06 02 ninaPor Mariano Arancibia

Así lo indica un informe elaborado por un equipo de profesionales en Ciencias Económicas, convocado por la nueva gestión. En una entrevista con Punto Uno el rector Miguel Nina señaló que es “resultado de una mala administración”, detalló las causas, las urgencias y el futuro incierto de la Casa de Altos Estudios.

Rector, asumió su cargo a principios de mayo y en su primer discurso impactó el anuncio de un déficit de $950 millones en el primer cuatrimestre. ¿A qué se debe este desequilibrio financiero?

Así es, asumimos el 11 de mayo y sí, al iniciar nos encontramos con un déficit que ronda esa cifra. Más exactamente, el informe del primer cuatrimestre nos dio un rojo de $942 millones. Las causas principales están focalizadas en las partidas salariales: los fondos que llegan desde Buenos Aires para el pago de sueldos son inferiores al costo real que enfrenta la universidad. Este desfasaje explica buena parte del déficit.

¿Qué factores contribuyeron a esta situación?

Son varios. En primer lugar, hay convenios que debieron presentarse en 2022 ante Nación y no se gestionaron. Particularmente los relacionados con el sexto y séptimo año de la carrera de Medicina. Al no haberse tramitado debidamente, esos programas no tienen financiamiento específico y hoy la universidad los está sosteniendo con recursos propios, lo que implica usar dinero destinado al funcionamiento general.

Además, desde 2021 se vienen desarrollando dos tecnicaturas: una en Sistemas Ganaderos y otra en Electrónica en San Antonio de los Cobres. Esas carreras también debían gestionarse ante Nación para recibir fondos, pero no se hizo, y nuevamente es la universidad la que las financia con recursos propios. Es decir que funcionan sin el financiamiento correspondiente.

¿Cómo está actualmente distribuido el presupuesto de la UNSa?

En el esquema actual, el 93% del presupuesto que llega desde Nación se destina directamente a sueldos. El restante 7% u 8% va a gastos de funcionamiento. No hay partidas específicas para infraestructura. Nación envía una suma bajo el concepto general de “educación universitaria, investigación y extensión”, y no hay margen para destinar dinero a obras públicas o mejoras edilicias.

¿Se detectaron irregularidades en la administración interna?

Sí. Estamos analizando el funcionamiento de la gestión anterior. Por ejemplo, uno de los gastos que no tiene cobertura en las partidas nacionales es el de horas extras. Se trata de una cifra de seis dígitos. Son decisiones que fueron incrementando el déficit sin financiamiento respaldatorio. Estamos revisando todo esto en detalle.

¿Qué proyección hacen a fin de año si no cambia el escenario?

La proyección indica un déficit acumulado de aproximadamente $2.700 millones. Esa estimación surge de nuestros técnicos. Yo pensaba que el número sería un poco menor, pero aún con una mirada optimista, el panorama es crítico.

¿Ya hubo gestiones con Nación por esta situación?

Sí. Hicimos una presentación ante la Subsecretaría de Políticas Universitarias en Buenos Aires. Me reuní con ellos y tengo una nueva cita allá. Llevaremos nuestros papeles y escucharemos qué evaluación hicieron ellos del déficit. La idea es encontrar alguna pauta de solución, porque si seguimos con este nivel de desbalance mensual, terminamos el año en una situación insostenible.

¿Qué tipo de recortes se están evaluando?

Creo que debemos fijar prioridades. Vamos a sugerirle al Consejo Superior que establezca hacia dónde dirigir los recursos escasos. Hay que evitar gastos innecesarios o improductivos, sin afectar actividades sustantivas como la docencia, la investigación o los programas dirigidos a los estudiantes. Estamos trabajando con la vicerrectora en esa línea y aún no tenemos toda la información detallada, pero es urgente comenzar a actuar.

¿Cómo tomaron conocimiento del déficit? ¿Estaba informado en la transición?

Nos enteramos al recibir la información que solicitamos como parte del proceso de transición. Hicimos un requerimiento al rector saliente, designamos tres profesionales en Ciencias Económicas que revisaron los datos, y allí surgió el déficit. Por eso decidí hacerlo público en mi primer discurso: creo que hay que transparentar la situación.

¿Considera que hubo una mala gestión en la administración anterior?

Creo que hubo decisiones que no se tomaron a tiempo y una gestión que no supo prever este escenario. Desde lo académico ya lo veníamos percibiendo. Como decano, anticipamos que algo no cerraba, aunque no conocíamos la magnitud del problema hasta ahora.

Pasando al plano académico, ¿qué visión tiene respecto al sistema educativo que ofrece la UNSa?

Nuestro plan incluye el fortalecimiento de la calidad académica. Ya dimos instrucciones para avanzar en la modificación y actualización de los planes de estudio en todas las facultades. Además, trabajamos en el fortalecimiento de la educación virtual, titulaciones intermedias y nuevas carreras a distancia. Con la vicerrectora estamos coordinando propuestas con Ciencias Exactas y Ciencias Económicas para implementar tecnicaturas virtuales. La idea es avanzar lo más posible antes del receso invernal.

¿Cómo fue la reunión reciente con el gobernador y qué tipo de vínculo espera mantener con la Provincia?

Nos reunimos con el gobernador en su despacho y fue un encuentro muy positivo. Coincidimos en la necesidad de establecer una agenda conjunta. Él mostró interés en apoyar a la universidad y ya dio algunos pasos en ese sentido.

En mi rol de decano, siempre trabajé con varios ministerios de la Provincia, en especial con el de Economía. Hoy también buscamos articular con otras universidades. Por ejemplo, estamos trabajando con el rector de la Universidad Católica para atender problemáticas sociales en los márgenes de la ciudad de Salta, como la zona del basural San Javier.

¿Cuáles serían sus tres prioridades inmediatas para lo que resta de 2025?

Primero, ordenar el proceso financiero. Segundo, mejorar la transparencia de la universidad para evitar sorpresas como la actual. Y tercero, lograr que al menos un proyecto de carrera a distancia o virtual esté encaminado para su implementación. Estos son objetivos clave para la segunda parte del año.

 

Rutina

Nos recibió en su despacho del Rectorado, minutos antes de ingresar a una nueva sesión del Consejo Superior. Un vaso de agua sobre la mesa, el escritorio con papeles y carpetas. “Llego todos los días a las ocho y me quedo hasta que el día me deje. A veces son ocho horas, a veces diez”, contó mientras se acomodaba en flamante su sillón de máxima autoridad de la Unsa.

Habló de manera serena, pausada aunque reconoció que desde que asumió, el tiempo se volvió otra cosa. La vida en el rectorado es intensa: se mueve entre reuniones, llamados a Buenos Aires, informes técnicos y la urgencia de una universidad que exige respuestas todos los días. “Algunas noches —casi como una confesión comentó— puedo sentarme a cenar con mi familia. No siempre, pero a veces”.

La UNSa atraviesa un momento complicado y Nina asumió una menuda responsabilidad: “imaginé que sería así desde el primer minuto”, señaló.