mano de un artista milenario. Pero lo que vemos hoy es el resultado de millones de años de historia natural.

La Yesera debe su nombre a una pared de yeso que cubre el antiguo ingreso a una mina. Este detalle no solo le da identidad al lugar, sino que también conecta con su pasado minero y con la riqueza mineral que caracteriza a la región. Sin embargo, lo que realmente fascina a los visitantes son las capas visibles en las rocas, conocidas como “estratos”, que revelan la acumulación de barro, ceniza volcánica, arena, roca y sedimentos marinos a lo largo de diferentes períodos geológicos. Cada capa es una página del libro de la Tierra, y recorrer este paisaje es como leer su historia en voz alta.

11 02 yesera2Para acceder a este espectáculo natural, hay que dejar el vehículo en el ingreso señalizado y emprender una caminata por el sendero llamado “Los Estratos”. El trekking es de baja dificultad y dura aproximadamente 30 minutos, ideal para todo tipo de público, incluidos niños y adultos mayores con buena movilidad. Eso sí, es fundamental llevar agua, protector solar y calzado cómodo. El mejor horario para realizar la visita es por la mañana, cuando el sol ilumina las formaciones y resalta los colores con una intensidad que parece mágica.

El sendero está muy bien señalizado, con paradas informativas que explican la formación geológica del lugar, la flora y fauna autóctona, y la importancia de conservar este parque natural. A lo largo del recorrido, es posible observar fósiles marinos incrustados en las rocas, evidencia irrefutable de que hace millones de años este sitio era el fondo de un mar. Esta revelación transforma la caminata en una experiencia educativa y emocional: caminar por La Yesera es caminar sobre antiguos océanos petrificados.

La visita puede realizarse de manera individual, siguiendo las indicaciones del sendero, o contratando el servicio de agencias de turismo especializadas en Cafayate. Estas agencias ofrecen guías capacitados que enriquecen la experiencia con datos científicos, anécdotas locales y una mirada profunda sobre la evolución del paisaje.

Más allá de su valor geológico, La Yesera es también un espacio de contemplación. El silencio del entorno, interrumpido solo por el viento y el canto de aves, invita a la introspección. Muchos visitantes se detienen a meditar, a fotografiar o simplemente a dejarse maravillar por la inmensidad del paisaje. Es un lugar donde el tiempo parece detenerse, y donde la conexión con la naturaleza se vuelve inevitable.

 

La Quebrada de las Conchas, de la cual La Yesera forma parte, es uno de los circuitos turísticos más destacados de Salta. A lo largo de la ruta 68, se pueden visitar otras formaciones icónicas como el Anfiteatro, la Garganta del Diablo, Los Castillos y El Obelisco. Pero La Yesera tiene una particularidad que la distingue: su accesibilidad, su riqueza paleontológica y su estética singular. No es casual que muchos viajeros la consideren una de las experiencias más alucinantes del norte argentino.

 

En tiempos donde el turismo sostenible cobra cada vez más relevancia, La Yesera se presenta como un ejemplo de cómo conservar y disfrutar el patrimonio natural sin alterar su esencia. El respeto por el entorno, la educación ambiental y la participación comunitaria son pilares que sostienen esta experiencia.

En definitiva, visitar La Yesera es mucho más que hacer trekking o ver paisajes bonitos. Es sumergirse en la historia profunda del planeta, es entender cómo se formó la tierra que pisamos, es emocionarse con la belleza de lo simple y lo eterno. Es, en palabras de muchos viajeros, una experiencia que deja huella.

Así que si estás planeando una visita a Cafayate, no lo dudes: incluí La Yesera en tu itinerario. Y recordá, como dicen los lugareños, “no hay mejor forma de conocer la tierra que caminándola”.