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Este domingo 15 de septiembre, la ciudad de Salta se convertirá una vez más en el epicentro de la devoción y la fe, cuando miles de peregrinos se reúnan para renovar su pacto de fidelidad con el Señor y la Virgen del Milagro.

La procesión, que dará inició a las 15.15 horas, culminará en el Monumento 20 de Febrero, donde el monseñor Mario Antonio Cargnello encabezará el acto simbólico en el que los fieles renovaran su compromiso para el año próximo.

Esta celebración, que se ha convertido en una de las más importantes del norte argentino, atrae a fieles de todas partes del país y del extranjero, quienes llegan a Salta para participar en una jornada cargada de emoción y espiritualidad.

La Fiesta del Milagro tiene sus raíces en el siglo XVII, cuando, según la tradición, una serie de eventos milagrosos salvaron a la ciudad de Salta de un terremoto devastador. Desde entonces, los salteños han mantenido viva esta tradición, renovando cada año su pacto de fe con los santos patronos de la ciudad. La celebración comienza con la entronización de las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro en la Catedral Basílica de Salta, un evento que marca el inicio del tiempo del Milagro y que culmina el 15 de septiembre con la procesión y el pacto de fidelidad.

La procesión del Milagro es uno de los momentos más esperados y emotivos de la celebración. Miles de peregrinos, muchos de ellos habiendo recorrido largas distancias a pie, se congregan en la Plaza 9 de Julio para acompañar las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro en su recorrido por las calles de la ciudad. La procesión culmina en el Monumento 20 de Febrero, donde se realiza el pacto de fidelidad, un acto simbólico en el que los fieles renuevan su compromiso de fe y devoción.

La preparación para la Fiesta del Milagro comenzó semanas antes, con peregrinos de todas partes de la provincia y del país emprendiendo su viaje hacia Salta. Muchos de ellos recorren cientos de kilómetros a pie, enfrentando inclemencias climáticas y el cansancio físico, como una muestra de su devoción y sacrificio. Este esfuerzo es visto como una forma de expresar su amor y gratitud hacia los santos patronos, y de fortalecer su fe a través del sacrificio y la perseverancia.

La llegada de los peregrinos a la ciudad es un momento de gran emoción y alegría. Los salteños reciben a los caminantes con los brazos abiertos, ofreciéndoles comida, agua y un lugar para descansar. Este acto de hospitalidad y solidaridad es una parte integral de la celebración, y refleja el espíritu de comunidad y apoyo mutuo que caracteriza a la Fiesta del Milagro. Para muchos peregrinos, el viaje no es solo una prueba de resistencia física, sino también una oportunidad para la introspección y el crecimiento espiritual.

El día de la procesión, la ciudad de Salta se transforma en un mar de fe y devoción. Las calles se llenan de fieles que, con pañuelos en mano y lágrimas en los ojos, acompañan las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro en su recorrido. La atmósfera es de profunda emoción y espiritualidad, con cantos y oraciones que resuenan en cada rincón de la ciudad. La procesión culmina en el Monumento 20 de Febrero, donde se realiza el pacto de fidelidad, un momento de gran solemnidad y significado para los salteños.

El pacto de fidelidad es un acto simbólico en el que los fieles renuevan su compromiso de fe y devoción hacia el Señor y la Virgen del Milagro. Este acto, que se realiza cada año, es una muestra de la profunda conexión espiritual que los salteños tienen con sus santos patronos. Para muchos, es un momento de reflexión y renovación, una oportunidad para reafirmar su fe y su compromiso con los valores y enseñanzas de la Iglesia.

La Fiesta del Milagro no solo es una celebración religiosa, sino también una manifestación cultural y social. Durante los días previos y posteriores a la procesión, la ciudad de Salta se llena de actividades y eventos que reflejan la rica tradición y cultura de la región. Ferias, conciertos, y exposiciones son solo algunas de las actividades que se llevan a cabo, atrayendo a turistas y visitantes de todas partes. Estos eventos no solo enriquecen la experiencia de los peregrinos, sino que también contribuyen al desarrollo económico y cultural de la ciudad.

La importancia de la Fiesta del Milagro trasciende las fronteras de Salta, atrayendo a fieles y visitantes de todo el país y del extranjero. Para muchos, participar en esta celebración es una experiencia transformadora, una oportunidad para conectarse con su fe y con la comunidad de una manera profunda y significativa. La devoción y el fervor que se viven durante estos días son una muestra del poder de la fe y de la capacidad de la comunidad para unirse en torno a una causa común.