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El vicegobernador de Salta destacó la fe del pueblo salteño durante la celebración del Señor y Virgen del Milagro y llamó a los argentinos a dejar atrás las discordias para reencontrarse en la esperanza colectiva.

La devoción popular volvió a colmar las calles de Salta en torno al Señor y la Virgen del Milagro. Miles de peregrinos llegaron desde distintos puntos de la provincia y del país, en bicicleta, caminando o en colectivos, reafirmando lo que ya se convirtió en una de las celebraciones de fe más multitudinarias de la Argentina.

En ese marco, el vicegobernador Antonio Marocco compartió sus impresiones tras cruzarse con los peregrinos en su camino hacia la capital. “Conmueve la fe del pueblo salteño. Ver a la gente que viene caminando, en bicicleta, con frío, con cansancio, pero con la certeza de que van a llegar, emociona profundamente”, expresó.El funcionario destacó que la peregrinación trasciende lo religioso para convertirse en un acto comunitario. “No es un desafío deportivo, ni una aventura. Es la madurez de una juventud y de gente de mediana edad que, aun en las dificultades, se aferra a los valores. Eso es lo que la sociedad necesita rescatar”, señaló.

Marocco subrayó también el rol de los jóvenes: “La hija de un amigo llegó en bicicleta desde Metán. No lo hizo por moda ni por deporte, sino porque entiende que hay un camino de fe, de esperanza y de expectativas. Esa juventud empieza a comprender que va a ser protagonista en no mucho tiempo más”.

En su reflexión, el vicegobernador enlazó la masiva manifestación de fe con la situación social y política actual del país. “El Milagro nos recuerda que nadie camina solo. En un mundo donde prima el individualismo, esta celebración nos enseña que somos parte de algo más grande, que estamos arraigados en una identidad común. Argentina necesita reencontrarse, dejar atrás las discordias y empezar a construir juntos un lugar para estar mejor”, sostuvo.

El lema del Milagro 2025, “Caminar, seguir avanzando hacia el encuentro”, se volvió para Marocco un mensaje con resonancia nacional: “Tenemos que volver a encontrarnos los argentinos, los salteños. La esperanza y la fe nos marcan el camino”.

Consultado sobre el crecimiento de la festividad, recordó que en los años 60 la procesión apenas rodeaba la plaza principal y recorría unas pocas cuadras de la avenida Belgrano. “Con el tiempo la ciudad creció, pero también lo hizo la fe. Después de la crisis de principios de los 2000 hubo un punto de inflexión y cada vez más gente se acercó al Milagro. Hoy podemos decir que Salta es sinónimo de Milagro, y el Milagro es sinónimo de identidad salteña”, afirmó.

Para Marocco, esa identidad compartida constituye un capital social invaluable: “Tenemos que transformar esa bondad y esa fe en un camino colectivo más duradero. El Milagro nos muestra que se puede”.